Me crecen los enanos

Toco el piano tranquilamente en La Celda cuando aparece el vecino de abajo picándome por el patio de luces. Abro la puerta corredera de vidrio para escuchar cómo se queja del ruido. ¿Pero tú no trabajas fuera de casa por las mañanas? Ya no. ¿Ahora trabajas por las tardes? No, me he quedado sin trabajo, estoy en paro.

Su hija se cuela por la puerta mientras hablamos. Es diminuta, tan pequeña que la media melena estilo paje le llega al suelo y mientras anda es como si lo fuese limpiando. No sabía que tuviese una hija. La enana diminuta coge la partitura de las Variaciones Goldberg y cuando me descuido se la está comiendo. Su padre se desentiende de la situación y se pira para su casa. Regaño a la niña y le arrebato la partitura mientras voy pensando cómo conseguirla de nuevo: con el emule, pero tendré que arreglar la impresora, que no utilizo nunca excepto para imprimir partituras porque no me queda más remedio. La enana diminuta sale corriendo y la persigo hasta su casa.

Esta entrada fue publicada en Astronauta ficción, La Celda. Guarda el enlace permanente.

4 Respuestas a Me crecen los enanos

  1. astronauta dijo:

    Gràcies, martí.

  2. astronauta dijo:

    guapo el vídeo, carles

Los comentarios están cerrados.