EN BUSCA DEL ESBOZO DE LA ESTRUCTURA

¿Qué tengo que hacer ahora? Si quiero crear un devenir debo dividir la noche de la violeta en partes. No sé si me interesa dividirlo así. En cualquier caso no veo en este momento otro procedimiento. Las partes podrían ser, por ejemplo (desordenadamente): antártida / cuarto de baño del bocatta o del ático / caída por la escalera / descenso de guillem sobre el cuerpo de adriana (a esto lo llamaremos «incidente») / llanto de ella en el sofá / desayuno al amanecer / ataque / proyección de la película porno gay casera (pequeño autorretrato azul) / dormir / el encierro de ellos dos en una habitación. El orden podría ser:

proyección: primer acto / representación profética de lo que va a pasar
incidente
ataque 1: cuarto de baño – yo
ataque 2: escaleras = huye por la ciudad – yo
antártida
desayuno

Así, el yo aparece cuando nace mi adolescencia, es decir, después del incidente. El acto fundacional de mi adolescencia es la noche de la violeta
por lo tanto mi yo es una consecuencia del incidente, es donde se destapa la esencia, así que la parte del incidente no estará escrita en primera persona.
Pero qué pasa en la antártida… el yo tiene que haber llegado a su máxima profundización, entonces se pone en crisis. La antártida no es exaltadora del yo, eso es barcelona. Quizá estoy tratando de justificar que me doy cuenta de que la obra es narcisita y que yo mismo critico eso desde el texto. Tal vez la antártida sea el mundo, y lanzar esta obra al mundo sea suficiente para que ese yo entre en crisis. No necesito crear el espacio de la antártida dentro de la obra porque ese yo ya se congelará en el mundo, en el papel, en el espectador durante o después de la función. Así que por ahora no, no hay antártida, no de esta manera.
Y por qué una representación de lo que va a pasar en forma de peli porno. ¿Sólo porque fue así, porque esa noche vimos pequeño autorretrato azul, y porque queda bien el desdoblamiento de teatro dentro del teatro? No. Así que no hay representación, no de esta manera.
Empezar directamente con el incidente, que ya se representa a sí mismo y eso basta. Y luego entra el yo y viene toda la obra.
La obra puede ser entonces:

sólo el incidente
el incidente y uno o más ataques patológicos del yo
el incidente, uno o más ataques, y el desayuno de la mañana siguiente

lo primero sería ahora lo más difícil con el material que tengo
lo segundo sería lo más fácil
lo tercero sería lo más clásico (introducción, nudo, desenlace)

Impulso impulso impulso. Qué me dice la intuición… (me pongo música)

La intuición me dice… «que empiece con el incidente… que siga con varios ataques… que haya una antártida… y que nadie desayune nunca… la antártida enfría el ataque y lo petrifica… pero también ve barcelona desde la galaxia Andrómeda donde el yo es puesto en crisis, y tiene que haber una respuesta a eso, no un desayuno sino más bien una comida de mediodía con stephen dédalus. La esencia de mi adolescencia es también eso: vuelca hacia la luz, lo siento, ¡no soy alejandra pizarnik, recuerda! Soy emiliano pastor, y como al mediodía con stephen dédalus. Y dialogamos. No dialogamos al final de mi obra y al final de su novela, no: dialogamos en medio de la guerra, en el bar junto a la playa de san sebastián en barcelona.
No es en ningún caso una conclusión sobre lo que ha pasado, estamo los dos en plena esencia adolescente.»

Mmm… parece que me intuición dice cosas algo caprichosas. Vamos a pensarlo. Porque se entiende que él sustituye a guillem… Y la argumentación de que no haya antártida porque el mundo cumplirá esa función me convence más. Dijimos que el recorte es la noche de la violeta, y me he ido más allá. De acto fundacional he pasado a charla con personaje de ficción, no puedo incluir todo en la obra. Lo que me falta es un recorte conceptual más afilado.

Qué es la noche de la violeta.

Es el acto fundacional de la adolescencia.

Ok. La consagración de la primavera. Entonces no hay charla con dédalus. Hay el incidente, y muchas cosas después: hay ataque, hay recuerdos del estanque, y hay entusiasmo también – no soy alejandra pizarnik, no soy emilio garcía wehbi. O sea, 1 – incidente, 2 – ataque, 3 – y finalmente…

Hay desayuno
que no es el final de la adolescencia, sino el principio
y el sol revienta.

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EN BUSCA DE LAS LEYES PERDIDAS DE LA OBRA

Primer paso: buscar un recorte temático más ajustado. La obra habla de la adolescencia, de mi adolescencia, pero eso es muy general. La profundización en el proceso viene a menudo de destruir lo anterior. Trabajar con veladuras: no poner el sentido de la adolescencia. No titularlo «mi adolescencia».
Posibles recortes:
la autoinvocación de un adolescente
la profundización hacia el yo de un adolescente
la exposición de un adolescente
el adolescente que hace de su yo el centro del mundo
el adolescente incapaz de salir de su yo
la lucha del adolescente con el mundo
la adolescencia como esencia y no como etapa
el éxtasis adolescente
la autobiografía
la plasmación del núcleo de mi adolescencia

Sí, pero ¿qué núcleo es ese? ¿Qué núcleo incluye la represión sexual, la fobia social, el éxtasis, el amor? Mi yo incluye todo eso. La adoración a mi yo adolescente. No: capturar la esencia de mi yo adolescente. Y entonces, ¿qué forma puede contener eso? Sin pensar en teatro, ni en Sarah Kane ni en Rodrigo García ni en Heiner Müller ni en Elfriede Jelinek (bueno, me resulta inevitable), sino pensando en las necesidades del material existente. Hasta ahora es la voz de un solo yo que se expresa, parecería que el monólogo es lo más apropiado. Pero no pensar en monólogos, ahora no hay ningún actor diciendo el texto, sino una manipulación del texto mismo.
Pero… ¡capturar la esencia de mi yo adolescente es una intención o motivación, no es un recorte! Debo elegir el recorte que capture esa esencia
y que me ayude a trabajar. La noche de la violeta puede ser un recorte… Quizá un argumento pueda ser también un recorte,pero esta obra no es claramente argumental.
Tal vez la obra sean distintos enfoques de la noche de la violeta, esa noche traumática en mi vida… Acercarse a esa noche desde muchos ángulos y concentrar todo allí, en esas horas, nada más. Muchos acercamientos a esa noche, no realistas. Esa noche contiene la esencia, además tiene un pasado, un acontecimiento y un futuro. Es el acto fundacional de mi posterior enfermedad. Es el núcleo sexual, es también una crisis del yo, es autobiográfico…
Entonces el recorte es la noche de la violeta, diferentes representaciones de lo mismo, o un devenir, o las dos cosas…

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Estoy muy confuso. Muy. Muy perdido. Tengo ganas de seguir escribiendo esta obra con fotografías. No sé. He olvidado lo que es una obra de teatro. NOTA PARA MAÑANA: Necesito ir en busca de las leyes internas de esta obra. No sé si me da la resistencia para seguir produciendo textos y textos sin saber qué hacer con ellos. Hoy he escrito esto, sin saber como ni para qué. Casi nada es original mío, lo copié todo de internet.

El adolescente espera en una plaza con palmeras, una plaza por lo demás muy conocida. Ha olvidado por completo lo que es un texto dramático, ¡por completo! Plagia partes enteras de otros libros. Pan el Dj avanza a través del asfalto sólido por la cintura como si fuera el mar, su piel encostrada de chicles y gravilla; Eros se multiplica en una docena de jóvenes mochileros desnudos de Sants –exubertante sudor– con los pies embarrados y polvillo de ceniceros por los muslos. Vamos a explorar más territorios: equipos de selección de alto rendimiento. Comida dinero sexo sueño sol arena y sinsemilla. Belleza. El agresor y la víctima (fenómeno de simbiosis) de donde salen trenes de larga distancia. Es el centro histórico de la ciudad que fue bombardeada. Dionisos el muchacho ebrio que muere o es herido en una paloma; todo ser viviente sacrificado o destinado al sacrificio. Publicar algo en un sitio web y ver respuestas: la ciudad floreció y llegaría a ser una de las principales potencias mediterráneas, existió un espacio reservado para el nudismo y se acumularon entrevistas a adolescentes en cajas en áticos, la irrupción brusca de un nuevo modo de trabajo desestabilizó esta costumbre; así es que llevémonos las pistolas a la cama y despertemos a la ciudad a medianoche como bandidos borrachos celebrando con andanadas, el mensaje del sabor del caos (más conocido como El Putxet). No éxtasis. Otra cosa.

Comment posted by CresceNet
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Esta es la continuación de la narración del vídeo «porno» casero. Ya han grabado la cinta y ahora el adolescente se la quiere entregar a su destinatario.

Vista frontal del Teatre Nacional de Catalunya. De noche. Marzo. En un rincón, el pequeño adolescente espera. Dieciséis, diecisiete minutos: lo que sucede es del reino de lo mortal, una niña que vuelve a casa con su padre, un perro, mujer joven, nadie, nadie. En las manos del adolescente un paquete, dentro del paquete el vídeo LA NOCHE DE LA VIOLETA. Dos chicas vestidas de negro abren las puertas de la sala grande, el adolescente entra al hall y escucha el rumor lejano de aplausos. La gente sale contenta, pero Guillem no está entre ellos. Las mujeres con tacones, al descender por la escalinata, no tropiezan.

El sábado se repite algo parecido, sólo que ahora el adolescente espera menos tiempo porque sabe aproximadamente a qué hora termina la obra. Está en un rincón, hoy más nervioso que ayer, mirando el funcionamiento de la escalera mecánica, y perdiendo valiosas oportunidades de encontrar a Guillem entre la muchedumbre.

El domingo es más triste, porque es la última función y además ni siquiera ha oscurecido. Pero ahí está el padre de Guillem.

-Bien, muy bien, con proyectos.
-Un premio, ¿no?
-Sí, varios. Cosillas, bueno.
-¿Te ha gustado?
-Bastante.
-Fantástico.
-Ah, esto es para Guillem. Si se lo puedes dar, dile que de mi parte.

Volver caminando por la Meridiana se le hace inmortal. Ay, no: había venido en bici. Regresa, saca la llave ciento cincuenta metros antes y desata la bici. Pedaleando a casa.

*

El contenido del vídeo LA NOCHE DE LA VIOLETA se reproduce en un televisor.

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Escribo ahora sobre el capítulo de la Discoteca, improvisando la narración ante el micrófono de mi computadora y luego transcribiendolo al Word. También esta vez me pongo Beethoven para dar una nueva pasada sobre el texto y inflarlo más de inconsciencia. Me está costando mucho esta nueva etapa, no diviso la fusión entre los textos en tercera persona con los textos en primera. Estoy acostumbrado a que los procesos no tengas etapas bruscas, sino que fluyan, y por eso me siento algo descolocado. Aquí está lo que escribí:

Bueno, la cosa es así, no de otra manera. Hay un autobús que los va a llevar gratuitamente, qué alegría para todos. Esto del autobús se descubre, en general, cuando te lo comentan en el chat, y luego te fijas en la página de internet y ves que es cierto. Un autobús que de día se usa para hacer recorridos turísticos; de noche, le cierran todas las cortinitas rojas y ahí va, hacia la boca abierta.

Ahora en la esquina hay una serie de personas esperando, claramente no son como los demás. Son diferentes, ¡cuidado! Un par de travestis, unos cuantos jóvenes (algunos más jóvenes, otros menos jóvenes, eso se entiende, ¿verdad?), algún viejo y por supuesto adolescentes, entre ellos los amigos del adolescente.

El adolescente no llega tarde casualmente. Las cosas que el adolescente hace casualmente están en otra escena. Aquí no. Llega tarde porque ha perdido varios minutos mirando al grupo de la esquina desde enfrente, tras los arbustos de un bar. Ahí, parado, miraba. Ush, qué tonto, para qué hace eso, se podría decir. Sí. Pero como nadie lo ha visto, pues nadie lo sabe y no hay problema. Y aunque llega tarde, llega. Y aún así, tienen que esperar unos minutos más al autobús. Después de la espera, viene el autobús, es blanco, tal como decían en la radio, en la revista. Suben. El adolescente y las dos travestis saludan al conductor al subir. Gracias a las cortinitas rojas, todo el interior es muy oscuro y prometedor, mucha posibilidad de roce o pánico. Muchísima: dos hombres atrás miran el colgante en el cuello del adolescente. ¡No tiene reverso! Si sacan fotos: ojos rojos, sonrisas exageradas, farolas movidas en las esquinas de las cortinitas rojas.

El autobús no sale de la ciudad y no tiene intención de salir de la ciudad. Va hacia el Besós pero no quiere cruzar el Besós. Pero casi sale de la ciudad. Va a ser alucinante.

Pulso, pulso, pulso. El adolescente aparta un poco la cortina, Barcelona no es la misma vista de esta manera. En este momento podrían accidentarse: dos muertes, doce heridos y el resto quién sabe; pero lo que va a suceder tiene otros tiempos. Están hablando con euforia. Gritos maricas. El adolescente cabría en los brazos de mamá, pero todavía tiene que atravesar muchos úteros. Salen del autobús.

Sale del autobús. Ahí está el local. Le sacan las pastillas psiquiátricas cuando le revisan la mochila y le dan el número 433, cifra bendita, si más tarde tiene que tomar sus pastillas tendrá que salir con el numerito. Bueno, acepta. No las tendrá a mano, pero acepta porque de alguna manera sabe que es una cifra bendita. Acepta el riesgo. Si las tiene que tomar, saldrá, mostrará el número bendito, las tomará, se irá corriendo o volverá a entrar para esconderse en el baño. Baño, paredes de baño, todo eso es otra historia. Entran al local.

Entra. Avanzando por el pasillo-puente hacia la sala de música electrónica empieza a sentir el retumbar. Avanza con la pequeña multitud hacia una multitud mayor, mayor en todos los sentidos, hacia el salto, de la mano de este o aquél amigo. No sabe qué es exactamente lo que va a cambiar su vida esta noche.

Si todas las personas saben cómo es una discoteca, ¿dónde está el misterio que las atrapa? ¿En la posibilidad de incendio? ¿En los pollos que han comido al mediodía? Lo que pasa es que el adolescente cree que la muerte está ahí, entonces si el adolescente está presente, la muerte está presente sin reverso.

No se sabe cómo pero después de tres horas y media de bailar, beber, bailar, beber, el adolescente está subiendo a la tarima. ¿Qué, a la tarima? Lo han subido, lo han obligado, lo han amenazado, no se sabe, pero el adolescente está subiendo a la tarima, tal vez lo han obligado desde la infancia para que suba en este momento, o sus padres se lo han prohibido y fomentado, quién y para qué, lo han empujado, el adolescente ha subido a la tarima y está obligado a bailar, quiere descender pero no le dejan, quién y para qué, en la tarima tienes que demostrar que quieres bailar mejor que los demás, quedarse inmóvil es como esperar ser fusilado, que baile, que baile, un salto mejor y más alto.

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Pensar en la relación argumental entre las partes. David Lynch: él mismo se sorprende, al escribir Inland Empire, de que las partes se vayan uniendo «solas». Provocar entonces ese «solas». Tratar de superar la conexión que hice entre las muchas escenas de «Mercedes Benz según los pájaros», superar ese devenir quitándole ingenuidad. No sé cómo, pero aprovechar la acumulación. Como toda historia adolescente, es una historia de aprendizaje.

¿Qué he dicho? ¿Aprendizaje?

Sí, es una historia de aprendizaje. O sea de masoquismo y amor. Hacia una luz que es también un apagarse, hacia una hoguera fría. Después de la parte en la Galaxia Andrómeda, que debe ser una sacudida en la obra, la conversación con Stephen Dédalus o lo que sea que pase, es una hoguera fría en la playa. Tiene que pasar en la playa, en noviembre. Octubre.

Qué cosas unen las partes de 2001 de Kubrick. Recordar estructura. Lo vagamente argumental es una excusa para un devenir más ondo, general, del personaje colectivo «humanidad». En mi caso, es lo mismo pero del personaje individual «adolescente». Lo meramente argumental es una excuso para un devenir más hondo, individual, mío.

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Empiezo a escribir la parte de porno gay casero. Elijo los personajes buscando fotos de desconocidos por internet. Al de la foto lo he llamado Pablo, iré mostrando a los demás en estos días.

Me cuesta cambiar el tipo de escritura, conservando lo mismo. La tercera persona se me hace dura y poco expresiva después de tanta primera. Y eso me hace llevarlo hacia una excesiva frialdad mal copiada de Elfriede Jelinek, cosa que no me interesa. Así que después de haberlo escrito, lo releo y con el segundo movimiento de la novena del amigo Beethoven, le doy más impulso, añadiendo sin pensar. Empecé queriendo ser muy obsceno y pornográfico y escatológico, pero me fui hacia algo más erótico y velado por cierto misterio y cierta perplejidad. En vez de cagar y embadurnarse con caca, la acción es distinta, espero que más inquietante aún, todo ello para hablar de la/mi represión sexual.

Marc se sienta en la silla, en esta silla, que ha sido colocada aquí – casi en el centro. Sobre la madera Pablo ha puesto la tijera y las tres gillettes de su padre, tan atascadas por los pelos de su barba. El otro gemelo está atando a Marc a la silla ya que Marc no puede atarse solo – qué pena. El adolescente, apoyado contra la pared, sin miedo de ensuciarla, enfoca a Marc y pone rec. ¡Rec! Marc puede ver los árboles de la avenida, y más allá una parte de la catedral en construcción. Qué ventana, pero mejor mirar a cámara.

-¿Más?

-Ajustad bien.

Va a empezar. Marc no debería preocuparse, en realidad no lo hace, está cómodo, está bien atado, la silla es muy pesada. La camiseta que lleva: sin mangas, blanca con grandes manchas grises y dos líneas negras diagonales que empiezan en el cuello. Ni una letra, bueno: algodón, made in. Pero eso no se ve a través de la cámara. A través de la cámara se ven las manchas grises de la camiseta. Se ve la línea que separa la camiseta de la piel en los sobacos. El doblamiento brusco de las cejas poco antes de llegar al centro. Esas cosas. El cabello cortado va cayendo al suelo. Pablo es cuidadoso pero cada vez que cierra la tijera se oye bien fuerte cyarc. Muchos cyarc entre silencios y cabello de la cabeza al suelo. El puntito rojo de la cámara en este contraluz es interesante para Marc.

Se acumula cabello cortado en el suelo, pero también en otros sitios, algunos sorprendentes, por ejemplo en las pestañas de Marc (entre parpadeos). Su lengua curiosa asoma entre los labios y se encuentro con el cabello cortado. Marc sabe ahora cómo sabe su cabello sin necesidad de haberse dejado crecer el cabello hasta la boca. Cabello igual a pelo. Su hermano mira atentamente. Muy atentamente. Pero qué atento está.

El adolescente hace zoom sobre la cabeza: una piel rosada como culito de bebé recubriendo todo el cráneo. De la piel rosada asoman breves matas de pelo, lo que queda, lo que la tijera o Pablo no han podido cortar. Imitación de los lugares más desamparados de Montjuïch. La cabeza está relativamente quieta, estable, lo que refleja la estabilidad interior de Marc. Espuma de afeitar sobre el paisaje. Embadurnamiento placentero tanto en la cabeza de Marc y en las manos de Pablo, como en los ojos de los que ven el vídeo al día siguiente. Todo está saliendo bien.

Gillette. Edwin ayuda, así que son dos gillettes afeitando la cabeza de Marc.
-Pica.

-Mm.

-Sin miedo.

-Di a cámara cómo te sientes ahora.

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Empiezo a escribir la narración siguiendo unos consejos estimulantes de mi amigo Javi, de los que rescato que básicamente debo ser muy informal, divertirme y desaprender mucho. Escribo algunos textos, no muy afortunados, pero tras una visita con mi novio al planetario de Buenos Aires, me apetece que una parte de la obra pase en la galaxia Andrómeda, para poner en crisis ese yo que se cree un héroe (desde Andrómeda ni siquiera se ve el sistema solar). Entonces pienso en la manera de Kubrick de hacer guiones según segmentos o episodios, seis o siete, y en la construcción de la globalidad a partir de la tensión de coherencia/incoherencia entre ellos. De esta manera, revisando las treina páginas de «voz cruda» que seleccioné, hago de forma muy rápida una serie de segmentos, que se acercan y se alejan a mi autobiografía:

  • LA NOCHE DE LA VIOLETA. Barcelona 2003. El adolescente, 17 años, en un ático de Les Corts, encuentra sobre un colchón a Guillem y Adriana besándose y tiene un ataque de ansiedad.
  • PORNO GAY CASERO. Se rueda una película porno con menores de edad. El adolescente está entre ellos.
  • ENCIERRO EN EL CUARTO DE BAÑO. Ataque reprimido. Afuera esperan los amigos.
  • DISCOTECA. El adolescente es obligado a la fuerza a no parar de bailar.
  • REPRESENTACIÓN TEATRAL. El adolescente llega a un teatro, donde espía la representación de esta obra.
  • GALAXIA ANDRÓMEDA. Allí, el adolescente (irreconocible – ¿es el adolescente?)
  • ENCUENTRO EN UNA PLAYA CON STEPHEN DÉDALUS. Hablan, pasean.

Comment posted by Emiliano Pastor Steinmeyer
at 11/15/2007 8:50:00 PM
Gracias, la intención era precisamente la desde este zoom out, que es un poco lo que pasa al final de la adolescencia. Pero no sé si lo voy a mantener. Puede que no me interese tanto mostrar que la adolescencia es una etapa que se supera, como mostrar que la adolescencia es una esencia que siempre está allí.

Comment posted by Adriana
at 11/12/2007 11:45:00 AM
¡Qué bueno lo de los segmentos, y cuánto me gustan los que has seleccionado! Es como un zoom out que en vez de ir afuera hacia la superficie, va hacia afuera a la profundidad.
Tengo muchas ganas de seguir leyendo!!

Comment posted by theDruid
at 11/7/2007 1:52:00 PM
Que capo Tantanian…..

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Segundo encuentro con Alejandro Tantanian

Le llevo a Alejandro los textos que he escrito, con la intención de plantear una pregunta fundamental: ¿Cómo construir con todos estos textos un devenir de acciones en el tiempo? O sea, cómo hacer que no sea una serie de poemas, sino un suceso desarrollado.
Alejandro me confirma que he hecho un buen trabajo de coherencia entre los textos, y que hay una voz en todos ellos. Pero es una voz cruda, donde se ha borrado la situación y el contexto, y lo que Alejandro me propone es crear ese contexto. Pasar a una segunda etapa: escribir «el cuento».
Esto significa dejar de escribir por ahora desde el yo, y tomar un narrador testigo que no es Emi y que percibe el mundo en su totalidad. Así ingresaré al mismo mundo desde un lugar más objetivo, teniendo presentes los textos que ya he escrito, y se producirán una serie de acciones y situaciones en orden.
Todo esto me chocó mucho, no esperaba una propuesta así. Pero quiero probarlo, olvidar aún más el teatro (me hizo ver que el hecho de que fuera un YO que habla es muy convencional).
Luego, en una tercera etapa, cruzaremos los materiales anteriores con lo que surja en este cuento. Todo lo que ya pueda cruzar mientras escriba el texto, es bienvenido.
Detenerme en los detalles si es necesario, describir. Meter diálogo o no, según vea.
Tener en cuenta que es un paso para seguir, no una obra literaria. Se me da horrorosamente mal escribir cuentos, pero no debo tener pudor, sino intentar seguir con la misma libertad de antes, pero aplicada a otro cauce. Calculo que al principio me va a costar bastante.
Aún no puedo vislumbrar qué va a surgir.

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DÍA DE PERSECUCIÓN DE LOS TÓPICOS

Busco «SOL» en el documento. Usado 8 veces.
Sustituyo los 8 casos por: «LA FAROLA»

Busco «LUNA» en el documento. Usado 0 veces.
¡Bien!

Busco «LLUVIA» en el documento. Usado 5 veces.
Sustituyo 3 casos por: «LA TORRE AGBAR»

Busco «HORIZONTE» en el documento. Usado 2 veces.
Sustituyo los 2 casos por: «BESÓS»

Busco «TUMBA» en el documento. Usado 2 veces.
Sustituyo los 2 casos por: «COLCHÓN»

Busco «UNIVERSO» en el documento. Usado 2 veces.
Sustituyo los 2 casos por: «CIUDAD»

Busco «ESTRELLA» en el documento. Usado 5 veces.
Sustituyo los 5 casos por: «BALDOSA»

Busco «SILENCIO» en el documento. Usado 9 (!) veces.
Borro 2 y sustituyo 5 casos por: «NI UN COCHE»

Busco «OJO» en el documento. Usado 15 (!!!) veces.
Cambio la mayoría por: «GAFAS»

Busco «FLOR» en el documento. Usado 8 veces.
Cambio la mayoría por: «BALDOSA» o por «LAVABO»

Busco «PÁJARO» en el documento. No me acuerdo cuántas veces.
Cambio la mayoría por: «UNIVERSITARIO»

Busco «MARIPOSA» en el documento. Usado 2 veces.
Cambio las 2 veces por: «DROGADICTA»

Busco «NATURALEZA» en el documento. Usado 1 vez.
Lo cambio por: «URBANIDAD»

Busco «FUEGO» en el documento. Usado 3 veces.
Cambio 1 vez por: «AMBIENTADOR»

etc
etc
etc

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