Taller de Público para Público, Raquel Ponce en el TEA

La gente de Tenerife está de suerte, porque nos visita desde la isla de Gran Canaria la artista Raquel Ponce para realizar su «Taller de Público para Público» en el TEA, Tenerife Espacio de las Artes, dentro del contexto del Laboratorio de Acción. Personalmente este es para mí un motivo de gran alegría: Raquel me ha pedido / ofrecido que le acompañe en su proceso y cuando uno entra en contacto con trabajos así es imposible negarse.

Desde mi punto de vista, el Taller de Público para Público de Raquel Ponce es una de esas propuestas que creo muy necesarias y a la vez están llenas de magia. Normalmente podría asociarse lo útil, lo necesario, a la parte de taller y la «magia» a la emoción suscitada por lo estético de una pieza. Sin embargo, aquí ocurre una simbiosis particular, porque el espacio donde Raquel trabaja es un amplio espacio difuminado entre una cosa y otra, que no deja nunca de ser ambas. Y si el público trabaja la mirada en cada propuesta artística, aquí ese trabajo se hace explícito (es un taller). Pero desde dentro de ese taller, igualmente, nos cuestionamos… ¿es esto un taller? ¿No estoy viendo una pieza de danza, de teatro, una performance? En fin, que todo esto lo he escrito del tirón no solo porque crea en el valor de esta propuesta, sino también porque va a ocurrir, y es como cuando quieres que un amigo no se pierda una película que sabes que le va a gustar.

En las propias palabras de Raquel:

TALLER DE PÚBLICO PARA PÚBLICO

Se trata de una propuesta teórico-práctica sobre el papel y la responsabilidad que tiene el público como modificador y transformador del resultado artístico. Un taller de público, para público, en el que poner en práctica, profundizar y transformar las diferentes posturas, comportamientos y actos-hábitos que poseemos como espectadores.

¿Podemos “todos” ser público para “todos” los trabajos artísticos? ¿Se puede aprender a ser un público alternativo, emergente, experimental, autónomo e independiente? ¿Existe un público profesional y otra amateur?
Durante el taller se intentará construir un manual propio de conducta para público contemporáneo, según un abanico de acciones participativas propuestas.

La actividad es gratuita pero requiere de inscripción previa. Las personas interesadas en asistir deberán enviar el formulario de inscripción, disponible en la web de TEA, y una carta de motivación al correo actividades.tea@tenerife.es

Para un completo aprovechamiento se recomienda la asistencia durante los tres días programados.

VIDEOMATÓN con Fabián Augusto Gómez Bohórquez

Mañana veremos en el LEAL.LAV ‘Moerugomi, Basura para quemar’, del performer colombiano afincado hace ya mucho en Madrid, Fabián Augusto Gómez Bohórquez, que se presenta rápidamente en este nuevo ‘VIDEOMATÓN’ junto a su equipo en escena para hablárnos un poco de este trabajo.

Fabián, que ya nos había visitado años atrás como intérprete de Angélica Liddell, ha venido a realizar residencia artística a partir de la que este trabajo ha crecido en dos semanas y se ha visto reforzado. La muestra será mañana viernes 23 en la sala principal del Teatro Leal a las 21h.

Convocatoria residencias SOLAR 2018

Tengo que pedir disculpas tanto a SOLAR como a la gente que conozco y que no, pero a la que me hubiera gustado hacer llegar esta convocatoria antes. Mucho trabajo en este inicio de año ha hecho que se me pasara. Aún así, queda algo de tiempo para que si tienes una propuesta la adaptes o imagines para el contexto de SOLAR, que he de decir que es uno de los mejores para hacer aterrizar un proyecto personal y el propio cuerpo, para desarrollar tal proyecto, contaminar y dejarse contaminar por el alrededor en un entorno de absoluto cuidado. No lo duden!

Convocatoria Residencias 2018
SOLAR ACCIÓN CULTURAL SOCIEDAD LUGAR ARTE
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La convocatoria para RESIDENCIAS ARTÍSTICAS y de INVESTIGACIÓN es una de las líneas de trabajo más importantes de SOLAR. Acción Cultural Sociedad – Lugar – Arte. Está basada en los mismos presupuestos teóricos que todas las acciones culturales que se desarrollan en el contexto de la asociación, es decir, apoyar a los artistas y sus lenguajes, a los investigadores/as, crear espacio social, generar nuevas conversaciones y proyectos, y convertir al ciudadano en parte activa de la cultura de su entorno.

SOLAR. Acción Cultural desarrolla, desde el año 2015, este programa de Residencias, habiendo sido beneficiados artistas e investigadores/as locales. Con el ánimo de afianzar el Programa de Residencias, para la convocatoria 2018, SOLAR cuenta con el apoyo, en forma de patrocinio, de TEA Tenerife Espacio de las Artes, permitiendo así la ampliación de esta línea más allá de lo estrictamente local.

Por este motivo, se convocan para 2018, 1 RESIDENCIA ARTÍSTICA para artistas con residencia en la isla de Tenerife, 1 RESIDENCIA de INVESTIGACIÓN para investigadores/as en Humanidades o interesados/as en la práctica curatorial con residencia en la isla de Tenerife y 1 RESIDENCIA ARTÍSTICA para artistas residentes fuera de la isla de Tenerife, independientemente de su nacionalidad y el lugar donde vivan.

Bases de la convocatoria aquí.

The Lieder, dos actos de resistencia en TNT + video

The Lieder es el proyecto que Javier Cuevas y Sara Serrano estrenarán el próximo sábado día 30 en el contexto del Festival TNT de Terrassa.En otros momentos ya hemos ido revelando por aquí en qué consiste, en la medida en la que la propia práctica nos lo ha sido revelado a nosotros, encontrando sus significaciones por el camino, sobre la marcha. Porque como bien se indica, The Lieder son dos actos de resistencia: marchar y cantar. Juntos. Vaciar así de contenido dos actos colectivos usurpados por el poder y recargados de otras cosas en el momento de coptarlos. Marchar como ejercicio de vaciado y limpieza, por tanto, dando lugar a que en sus huecos pueda aparecer dónde hacer hogar, nido desde el que reapropiarnos de nuevo de la marcha y el canto como contenedores, pudiendo hacer que en ellos quepa un nosotros de nuevo, o un nuevo algo al que llamar nosotros.

The Lieder comenzó casi como una invocación profética hace poco más de año y medio. Ese ha sido uno de sus motores, invocar primero, sembrar en la tierra luego lo invocado para esperar con cuidado, con más curiosidad que expectativas por la forma resultante de lo sembrado. Desde ese momento The Lieder ha ido desarrollándose, evolucionando, podándose, nutriéndose gracias a muy distintos cuerpos que practicaron con nosotros, que convirtieron la práctica en otra cosa. Todo ello por medio de distintas residencias y visitas en festivales, lugares nuevos a los que hemos transplantado el primer brote, la práctica, germinada en la tierra dura y fértil del volcán de Tenerife, gracias al soporte de la Asociación Solar. Allí comenzamos caminando y cantando tanto por espacios urbanos como en medio del bosque, encontrando una forma de «ópera-picnic»).

A partir de ahí, y con una segunda residencia en Tenerife donde las raíces del proyecto se afianzaron, llegó el momento de probar la práctica en otras tierras, con otros cuerpos. Y The Lieder estuvo en el Centro Párraga de Murcia, o en L’Estruch de Sabadell, siempre con un taller con gente local, indisociable del trabajo, que en cada lugar se ensanchaba y nos hablaba de sus posibilidades de ser enredadera pero, sobre todo, de su capacidad para resistir latente, como el cáctus que en letargo es capaz de reproducirse aún en los terrenos aparentemente más hostiles.

El paso por Nápoles para compartir la práctica en el contexto de AltoFest fue fundamental para medir y sopesar la envergadura de esta práctica, para soltarla y recibir lo que la gente del lugar nos devolvía, para mesurar el recorrido transitado, pues The Lieder es cada parada y el conjunto del camino, es decir, camino en sí mismo, a la vez proceso y procesión, meta-peregrinaje que se tiene a sí mismo por objeto. El propio caminar se nutre andando, no es movido por el empecinamiento de una promesa o en pos de una posible recompensa. En el rito de paso que The Lieder supone no hay intercambio: caminante y camino no van hacia lugares conocidos. Más bien quien transita deja que las cosas le lleguen, sin una idea o deseo imaginado en un futuro al que llegar. El futuro en The Lieder intentamos que ocurra como cada vez más en nuestras vidas, en el movimiento. Y la distancia que separa cada paso, en cada momento. Por ahí va ocurriendo un presente que se mueve a otro lugar.
Cargada de toda esa energía y a la vez ligera de equipaje, clara y desprendida, llega ahora al festival TNT la práctica de The Lieder. Por eso tenemos tantas ganas de compartirla. El final de un largo proceso que no es el final, sino el cierre de un círculo para un nuevo principio. Los cruces de caminos han hecho que todo esto tenga que ocurrir en Catalunya. En una Catalunya especial, al final de un proceso que no es el final, sino el cierre de un círculo para un nuevo principio. En Terrassa estamos muy a gusto. Estamos marchando y cantando juntos. Estamos parando. Estamos en silencio para escuchar lo pequeño. Estamos compartiendo mucho con la gente que nos hace el inmenso y generoso regalo de acompañarnos en las sesiones de taller. No les estamos integrando en nada. Les hemos dicho lo que somos y hacemos. Les hemos escuchado. Nos disolvemos para que no haya un adentro y un afuera. Ahora solo falta seguir dando pasos hasta el sábado. Que el sábado llegue el público. Y que sea lo que tenga que ser: público. Ahora más que nunca, para seguir dando pasos comunes.

Y aqui dejamos un vídeo especial, los típicos videomatones de Unknown Pleasures donde nuestro amigo Javi Cuevas ha sido pillado por el propio monstruo que ha ido creando, llevando consigo, eso sí, a Sara Serrano. Les esperamos este sábado.

We Can Dance – Esther Rodríguez Barbero – LEAL.LAV

We Can Dance de Esther Rodríguez Barbero, artista madrileña afincada en Bruselas, ha sido el segundo proyecto del año seleccionado en mini-residencia artística 3’33 de LEAL.LAV. Y en la muestra contamos con un público amplio donde nos alegró haber visto tantas caras nuevas y jóvenes.Las mini-residencias apoyan desde lo pequeño proyectos germinales en primera fase de desarrollo o gestación. Naturalmente ha pasado a formar parte de las mismas el acompañamiento a la artista en su proceso. A veces éstos trascienden el ámbito del LAV, como en esta ocasión, donde tuvo lugar un encuentro en la Asociación SOLAR entre Itsaso Otero y la propia Esther. Las dos residentes en SOLAR y LEAL.LAV respectivamente. Las dos envueltas en la reflexión sobre el espacio público y su intervención desde lo artístico. Al explorar territorios comunes que sembrar de interrogantes concretos, se dio un enriquecedor encuentro.

Esther Rodríguez Barbero, arquitecta de formación, ha realizado el movimiento transversal de cultivar su creatividad en los territorios de la danza, ya habituales para ella. Pero una no elige siempre lo que cree. Hay factores que potencian y moldean la personalidad, convirtiéndola en cierta indeterminación concreta. We Can Dance nace desde su necesidad de preguntarse qué concebimos o no como danza, pensando a partir de qué momentos el cuerpo en movimiento puede considerarse cuerpo que baila. Y también desde su curiosidad ante la legislación o prohibición del hecho de bailar en ciertos países. Finalmente, ambas cuestiones son abordadas en paralelo, en un acercamiento tan discursivo como corporal, poniendo en relación el valor del propio cuerpo frente al espacio público y urbano.

A la hora de compartir sus acercamientos a estas cuestiones se generan momentos muy frescos donde accedemos a un trabajo voluble, huidizo de nuestras miradas, capaz de hacerse muy presente o desaparecer. Que juega con las convenciones de la presentación escénica mientras trata los temas mencionados. De ese modo, seguimos las pautas que Esther ha decidido darnos, olvidando a veces que lo que nos propone es el revestimiento de una estructura, un cerramiento que está al servicio de una construcción mayor.

Por eso, entrar a la sala se convierte en parte experiencial de la pieza, realizando un recorrido por espacios normalmente inaccesibles para el público antes de llegar al espacio donde veremos a Esther bailar (¿o es esta invitación una pieza de danza que estamos haciendo entre todos?). Ese camino nos hace transitar el escenario vacío de la sala principal del Teatro Leal, donde realizamos un saludo como la gran compaía que somos.

Ya sentados cada uno en su butaca, ester, desde el linóleo, sigue hablándonos de su residencia, ahondando en lo que y le he mencionado más arriba, para interrumpirse y comenzar a marcar claramente compases de 4 en el suelo con los pies. Un movimiento imparable y progresivo que nos hace oir en el silencio de la sala, guiado por el tap que ella marca, el montón de techno que se está desarrrollando dentro de su cuerpo, sin que podamos escucharlo.

Esther se «interrumpe» el movimiento para recuperar el relato,  con toda la normalidad que su hiperventilación le permite. Entradas y salidas que hacen dejar de saber qué es dentro y qué es fuera, si movimiento o si relato, o cuánto de movimiento tiene el relato (cada vez más) o cuánto de relato tiene el movimiento (cada vez más), y cómo las líneas de esos dos acercamientos que antes definí como «paralelos», con la subida del latido del corazón, el sudor, y el calor, van reblandeciéndose hasta encontrar puntos de intersección para empezar a ser cada vez más lo mismo.

Esther tiene otra cuenta pendiente en su trabajo con algo que debería hablar con Amaranta Velarde, y puede ser como jugar a ser una dj, pero d no de disc, sino de dance. En todo momento lleva o juega a llevar un bpm marcado, para romperlo o sustituirlo por otro, intuyo también que escuchando cómo entra una música y va desvaneciéndose otra, aunque sus movimientos, ocupando cada vez más espacio, están realizados en silencio. Silencios atravesados de fragmentos cortísimos de luz o música, como metralla lumínica y sonora que a veces coincide, otras no. Fragmentos que nos devuelven a la esterilidad del fondo blanco. Que nos hacen poder imaginar tantas cosas antes y después del silencio que ha reservado para que estemos juntos y podamos imaginar estarlo aún más.Para terminar, Ester, sin abandonar la dinámica, nos invita a que entremos con ella a escena, si queremos hablar un rato de todas estas cuestiones. Precísamente, entrar a escena, confesó más de uno, era algo a lo que no sabíamos si se nos estaba llamando todo el tiempo, no solo al final.Juntos, en escena, hablamos más de esta complejidad de temáticas que de la pieza en sí, porque la conversación es movimiento, parte de la pieza que sigue sucediendo, y si está pasando no podemos hablar de ello con claridad.

Nos quedamos con la sensación de que con We Can Dance han llegado un montón de hallazgos inesperados que cambian la visión de Esther de su propio proyecto y de quienes la hemos encontrado. Y eso nos da ganas de seguir nuestro camino, al encuentro de tantas cosas.

Por motivos muy distintos me vienen al recuerdo nuestras queridas Elilsa Arteta, que también estuvo en el LAV hace tiempo con un proyecto llamado «Danza y política», por la manera de abordar tantos materiales y el contacto con el espectador. Pienso también más recientemente en el caso de Julián Pacomio, que si ser arquitecto nos trajo una de sus traducciones escénicas de un edificio que es a su vez la traducción de una novela, en su proyecto «Espacio Hacedor». Pienso en lo que le falta y lo que le sobra al proyecto de Esther conrespecto a esos otros proyectos que sin querer resuenan en mi. Nada es mejor que nada, me digo, pero en cualquier caso, en los múltiples caminos que todo esto puede tener, el trabajo de Esther ahora mismo es de hormiguita, de seleccionar y desechar, de tomar conciencia. Tiene un Iceberg de contenidos y en su manera de aproximarse a él todo está interconectado. Algo estupendo, por un lado, y cargante para ella, por otro, pues muchos pasadizos imprescindibles llevan al mismo lugar.

Tal vez Esther deba desenfundar su madera de arquitecta para bailar con su proyecto, extenderlo sobre una mesa como un cadáver o un plano, dibujar en planta la forma de esos elementos / órganos vitales imprescindibles para que la criatura pueda andar. Dibujarlos y comenzar a trabajar cómo se transita de unos a otros. «Less is more», con la planta del Pabellón Barcelona, decía la camisa que llevaba puesta el día que conocí a Ester en La Laguna. A lo mejor no era una casualidad.

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FOTOS:
_Las del teatro nos llegan gracias al buen hacer de nuestro Javier Pino.
_Las demás, cortesía de nuestras amigas de SOLAR.
_La última, de nuestro primer encuentro, como si esto fuera Instagram.

The Lieder / ALTOFEST- Nápoles

Desde el día 30 de junio acompañaré a Javier Cuevas y Sara Serrano en Nápoles, para formar parte del equipo al que se sumará Raffaella Menchetti para poner en marcha de nuevo la maquinaria de THE LIEDER, comenzando una nueva búsqueda de profundización en esta práctica, capaz de hacer cristalizar nuevas formas. A Tenerife (x2), Murcia y Sabadell se suma ahora Nápoles en el contexto de un festival human/site specific donde sobre todo nos interesará la adaptación del trabajo a las gentes, contextos y costumbres que se crucen en nuestro camino, o que hagan con nosotras camino al andar. Tras varios días de encuentro, como se explica en la convocatoria aquí, haremos una práctica compartirda con quienes nos hayan acompañado y quien se sume a conocer el trabajo ese último día.

ALTOFEST es un festival pequeño pero molón, realizado con una base fuerte de trabajo colaborativo que implica los distintos contextos en los que se celebra y lo hacen posible. Para conocerlo, mejor hacer click en el enlace anterior.

SPANISH MATXHBOX nace de un proyecto de plataforma de Creación Contemporánea Española que tras una serie de actividades internacionales cristaliza en un festival en E&G Teater (Stamsund, Noruega). Este año, damos un paso más, transformando el concepto de festival en una programación capsular capaz de ensamblarse en sedes de diversos encuentros y festivales que comparten una sensibilidad común con Spanish Matchbox, multiplicando el alcance y las posibilidades de interrelación de los proyectos que participan. Inauguramos esta programación capsular en ALTOFEST, un perfecto contexto de retroalimentación. que en esta ocasión realiza tres propuestas programáticas:
THE LIEDER, de Javier Cuevas y Sara Serrano.
WAKEFIELD POOLE, de Celeste González.
LUCHALIBRO – GUATEQUISTA, de Hugo Clemente.

Además, estamos muy contentos, porque aparte de esta cápsula de Spanish Matchbox y de poder compartir experiencias con público, artistas y talleristas, en Altofest tendremos la maravillosa compañía de Societat Dr. Alonso, presentes también en el festival para hacer una adaptación de Andrei Rublev, una paniconografía

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The Lieder se articula a partir de dos actos de resistencia: marchar y cantar. Marchar como acto colectivo y cantar como otro. En él, al marchar juntxs de una manera abstracta, vaciando de contenido la propia marcha, se consigue volverla concreta, haciendo hincapié en el marchar en sí. No es una manifestación, una protesta, un éxodo, o una peregrinación. Es todas ellas a la vez o ninguna. Es el principio a partir del cual muchos cuerpos encuentran un motivo común (y dentro de él muchos individuales) desde el que nace su propio movimiento, organizándose como los peces forman banco o los pájaros bandada.

Sobre él la voz aparece acompasada por el paso. El canto va al tempo del caminar. Con el coro, como ocurre en la procesión, en la expedición, en la marcha militar o en la excursión, acaba por no saberse si el paso marca el compás a lo cantado o la canción al paso. Es así como nacen los himnos, los cantares colectivos. Y tras caminar en el entorno urbano o en el bosque, la marcha y su canto entran una sala (de teatro) para que pasen otras cosas…

 

Indicaciones Artificiales / Carmelo Fernández

CARMELO FERNÁNDEZ

Carmelo Fernández es la concentración de un nogal en cada una de sus nueces.
Y el relieve de un centauro que pretende ir más allá de su metopa.
Carmelo Fernández es un Laocoonte apolíneo.
Y el letargo entre erupciones que hace al volcán parecer solo montaña.
Porque Carmelo Fernández es el desplazamiento de una montaña.
Pero solo porque es una crisálida a punto de volver a entrar al aire.
Carmelo Fernández es el año que una rinoceronta blanca amamanta a su cría.
Y la superposición de capas de nácar en la redondez imperfecta de una perla.
Carmelo Fernández es lo que ocurre entre la raíz de un drago y su flor.
O una pluma de faisán cayendo al mar en espiral desde lo alto de un acantilado.
Carmelo Fernández
es la línea imaginaria que separa y une las estrellas para hacer constelaciones.
La ceguera de un cangrejo muy pequeño en el fondo de una fosa del Pacífico.
Carmelo Fernández es todo lo que pasa tras la cáscara de un huevo de serpiente.
Y la fricción que desde dentro ilumina la tormenta
justo antes de que el trueno haya estallado.
Carmelo Fernández es la paciencia de la seda pendiente
en la tela de todas las arañas.
Y el abrazo de piedra que se dan la gravedad y los arcos del crucero de una iglesia elevada por la fe de sus cimientos.
Sí: Carmelo Fernández es un centauro.

Me apetecía mucho situar estas palabras diciendo dónde, cuándo, con quién. Hubiera dicho cómo intercambiamos nuevas ideas, antiguas batallas, renovadas identidades (algunas documentadas) en un ambiente afectado por lo que nos vapuleó en el teatro. Pero cambié de opinión. Nombrar a cada cual es tedioso como la alineación de un partido de fútbol. Me vi tentado por el entusiasmo ante cierta cantidad de ‘escena contemporánea’ asistente (por llamarla de algún modo). Banalidades mías que me hacen comprobar que al menos uno todavía no está completamente seco: a veces aún la emoción puede a lo demás. Como sea, en este esperado estreno en la Sala Insular de Teatro de Las Palmas de Gran Canaria el pasado viernes (y sábado) un grupúsculo de artistas salpicó el nutrido público, llenando un espacio que aunque conocía como espectador e intérprete, me parece siempre nuevo. Y Carmelo vació el patio de butacas para moverse ante el escenario. Y esa iglesia reconvertida , flanqueada por grandes pilares y con tanta altura, resultó tan atractiva por sí misma. La foto no hace justicia, pero era justo sacarla.

¿Qué es ‘INDICACIONES ARTIFICIALES?

No lo se. Ahí voy: Indicaciones Artificiales es un conciertazo. En él, Toño del Barco plays el piano y Carmelo Fernández plays el cuerpo. Decir esta aberración me parece imprescindible. El castellano cojea, no me acerca a lo que creo entender.

En la música que suena cuando ambos intérpretes tocan lo suyo hay espacio para que un bordón haga de mantra y nos meza por momentos alargados. También para que la melodía de uno repose y se deje transportar suavemente sobre el lecho armónico trenzado por el otro. Ambos comienzan el concierto en unas sonoridades mínimas que transitan de manera delicada hasta llegar sutilmente a momentos de gran intensidad y volúmen. Ahí ya pueden jugar con los contrastes, con lo abrupto, liberando bandadas de semicorcheas para que se difunimen en el aire y reposar de nuevo en otro bordón monocorde. O en el silencio. Porque en este concierto hay silencios. Muchos. De piano. O de cuerpo. O de ambos. Silencios de los que ocurren, que se escuchan. Silencios que, como están antes sobre el papel (anotados, porque han nacido de las músicas del cuerpo que baila el sonido y/o de los sonidos de mover el cuerpo) necesitan ser leídos. De ese modo, el silencio no es un ‘no hacer’ o una espera, sino la interpretación de una figura muda entre compases. Silencios donde ambos músicos se asoman a su partitura sin dejar de estar ante nosotrxs, y así reflejan la escritura con la acción. Escuchándose, en los transportes y apoyos mutuos con los que suenan y hacen sonar al otro, hay también espacio para la disonancia. O para abandonarse. Y buscar el camino del propio instrumento (piano o cuerpo), desentendiéndose del otro. Desencuentros desde donde sus frecuencias van ajustándose a cada vuelta. Y al reencontrar el unísono, asistimos al derrumbe controlado de toda la densidad de este trabajo sobre nosotrxs. El canal: la mirada de Carmelo, un estribillo capaz de volver siempre diferente e idéntico a sí mismo.

Un concierto, incluso, con momentos para solos, donde Carmelo casi desaparece para que veamos la voz del piano golpear su aparente inmovilidad, con nuestra mirada espiando cómo se mueve el otro cuerpo, atrincherado tras su instrumento. O donde una melodía de Toño resuena sin que pulse ninguna tecla, presente ahora en la secuencia: torsión de hombro / flexión de codo / giro de muñeca / rotación de homóplato /retroversión de columna / desequilibrio de pelvis / giro sobre el talón / paso al fondo / quietud.

Nuestro querido Jaime Conde-Salazar incluye en La danza del futuro un capítulo titulado La danza del futuro también está en el pasado, tal vez el cogollo de todo su ensayo. Viene muy bien recordarlo. Porque lo que Carmelo ha hecho con Indicaciones Artificiales, como dice Jaime,  «existe en muchos tiempos distintos. No es una cosa reciente, ni siquiera novedosa. Lleva pasando desde hace mucho». Al asistir (y observar, escuchar, dejarse abrazar por) Indicaciones Artificiales ocurre algo o todo de eso. Frases sueltas: «En esta habitación dormía el Califa» / «Este es el traje que usó la actriz para esa película» / «Los aborígenes fueron bautizados en este templo» / «Esta es la cama donde murió nuestro abuelo». Cada una da paso a un silencio que creemos hacer nosotxs con nuestro estupor. Y no. Es el pasado, que no ha pasado, pasando, haciéndose presente. Igualmente, en Indicaciones Artificiales muchas frases dan paso a un silencio que creemos hacer nosotrxs con nuestro estupor. Y no.

Podemos decir que con Indicaciones Artificiales viajamos al pasado. Es mentira, claro. La metáfora ayuda a nombrar algo incomprensible, que es que el pasado nos llegue. Asistimos a algo como una pieza de danza moderna de principios del siglo XX que en su intención antigua de ser avanzada reformula todo lo bailado antes y nos lo presenta de manera inusitada. Nuestros ojos de 1910, que nunca habían visto algo así, dibujan figuras geométricas siguiendo el movimiento de los brazos de Carmelo sin saber que éste sale de sus tobillos, articulados para desplazarse hasta el siguiente acorde, en 2017. En esta danza cuántica, Carmelo compromete su cuerpo en habitar un lienzo tridimensional, el enorme prisma del SIT, cuyo aire es capaz de centrifugar. De la geometría trazada nos hace ver cada punto, cada línea, cada mancha mientras la realizada, y es Toño quien les da color con el tono de sus notas.

Es conocida de sobra la cercanía íntima de Carmelo a las prácticas de Gurdjieff, uno de tantos códigos ocultos y presentes en la sinfonía en movimiento que nos hace escuchar. Con el viaje al (o del) pasado que hemos visto, estos códigos secretos bailan con lo que vemos, e igualmente posibilitan que la sombra de Nijinsky entre en la danza, dentro y alrededor de su cuerpo, permeable y rotundo. Pero quien haya resistido a leer todo esto podría pensar que Indicaciones Artificiales es un ejercicio de arqueología. Nada más lejos. En ese figurado «viaje al pasado», Carmelo estaría incorporando una danza sin pretensión vanguardista o rompedora, sino clásica, en el mejor de los sentidos, como es el de abrazar las danzas del futuro que le precedieron. Por eso Carmelo no revisita ni reversiona nada. Se vacía ante nosotrxs y es él quien se deja visitar por algo. Entregándose, es poseído y nos lo traspasa.

Así llega, incluso, el personaje, con un juego de máscaras. Desde el fauno a la bailarina, el humor y lo sensual desarticulan el lugar que ocuparan antes la geometría o la fuerza. Y en ese carrusel de posesiones, humor y sensualidad se dan la mano para irse al extremo: aparece entonces Belcebú. Temperatura de horrores profundos, de negrura y exceso. Y la voz (única parte del cuerpo que quedaba por mover) escupida como lava.

Discutimos luego lo oportuno de la textualidad en la pieza. Opiniones. Tal vez en una propuesta donde debamos hacernos cargo tan claramente de nuestras expectativas e incomodidades, enfrentarnos al texto y encajarlo sea otra de ellas, otro reto más que nos es lanzado. Como sea, ese otro Carmelo, el de fuera de escena, no el eterno, trabajará para decidirlo. Porque últimamente parece que es lo único que hace. Trabajar. Y por eso le debemos tanto agradecimiento.

Como epílogo:
ENTRE LO QUE PODRÍA HABER SIDO Y LO QUE AÚN NO SERÁ.

No sabía que escribiría y menos esta parrafada. Uno acaba de actuar en una nebulosa donde no atisba muy bien quién es y qué acaba de pasar. Fuera de lo racional y el lenguaje. Lo curioso es que me pasara a mí viendo hacer. Las primeras líneas de este texto nacieron en un barco de regreso a Tenerife. Me resistía a que fueran un poemita, qué cursi. Luego me abandoné. Pensé: si viene de algo tan honesto, el poema será una herida. Y una herida nunca es cursi. La estética es una ética, dicen por ahí personas que saben.
Carmelo Fernández trabajó y compartió un embrión que aún no era esto en el LEAL.LAV para ir a trabajar a Graner con Sonia Gómez. Qué gusto verla siempre y qué bien le viene al trabajo. Es bonito preguntarse si es ella, o ella y el entorno, o el entorno y el triángulo Toño/Sonia/Carmelo quienes han compuesto una serie de indicaciones artificiales con que dar organicidad a lo geométrico, o bien desnaturalizar lo orgánico. O si es la pieza una composición de indicaciones artificiales para quien mira.
Sea como sea, pienso en lo que aún no será, pero será. Muchos programadores o espacios queriendo este trabajo vibrando cerca. Habrá quien diga que tengo demasiada imaginación. Pero lo que digo es lógico: siendo avispado, ¿quién no programaría una pieza donde aparece Nijinsky? Sería vivir con mentalidad de 1910. Y ahora debemos trabajar nuestro presente.

SEÑORAS/PRINCIPIANTES – Entrevista con Carlota Mantecón

Son las 13:30 pasadas del viernes 21 de abril y no he ido a comer, sigo en la sala de cámara del Teatro Leal de La Laguna porque hoy no es un viernes cualquiera. Mientras espero que Irene ZiREjA llegue a la sala donde se quedará ultimando detalles para la muestra en proceso de UnpACKAGING, trabajo que realiza en el LAV en mini-residencia 3’33, me encuentro con una versión muy sonriente de Carlota Mantecón. Y es que acabamos de despedir a un grupo tan grande como alegre de mujeres que rondan los 65 años tras la primera sesión de SEÑORAS / PRINCIPIANTES, el nuevo proyecto que la artista y compañera realiza en LEAL.LAV, y de eso vamos a hablar.

Carlota Mantecón

Aunque yo ya sepa un poco de dónde surge este proyecto y qué cosas previas tiene, Carlota…
Bueno, el origen de esta historia está en un señor al que le empecé a dar clase…

¡Ah! ¿Un señor solo?
Sí, un solo señor.

Pues entonces no lo sabía tan bien…
Le empecé a dar clases particulares de conciencia corporal hace cinco años, justo en el momento que había salido de una formación super académica en danza, en el London Contemporary Dance School. Tuve que adaptar toda esa forma de trabajar a una persona de 80 años que ni por asomo iba a poder… poner su cuerpo a disposición de la danza en esos términos. Eso a me hizo cuestionarme cosas y sobre todo volver a lo básico…

Perdona que te interrumpa… ¿Cómo es que le empezaste a dar clases a una persona sola?
Por una amiga mía que es masajista. A ella le di una clase de conciencia corporal y le ayudó a recolocar los hombros. Eso le afectó en la vista, el ánimo… Esta chica tenía un cliente al que dio masajes durante 7 años, y como es muy creativa, añadía a sus sesiones otros trabajos de cuerpo. Llegó un momento en el que se fue de la isla y me dijo: «eres la única persona que se me ocurre que puede seguir trabajando con él».

¿Era un señor mayor, o…?
Era del que hablábamos antes. Un señor de 80 años, exmilitar. Y nos fue muy bien. Le cambió el cuerpo, la actitud, la predisposición… Durante 4 años trabajamos una vez a la semana. Eso me animó a dar clases de cuerpo y movimiento, de danza para personas de otra edad, para «gente grande», que es muy bonita esa expresión. Empecé a trabajar con ellos, a darme cuenta de que el espíritu por el que se viene a clase es otro, que siguen siendo cuerpos que se pueden oxigenar, que se puede hacer un trabajo de higiene corporal interesante sin entrar en lenguajes tan concretos como una técnica de danza contemporánea o clásica… eso derivó en ganas de que se convirtiera en un proyecto artístico, de ir más allá de mover el cuerpo para entrar en otras cuestiones. Aunque el primero fue un hombre, me resultó llamativo que una vez más fueran las mujeres las que respondieran a este tipo de cosas. En los últimos 4 años las personas con la que he trabajado han sido principalmente mujeres. Eso me conectó con el deseo de hacerles un homenaje por y para ellas con el que entender de dónde vienen y a dónde vamos. Ellas como mujeres que pertenecen casi a otro siglo y yo como mujer que pertenezco a este momento. Ellas también, pero con todo ese bajage. Ahí el proyecto surge… desde esa… ¿sensación? Y ha ido gestándose a partir de lecturas, intuiciones…

Siguiendo el hilo, tras trabajar con aquel hombre, te animas a dar clases, se te apuntan mujeres, les das esas clases, digamos, sin una intención «dancística», es decir, sin intención creativa. Bueno, creativa sí, pero no artística. Sin pensar en una finalidad estética, en mostrar nada. Y ahí se da la paradoja de… ¡Hola! Estamos grabando una conversación…

(Irene, con el grupo de amigos que le ayudan y con su pequeñín acaban de entrar en la sala. Terminamos la conversación mientras se preparan).

Bueno, Carlota, la paradoja que parece darse es que estás trabajando toda esto al margen de lo artístico, pero luego se crea una rutina, en el mejor sentido, y la propia práctica pide esa otra parte. No hay una impostura para crear una obra, sino que la constancia de la práctica solidifica en eso.
Sí. Todo deriva en eso. Naturalmente se nota que hay algo más allá, tal vez por ser un grupo de personas concreto y las necesidades a las que se está atendiendo. Eso nos lleva a preguntarnos, «¿Y ahora, a dónde vamos… juntas… con todo esto?»

Entonces, entendiéndote bien, con esa experiencia y conciencia recogidas durante años tu propuesta en el LAV es plantear el proyecto desde este punto: la práctica tiene una deriva y una necesidad y el LAV puede ser un buen contexto para ella.
Sí. porque también es verdad que yo ya tenía el gusanito y no sabía cómo se iba a expresar. En clase empezaban a aparecer poco a poco necesidades de hacer otras cosas. Entonces hubo un trabajo que vi aquí que fue la cerilla que me prendió para… Hablo de lo que hizo Quim Bigas con los adolescentes…

(Quim Bigas tiene un proyecto de trabajo con adolescentes que deriva en una pieza escénica. Con jóvenes de su pueblo la presentó en el Antic Teatre, Barcelona, con el nombre de FESTUCS. En Tenerife, tras un mes de trabajo con alumnxs del IES LA LABORAL en mayo del año pasado creó el grupo CARNE FIESTA. La pieza que presentaron en el LAV se tituló Activaciones para un rugimiento silenciado).

Carne Fiesta

CARNE FIESTA en el LEAL.LAV. Foto: Javier Pino.

Para mí ese trabajo es importante. Forma un grupo de personas muy específico y atiende a cosas muy importantes en la sociedad, y de repente dije… «oye, esto lo tengo que hacer».

¿Cuánta gente se te ha apuntado en esta convocatoria?
33 mujeres.

¡Eso es mogollón!
¡Sí, es muchísimo!

 

¿Y cómo lo llevas?
Bueno, pues la verdad es que ha sido muy bonito descubrir que hay una necesidad real en el contexto de poner esto en marcha para este sector de «gente grande». Por esa misma sensación de necesidad a mi me apetece darles cabida en la medida que sea posible en el proyecto. Durante las doce sesiones voy a trabajar con 15 y las otras 17 serán invitadas a praticipar durante la última semana y media del proceso, porque se va a abrir un hueco para que ellas puedan estar.

Hoy ha sido el primer día. ¿Qué te has encontrado?
Pues a unas mujeres totalmente abiertas, dispuestas, con muchas ganas, llenas de implicación y de entusiasmo… ¡y estoy realmente facinada! Y con muchas ganas de ver qué nos pasa en esto.

¿No ha habido resistencias, miedos de antemano, prejuicios…?
Nada. Ninguna reticencia. Ningún prejuicio, cosa que me ha sorprendido bastante también, porque yo venía con la idea de que al igual la gente legaría a tomar una clase para ponerse en forma o para moverse un poco. Y cuando les he contado de qué trataba el proyecto PRINCIPANTES y por qué esa palabra, y desde ahí hacia a donde, ha sido todo…

¿Nos lo podrías contar?
A mi me parece una palabra muy bonita. Leí una vez en un libro sobre the beginner’s mind, la mente del principiante. Hablaba de ello como ese concepto en el que situarnos como practicantes de cualquier cosa y en cualquier situación, en este caso, desde el cuerpo. Hablaba de que la mente del principiante contiene una disposición a aprender en donde hay un espacio entre lo que todavía no conocemos y lo que vamos a aprender.

Acabas de hacerme pensar en Juan Domínguez…
¡Ya! Pues es un concepto que invita a que dejes a un lado todo lo aprendido hasta ahora para permitirte aprender lo que todavía no sabes que es aprendible. De ahí surge el nombre del proyecto. Ahora la intención es trabajar a partir del gesto de unos cuados del pintor Jacobus Vrel, del siglo de oro holandes. En sus pinturas solo aparecen mujeres. En esa época el mundo de los hombres podía ser el de fuera, pero las mujeres mandaban en su casa. Me llamó mucho la antención como sus cuadros son retratos de mujeres en donde el gesto está centrado en la mirada y las manos. Ese va a ser un primer foco de trabajo que tiene intenciones de derivar por otros sitios que no se si revelar todavía, una visión de la mujer más contemporánea con la que podemos levantar los brazos por encima de la cabeza y divertirnos.

Levantar los brazos por encima de la cabeza. Me quedo con eso. Me has hecho pensar también en el mimo clásico. Cuando estudias mimo te das cuenta que la mayoría de sus figuras están extraídas de la observación y la abstracción idealizada del trabajo manual, de la actividad física del obrero.
Pues aquí justo lo que hacemos es observar el gesto de las mujeres cuando no tenían ese espacio para ser libres fuera de casa, sino dentro.

Lo que voy a decir se podría malinterpretar fácilmente: no digo que sean gestos femeninos, sino que son gestos suyos. Sin identificar feminidad como identidad, pueden autorreividicarse dentro de su propio gesto…
Sí. Claro que históricamente son gestos femeninos. Pero lo de la identidad tampoco es la idea desde donde yo lo planteo.

Es como volver a lo cotidiano y reivindicar lo pequeño. ¡Déjame a mí que esto lo se hacer yo! Este es mi lugar y aquí soy yo quien dice cómo se hace.
Eso es. También les he pedido que piensen en todos esos gestos, no solo los de los cuadros. Al enseñarles las pinturas en seguida se sintieron reconocidas y me decían: «Bueno, pero es que nosotras nunca le hemos dado valor a eso». Y de repente es darle un gran valor a un gesto que han habitado durante tanto tiempo.

Esta mañana pasó algo bonito. Ellas reunidas en la entrada, con nervios y ganas, y comentando el jaleo que hacía un colegio que salía de ver a la orquesta sinfónica de la sala principal. Qué alegría da un teatro con tantos ruidos y tan diferentes. Tal vez estas actividades con «gente grande o pequeña» rompen la distancia que se imagina mucha gente que no se acerca al teatro.
Sí, todo esto contribuye a devolverle todo esto a quien le pertenece.

Para ver lo que sale del proceso SEÑORAS / PRINCIPIANTES aún quedan tres meses de trabajo. Mientras, Carlota, ¿dónde te veremos trabajar?
Casi me olvidaba. Por suerte voy a estrenar la primera parte del trabajo en el que he estado metida últimamente. Un solo que se titula 17 minutos entre Nadia y yo, dentro de las actividades organizadas para celebrar el Día Internacional de la Danza. Para mí es una ocasión especial porque en todo este tiempo no había vuelto a hacer un solo desde hace 7 años, que tal día como el 29 de abril presenté El corazón de Ofelia. Ahora siento que se cierra un ciclo presentando el mismo día. Pero no tiene nada que ver… Lo de ahora es un solo que tiene que ver con Nadia Comaneci, sobre su figura, sobre la gimnasia de antes y de ahora, cómo se trataban los cuerpos entonces y ahora… y bueno, es una primera aproximación.

Piensas en lo de Quim como la chispa que generó un incendio, aunque para que haya fuego tiene que haber mucho acumulado. Intuyo que el taller de dramaturgia que hicimos en el LAV con El Conde de Torrefiel también fue una chispa que hizo prender algo de todo esto…
Todo lo que ha pasado en el LAV desde que volví a la isla ha sido una acumulación de pinocha para guardar en casa a punta pala. ¡Tengo un bosque, un bosque entero en el salón y en los armarios. ¡Abres las puertas y sale pinocha!

¡Qué bonito! Entonces, peligro de incendio total.
Sin duda. Tendría que nombrar muchas cosas «que han hecho de pinocha», pero el taller de dramaturgia con El Conde fue algo necesario para la toma de decisiones cuando estás ahí afuera en el ejercicio de observación, y ha estado muy presente.

Ese taller, la visita de Quim, El Desentrerrador, de Societat Doctor Alonso, son experiencias que han creado cierta comunidad: de algún modo nos juntan pero no nos identifican de una manera cerrada…
Tampoco puedo dejar de nombrar mi última participación en el trabajo de Carmelo Salazar o el trabajo que en su momento hice con Masu Fajardo, todos han sido motores.

Y tal vez Dance Inter Faces, en ese sentido ha sido otra experiencia colectiva que nos une pero que no estratifica nada, no crea un contexto cerrado al que se pertenece o no, sino precísamente abre o intenta abrir los contextos…
En absoluto, todo lo contrario, eso es lo bonito y lo importante de este proceso, que respira el aire que respiramos todos.

The Lieder / Convocatoria abierta L’Estruch

The Lieder es un proyecto de Javier Cuevas con Sara Serrano que se articula a partir de dos actos de resistencia: marchar y cantar. Marchar como acto colectivo y cantar como otro. En él, al marchar juntxs de una manera abstracta, vaciando de contenido la propia marcha, se consigue volverla concreta, haciendo hincapié en el marchar en sí. No es una manifestación, una protesta, un éxodo, o una peregrinación. Es todas ellas a la vez o ninguna. Es el principio a partir del cual muchos cuerpos encuentran un motivo común (y dentro de él muchos individuales) desde el que nace su propio movimiento, organizándose como los peces forman banco o los pájaros bandada.

Sobre él la voz aparece acompasada por el paso. El canto va al tempo del caminar. Con el coro, como ocurre en la procesión, en la expedición, en la marcha militar o en la excursión, acaba por no saberse si el paso marca el compás a lo cantado o la canción al paso. Es así como nacen los himnos, los cantares colectivos. Y tras caminar en el entorno urbano o en el bosque, la marcha y su canto entran una sala (de teatro) para que pasen otras cosas…

The Lieder estará en L’Estruch de Sabadell en residencia artística de investigación desde la próxima semana, ofreciendo un taller para compartir sus materiales con todas aquellas personas con cuerpo y voz que quieran unirse a la marcha, salir de marcha, hacer sobre la marcha. Allí se llevará a cabo la experiencia con todas las personas que quieran apuntarse a esta convocatoria a partir del día 8 de febrero, con una muestra final que abrirá el proceso el día 17.

Yo, por mi parte, estoy muy satisfecho de haber pasado a formar parte de este equipo con algo por compartir tan poderoso, dándonos cuenta a cada paso que nos traemos algo entre manos que no sabemos lo que es, pero que brilla.

Tras un trabajo «de campo» en todos los sentidos en Tenerife, apoyados por nuestra amada Asociación Solar, el pasado mes el trabajo evolucionó sorprendentemente, creciendo, ensanchándose y enraizándose gracias a una residencia artística en el Centro Párraga de Murcia, dos semanas muy intensas con un grupo de personas entregado a la causa y en cuya muestra más de la mitad de público (y fue mucho) marchó en silencio con nosotrxs durante 30 minutos antes de entrar a la sala.

Por todo eso estoy deseoso de volver a probar, seguir probando. Para nuestro trabajo no son necesarias grandísimas producciones, efectos o maquinarias. Nuestro material fundamental son las personas, el más sencillo y el más preciado de todos. Por eso invito desde aquí a quien lleguen estas palabras, si sienten curiosidad y están cerca, a que se sumen a la marcha o al menos compartan esta info para que seamos cuantos más mejor, para hacer algo bonito juntos en este mundo que justo ahora está tan necesitado de esto. En la página de L’Estruch encontrarán la convocatoria. Allí les esperamos.

VIDEOMATÓN_6: Laila Tafur + Carmelo Fernández

Una temporada nueva en el LEAL.LAV trae un nuevo VIDEOMATÓN de Unknown Pleasures, el formato que usamos para espiar con cariño a quienes nos visitan. En este caso aprovechamos un descanso en la residencia artística que realiza Laila Tafur con el acompañamiento de Carmelo Fernández para compartir una conversación entre ellos en nuestra Sala de Cámara, donde dan forma a EL MONSTRUO, la que será su próxima pieza escénica y de la que podremos ver una muestra en proceso el próximo DOMINGO 29 a las 18h en el Teatro Leal La Laguna.