La resistencia: Maria Arnal y Marcel Bagés en LEAL.LAV

Mi padre ha estado delicado hace unas semanas y le hemos dedicado tiempo. Bromeamos viendo la tele. Ya no se ni quién juega en qué equipo. Cómo ha cambiado el fútbol, ¿no? Ahora solo es espectáculo… La broma sacó comentarios curiosos. Antes, me dijo él, en el fútbol importaba el deporte, los partidos eran para la gente, que se juntaba a verlos en cualquier canal. Ahora hay que comprarlos. Y los juegan a veces a las 12 de la mañana, para que los vean en otros países, que ponen dinero en los equipos, ¿tú te puedes creer?

Increíble, sí. Y pensé que en el fútbol, como en el teatro, canta mucho la distinción entre lo tradicional y lo convencional. Pero un momento:

El pasado viernes 19 celebramos la fiesta de presentación de la temporada 2018 del Laboratorio de Artes en Vivo del Teatro Leal de La Laguna (LEAL.LAV). Con la sala hasta arriba dimos la bienvenida al tándem formado por Maria Arnal y Marcel Bagés. Una pareja de músicos brillante y ante la que uno se queda sin palabras: imposible saber qué es más difícil de asumir, si la alta calidad de su propuesta, compacta y sencilla, apostando por un ramo de canciones trabajadas a conciencia con guitarra y voz, o lo altamente complementario que es este dúo al que da gusto ver y escuchar.

Su visita tuvo que ver coherentemente con el lema del LAV del presente año: La resistencia. LEAL.LAV ha conseguido labrar despacio un canal desde la isla para que fluyan las artes vivas, intercambiando sustancias con otros afluyentes y haciéndola desembocar aquí y fuera de aquí. Y todo, más que creciendo, persistiendo. Y también reinventándose. Por eso lo que pensaba sobre lo de mi padre.

Como el fútbol, las artes escénicas están aquejadas de un convencionalismo que tiene que ver mucho con el mercado. Para personas como yo, que empezamos en todo esto desde lo puramente amateur, justo para refugiarnos de lo convencional, las artes vivas contemporáneas no tienen que ver con la manida palabra vanguardia, sino al contrario, con tradición. Porque espacios como el LAV son y deben ser lugares de cuidado del oficio, de la diversidad de artistas y propuestas y del encuentro humano. El lugar donde se investiga. Ahí es donde queda lo que siempre hemos hecho. Y es ahí donde resistimos juntos.

María Arnal y Marcel Bagés han pulido entre sus manos un diamante delicado que suena y brilla con la contención de su rabia. Y lo dicho de la escena lo encuentro en el refugio que construyen sus canciones. Mientras este país se empeña en retroceder, sus artistas son como un buen político no elegido, capaces de hacer vibrar algo íntimo en cada persona, que nos hace reconocernos en el otro. Porque como diría Agustín García Calvo, lo que hace esta pareja, hiere. Y eso no puede nombrarse. Y la voz de María, del grito al susurro, nos inocula poesía como metralla. Y Marcel nos perturba y seduce, creando ambientes para sostenerla o dispararla, reinventando ambos una jota, acercándose al folk, al flamenco y al indie rock de aquellos Lagartija Nick que acompañaran a Morente. Porque el país que vio emerger el Omega es el mismo que se empeña en retroceder, resistámonos. Y desde ahí reconozcamos las luces que encienden en nosotros los demás para saber hacerlo juntos.

Indicaciones Artificiales / Carmelo Fernández

CARMELO FERNÁNDEZ

Carmelo Fernández es la concentración de un nogal en cada una de sus nueces.
Y el relieve de un centauro que pretende ir más allá de su metopa.
Carmelo Fernández es un Laocoonte apolíneo.
Y el letargo entre erupciones que hace al volcán parecer solo montaña.
Porque Carmelo Fernández es el desplazamiento de una montaña.
Pero solo porque es una crisálida a punto de volver a entrar al aire.
Carmelo Fernández es el año que una rinoceronta blanca amamanta a su cría.
Y la superposición de capas de nácar en la redondez imperfecta de una perla.
Carmelo Fernández es lo que ocurre entre la raíz de un drago y su flor.
O una pluma de faisán cayendo al mar en espiral desde lo alto de un acantilado.
Carmelo Fernández
es la línea imaginaria que separa y une las estrellas para hacer constelaciones.
La ceguera de un cangrejo muy pequeño en el fondo de una fosa del Pacífico.
Carmelo Fernández es todo lo que pasa tras la cáscara de un huevo de serpiente.
Y la fricción que desde dentro ilumina la tormenta
justo antes de que el trueno haya estallado.
Carmelo Fernández es la paciencia de la seda pendiente
en la tela de todas las arañas.
Y el abrazo de piedra que se dan la gravedad y los arcos del crucero de una iglesia elevada por la fe de sus cimientos.
Sí: Carmelo Fernández es un centauro.

Me apetecía mucho situar estas palabras diciendo dónde, cuándo, con quién. Hubiera dicho cómo intercambiamos nuevas ideas, antiguas batallas, renovadas identidades (algunas documentadas) en un ambiente afectado por lo que nos vapuleó en el teatro. Pero cambié de opinión. Nombrar a cada cual es tedioso como la alineación de un partido de fútbol. Me vi tentado por el entusiasmo ante cierta cantidad de ‘escena contemporánea’ asistente (por llamarla de algún modo). Banalidades mías que me hacen comprobar que al menos uno todavía no está completamente seco: a veces aún la emoción puede a lo demás. Como sea, en este esperado estreno en la Sala Insular de Teatro de Las Palmas de Gran Canaria el pasado viernes (y sábado) un grupúsculo de artistas salpicó el nutrido público, llenando un espacio que aunque conocía como espectador e intérprete, me parece siempre nuevo. Y Carmelo vació el patio de butacas para moverse ante el escenario. Y esa iglesia reconvertida , flanqueada por grandes pilares y con tanta altura, resultó tan atractiva por sí misma. La foto no hace justicia, pero era justo sacarla.

¿Qué es ‘INDICACIONES ARTIFICIALES?

No lo se. Ahí voy: Indicaciones Artificiales es un conciertazo. En él, Toño del Barco plays el piano y Carmelo Fernández plays el cuerpo. Decir esta aberración me parece imprescindible. El castellano cojea, no me acerca a lo que creo entender.

En la música que suena cuando ambos intérpretes tocan lo suyo hay espacio para que un bordón haga de mantra y nos meza por momentos alargados. También para que la melodía de uno repose y se deje transportar suavemente sobre el lecho armónico trenzado por el otro. Ambos comienzan el concierto en unas sonoridades mínimas que transitan de manera delicada hasta llegar sutilmente a momentos de gran intensidad y volúmen. Ahí ya pueden jugar con los contrastes, con lo abrupto, liberando bandadas de semicorcheas para que se difunimen en el aire y reposar de nuevo en otro bordón monocorde. O en el silencio. Porque en este concierto hay silencios. Muchos. De piano. O de cuerpo. O de ambos. Silencios de los que ocurren, que se escuchan. Silencios que, como están antes sobre el papel (anotados, porque han nacido de las músicas del cuerpo que baila el sonido y/o de los sonidos de mover el cuerpo) necesitan ser leídos. De ese modo, el silencio no es un ‘no hacer’ o una espera, sino la interpretación de una figura muda entre compases. Silencios donde ambos músicos se asoman a su partitura sin dejar de estar ante nosotrxs, y así reflejan la escritura con la acción. Escuchándose, en los transportes y apoyos mutuos con los que suenan y hacen sonar al otro, hay también espacio para la disonancia. O para abandonarse. Y buscar el camino del propio instrumento (piano o cuerpo), desentendiéndose del otro. Desencuentros desde donde sus frecuencias van ajustándose a cada vuelta. Y al reencontrar el unísono, asistimos al derrumbe controlado de toda la densidad de este trabajo sobre nosotrxs. El canal: la mirada de Carmelo, un estribillo capaz de volver siempre diferente e idéntico a sí mismo.

Un concierto, incluso, con momentos para solos, donde Carmelo casi desaparece para que veamos la voz del piano golpear su aparente inmovilidad, con nuestra mirada espiando cómo se mueve el otro cuerpo, atrincherado tras su instrumento. O donde una melodía de Toño resuena sin que pulse ninguna tecla, presente ahora en la secuencia: torsión de hombro / flexión de codo / giro de muñeca / rotación de homóplato /retroversión de columna / desequilibrio de pelvis / giro sobre el talón / paso al fondo / quietud.

Nuestro querido Jaime Conde-Salazar incluye en La danza del futuro un capítulo titulado La danza del futuro también está en el pasado, tal vez el cogollo de todo su ensayo. Viene muy bien recordarlo. Porque lo que Carmelo ha hecho con Indicaciones Artificiales, como dice Jaime,  «existe en muchos tiempos distintos. No es una cosa reciente, ni siquiera novedosa. Lleva pasando desde hace mucho». Al asistir (y observar, escuchar, dejarse abrazar por) Indicaciones Artificiales ocurre algo o todo de eso. Frases sueltas: «En esta habitación dormía el Califa» / «Este es el traje que usó la actriz para esa película» / «Los aborígenes fueron bautizados en este templo» / «Esta es la cama donde murió nuestro abuelo». Cada una da paso a un silencio que creemos hacer nosotxs con nuestro estupor. Y no. Es el pasado, que no ha pasado, pasando, haciéndose presente. Igualmente, en Indicaciones Artificiales muchas frases dan paso a un silencio que creemos hacer nosotrxs con nuestro estupor. Y no.

Podemos decir que con Indicaciones Artificiales viajamos al pasado. Es mentira, claro. La metáfora ayuda a nombrar algo incomprensible, que es que el pasado nos llegue. Asistimos a algo como una pieza de danza moderna de principios del siglo XX que en su intención antigua de ser avanzada reformula todo lo bailado antes y nos lo presenta de manera inusitada. Nuestros ojos de 1910, que nunca habían visto algo así, dibujan figuras geométricas siguiendo el movimiento de los brazos de Carmelo sin saber que éste sale de sus tobillos, articulados para desplazarse hasta el siguiente acorde, en 2017. En esta danza cuántica, Carmelo compromete su cuerpo en habitar un lienzo tridimensional, el enorme prisma del SIT, cuyo aire es capaz de centrifugar. De la geometría trazada nos hace ver cada punto, cada línea, cada mancha mientras la realizada, y es Toño quien les da color con el tono de sus notas.

Es conocida de sobra la cercanía íntima de Carmelo a las prácticas de Gurdjieff, uno de tantos códigos ocultos y presentes en la sinfonía en movimiento que nos hace escuchar. Con el viaje al (o del) pasado que hemos visto, estos códigos secretos bailan con lo que vemos, e igualmente posibilitan que la sombra de Nijinsky entre en la danza, dentro y alrededor de su cuerpo, permeable y rotundo. Pero quien haya resistido a leer todo esto podría pensar que Indicaciones Artificiales es un ejercicio de arqueología. Nada más lejos. En ese figurado «viaje al pasado», Carmelo estaría incorporando una danza sin pretensión vanguardista o rompedora, sino clásica, en el mejor de los sentidos, como es el de abrazar las danzas del futuro que le precedieron. Por eso Carmelo no revisita ni reversiona nada. Se vacía ante nosotrxs y es él quien se deja visitar por algo. Entregándose, es poseído y nos lo traspasa.

Así llega, incluso, el personaje, con un juego de máscaras. Desde el fauno a la bailarina, el humor y lo sensual desarticulan el lugar que ocuparan antes la geometría o la fuerza. Y en ese carrusel de posesiones, humor y sensualidad se dan la mano para irse al extremo: aparece entonces Belcebú. Temperatura de horrores profundos, de negrura y exceso. Y la voz (única parte del cuerpo que quedaba por mover) escupida como lava.

Discutimos luego lo oportuno de la textualidad en la pieza. Opiniones. Tal vez en una propuesta donde debamos hacernos cargo tan claramente de nuestras expectativas e incomodidades, enfrentarnos al texto y encajarlo sea otra de ellas, otro reto más que nos es lanzado. Como sea, ese otro Carmelo, el de fuera de escena, no el eterno, trabajará para decidirlo. Porque últimamente parece que es lo único que hace. Trabajar. Y por eso le debemos tanto agradecimiento.

Como epílogo:
ENTRE LO QUE PODRÍA HABER SIDO Y LO QUE AÚN NO SERÁ.

No sabía que escribiría y menos esta parrafada. Uno acaba de actuar en una nebulosa donde no atisba muy bien quién es y qué acaba de pasar. Fuera de lo racional y el lenguaje. Lo curioso es que me pasara a mí viendo hacer. Las primeras líneas de este texto nacieron en un barco de regreso a Tenerife. Me resistía a que fueran un poemita, qué cursi. Luego me abandoné. Pensé: si viene de algo tan honesto, el poema será una herida. Y una herida nunca es cursi. La estética es una ética, dicen por ahí personas que saben.
Carmelo Fernández trabajó y compartió un embrión que aún no era esto en el LEAL.LAV para ir a trabajar a Graner con Sonia Gómez. Qué gusto verla siempre y qué bien le viene al trabajo. Es bonito preguntarse si es ella, o ella y el entorno, o el entorno y el triángulo Toño/Sonia/Carmelo quienes han compuesto una serie de indicaciones artificiales con que dar organicidad a lo geométrico, o bien desnaturalizar lo orgánico. O si es la pieza una composición de indicaciones artificiales para quien mira.
Sea como sea, pienso en lo que aún no será, pero será. Muchos programadores o espacios queriendo este trabajo vibrando cerca. Habrá quien diga que tengo demasiada imaginación. Pero lo que digo es lógico: siendo avispado, ¿quién no programaría una pieza donde aparece Nijinsky? Sería vivir con mentalidad de 1910. Y ahora debemos trabajar nuestro presente.

VIDEOMATÓN_3: Amalia Fernández & Co.

videomatón_opt (1)Toca el turno para que el VIDEOMATÓN de Unknown Pleasures, sistema de batalla donde los haya, irrumpa en la residencia que una muy bien acompañada Amalia Fernández ha realizado durante dos semanas en el LEAL.LAV para escuchar y trasmitir de primera mano detalles sobre ‘El resistente y delicado hilo musical’. Un título más que sugerente para un trabajo que será mostrado en proceso mañana jueves a las 21 horas en la sala de cámara del lagunero Teatro Leal.

Recuerda:
Antes, a las 20:30, ‘Esto va a estar bonito’, micro intervención sobre el trabajo de Amalia a cargo de los alumnos de Practicum de Bellas artes en el LAV. Un aperitivo gratis.
Y si tienes 18 añitos te sale gratis tanto el aperitivo como la muestra de las 21. Venirse.
esto va a estar bonito

‘Mix en scene’ Amaranta Velarde + Alba Corral + VIDEOMATÓN_3

La danza del futuro existe en muchos tiempos distintos. No es una cosa reciente, ni siquiera novedosa. Lleva pasando desde hace mucho. La danza del futuro sabe que las obras no se limitan al momento de su presentación, sino que se dispersan y extienden, transformándose hasta límites de los que no siempre podemos ser conscientes.

Jaime Conde-Salazar.

AAAAEAE & LBCRRL [ MRNTVLRD & AAOA ] Con todxs ustedes: ‘Mix en scene’.

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Amaranta y Alba / Alba y Amaranta.

Escribir es un reto. Y como actividad cotidiana, un ejemplo bien claro de mix. Las palabras que usamos existen previamente. Con ellas componemos frases que ya han sido escritas para referirnos a cosas ya dichas. En un texto, como en lo vivo (pues un texto ha de estarlo) todo se copia a sí mismo como un organismo que clona sus propias células para convertirse en otra cosa que le sirva para ser lo que era. Pero el colmo puede ser hacer crónica de algo que además de visto ya ha sido comentado anteriormente. Además, que para trasmitirlo en primera persona nada mejor que las voces de sus artífices. Qué suerte haber estado presente en eso. Aunque grabada, es bueno compartir esa conversación en una nueva entrega del VIDEOMATÓN que con pocos medios y mucha ilusión seguimos realizando para Lagenda de Tenerife.

Queda bien claro. A veces advierto aquí la dificultad de hablar del curro de otro. Hoy me pasa lo mismo y hay tanto por decir. Sin embargo ocurre algo extraño. Antes de que estos dos seres maravillosos llegaran a la isla tenía un entendimiento de lo que iban a hacer (y por tanto, de lo que en gran medida son). Un entendimiento como escencial, o digamos conceptual del entramado que soporta todo esto, muy concentrado en su título/juego de palabras. Comprendo bien a qué se refiere la idea clásica de mise-en-scène y por tanto el juego que Amaranta plantea. Así me sorprendí a mí mismo trasmitiéndolo al compartir materiales con Patricia Lorenzo y Franma Casanova, alumnos de Bellas Artes que realizan su practicum en el LAV y con los que se ha puesto en marcha el programa ESTO VA A ESTAR BONITO, que incluye la realización de una conferencia performativa con la que introducir al público ideas y contextos de cada pieza que se va a ver. A quienes interese, un pequeño vídeo al final de la entrada como muestra de por dónde empieza a moverse esto que indagamos.IMG_5445

Amaranta no sabe que es familia de un ángel. Alba que es pariente del fuego. Ambas se explican tan bien que solo puedo repetirlas. Y solo me queda decir que el primer mix de esta pieza es el de sus dos universos, dos creatividades tan complejas como claras cada una, en sí misma y combinada con la otra para dar forma a un fuego fatuo que hacer brillar efímeramente ante nuestras pupilas incrédulas.IMG_5414Por una cuestión de rigor que me ayuda diré también que la pieza no se inspira o toma la forma del trabajo del dj o de una rave. Que sí, pero es que me siento más a gusto si en vez de llamar a esto pieza lo llamo sesión en sí. Porque vista así el cambio de relación que desde el públcio establecemos con ella es significativo. Por ejemplo, si digo que ante la gran cantidad de momentos impresionantes, inesperados o estéticamente impecables que estas dos chicas regalan en escena me quedo clavado en la butaca estaría recurriendo a otra frase hecha que poco tiene que ver con la realidad. Las butacas fueron un límite aceptado sobre el que muchas personas nos pusimos a bailar. La sesión musical que Amaranta se hace en directo no es para menos.IMG_5495

Ese es el cometido de un dj en la audiencia de una fiesta. Aquí, debían producirse muchas otras cosas, que la sesión musical sirve también a la generación de los ambientes sobre los que se transita, abriendo espacios que las visuales aprovechan para evolucionar, abandonando su forma anterior y encontrando una nueva. Pero aún al servicio de la presentación y contando con fragmentos de Stravinsky o Debussy (lo cual no suele ser lo más popular en la discoteca) ese no poder parar de bailar desde la silla se mantiene toda la sesión. Y tanto disfrute hace que ‘Mix en scene’ resulte cortita, muy cortita. No queríamos que la luz se apagara, que ese fade out fuera de verdad. Y al rompernos las manos a aplaudir nos encontramos con unas ganas un tanto absurdas de pedir «otra», como al final de un concierto que has disfrutado tanto.

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Igual que algunas grandes obras la Historia (con hache mayúscula) de la música aparecen y son arrastradas hasta un techno made in Amaranta, las visuales de Alba juegan entre un bailar en libertad y disfrazarse de referentes pictóricos. Cada persona luego toma lo que quiere para bailar. Yo vi muy escondidos algún Malevich, salpicaduras de un Pollock, ese tipo de cosas, aunque me llamó la antención no percibir explícitamente un hit de Kandinsky. Se me escapa porque los referentes que Alba maneja con la videocreación, desde sus inicios a nuestros días, son demasiado amplios y desconocidos para mí. Pero igualmente todos ellos se movieron según la coreografía de sus dedos nerviosos recorriendo la mesa y la tableta gráfica. Otro cuerpo bailando, pese a estar fuera del espacio escénico, pero bailando, fuera, pero dentro, no solo disparado por la luz del proyector, sino por esa cosas que usamos bailarines y actores para proyectarnos y estar sin estar, algo que tenemos todas las personas y que tal vez debería hacer pensar a Amaranta y Alba si la sesión debe contar con una pequeña parte para que el cuerpo de quien está a los mandos técnicos pase a moverse sobre el linóleo.
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Pues del mismo modo que hemos hablado de cómo se mezclan los referentes sonoros, los visuales y cómo interactúan entre sí esas dos mezclas, el mismo principio afecta al cuerpo de Amaranta. Si vamos por partes, la sesión está plagada de referencias a obras históricas de la danza que la performer toma libremente y modifica y mezcla entre sí como hace con dos pistas de audio. Pero si esto ya da al cuerpo una presencia particular, afectado de estos dos préstamos, lo es más cuando tenemos en cuenta que la misma música que nos hace bailar y las visuales que nos deslumbran afectan igualmente y en el mismo tiempo sus acciones y movimientos, más o menos coreografiadas pero en ningún momento gratuitas.IMG_5603

ANEXOS : 1) ‘Mix en scene’ es un piezón que hizo las delicias del público cada vez más fiel que tuvo la suerte de acercase este día al LEAL.LAV, impresionando a propios (del mundo de la danza, la música electrónica o no, las artes en vivo, las plásticas) y ajenos. Ajenos a todo ello. Muchas personas antes no habituales al teatro empiezan a habituarse a venir al encontrar propuestas como éstas, y gracias a las que repiten y descubren cosas que disfrutan y de otro modo se habrían perdido. Sí. Esto de venir al teatro estaba guay, ¿en qué momento se nos olvidó o nos hicieron olvidarlo?
2) Antes de su llegada a Tenerife, Alba había sido contactada por dos festivales de la isla en torno a la experimentación visual y sonora y sus nuevas formas, el NumaCircuit y el festival Keroxen. Siempre es un placer unir lazos en la isla y hacer que un trabajo tan bueno pueda verse en otros contextos, así como tener de nuevo entre nosotros a la artista y que su paso no sea fugaz, sino deje un poso.
3) Alba y Amaranta dieron un taller de dos días en en LAV del que no se puede decir más que fue una revelación. Una experiencia de una entrega extraordinaria, como pocas veces había visto, donde unas doce personas pudimos disfrutar del trabajo directo con las herramientas de la pieza. Muchísimo aprendizaje compartido, copiado y reversionado, todo un mix en scene, en el sentido más enriquecedor que se me ocurre: realmente bailar guiado por las indicaciones y música de Amaranta y las proyecciones de Alba fue habitar la pieza, un regalo que consistió en poder entrar en una habitación llena de juguetes (sus herramientas) y utilizarlos con total libertad respetando y aprendiendo su función. Una cosa que pasa poco y que para ellas también fue una primera experiencia de taller compartido, lo que las hizo irse de la isla con la maleta más llena de lo que la trajeron (y creo que los corazones también). Así mismo nos dejaron a nosotros, y es que para que la cosa funcione ha de ser recíproca. Eso enseñan estas dos criaturas también, sin saberlo, en todo lo que hacen, y por eso es tan fácil que la pieza y el taller se extiendan, y que nos den ganas de tomar cervezas y hablar e inventar tonterías bailando más allá del teatro.
4) Como dije, para quien pueda interesar, un fragmento de lo que empieza a ser ESTO VA A ESTAR BONITO, pues esta pieza es la primera que cuenta con un previo en forma de conferencia performativa creativa en la que los alumnos, tras entrar en contacto con materiales del artista, inventan un juego con el que conectar al los asistentes con lo que están a punto de ver y con las demás personas. Larga vida a toda esta vidilla y gracias, gracias, gracias. Porque esta experiencia (la pieza y todo lo demás) es de esas por las que uno dice felicidades y siente que se queda corto. No. Gracias otra vez. Hay gente muy especial que al llegar, sin buscarlo, se hace un huequito en este volcán a la deriva. Y ese hueco persiste.


ESTO VA A ESTAR BONITO/MIX-EN-SCENE from //soluciones dramáticas// on Vimeo.IMG_3595

*** Las magníficas imágenes de la pieza son cortesía de Javier Pino, que casi pierde la cabeza con un vinilo asesino de Amaranta.
*** Sirva este vídeo final como un pequeño homenaje utilizando los principios de apropiacionismo y reversión y añadiéndoles algo de tropicalismo para decir… ¡hasta pronto, amigas!

BRADIEN + Edurard Escoffet en el LEAL.LAV.

MATERIALES PARA LA ARQUITECTURA DE PALABRAS SOBRE EL SONIDO.
(como partículas girando en torno a un núcleo invisible).
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  • Las cosas que escribo no son ortodoxas. Tampoco vengo aquí a hablar de mi libro, pero lo que escribo siempre habla de mi (desde mí) : escrito con el cuerpo, es una acción, un movimiento.
  • Lo que pienso queda ninguneado. Lo que pienso es un lugar al que el cuerpo acude a repostar para gestar o encontrar la palabra.
  • Muchas veces no hay más que decir.
  • Aquella cosa del coro griego.

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Eso de ‘quien mucho abarca poco aprieta’ resuena en mí ante trabajos tan elaborados como esta simbiosis BRADIEN / Escoffet, propuestas que hacen que me diga que me gustan demasiadas cosas. Quiero destruir esa aportación del refranero. Me pregunto quién no abarca mucho en estos tiempos globalizados y también hasta qué punto es necesario apretar lo abarcado cuando probablemente estamos necesitados de una laxitud, una relajación donde fluir para encontrarnos.
Entrar en la sala genera nerviosismo más que expectativas, al ver los instrumentos callados, todo en su sitio esperando ser. Aunque la música es indisociable de la escena, éste es el primer concierto programado en el LEAL.LAV. Pero incluso esta forma de concierto, como mis palabras, no es la más ortodoxa.

CONFLUENCIAS
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A fuerza de ser intérprete he montado mis propias piezas escénicas casi olvidando que me mis primeras veces en un escenario fueron con gurpos de metal, noise-rock y electrónica. Esa fuerza de lo musical tanto tiempo apartada quiso materializarse en algo que intuitivamente llamé perfopoesía y que actualmente ha tomado forma de dúo bajo el nombre de ‘Hernández&Fernández’ en una de tantas intentonas de aunar textualidad, corporalidad y sonoridad, de modo que esta autocita era ineludible. Pero mencionar mis orígenes no es gratuito, que no he venido a hablar de mi libro.
Pienso en el estreno el año pasado de ‘Destino Intercambiador’ nuestra primera pieza, en la colaboración entre Javier Cuevas y Sonia Gómez en esa obra de transmisiones que es ‘Bailarina Lírica’, donde la Bailarina de Sonia es tomada por Javi para hacer un concierto escénico. La misma idea aunque con un concepto completamente diferente está en ‘La Banda del Fin del Mundo’ de Los Corderos. Y es que parece que se está haciendo presente en la investigación de muchos artistas esta tendencia a abrir el flujo de lo musical para que entre en escena y lo revuelva todo, como también ocurre en las cosas que inventa Amalia Fernández, por citar solo un caso más de especial aprecio.

CONTEXTOS.
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Tengo mucha suerte de hacer lo que hago, esta actividad floreciente, no siempre fácil, sí ilusionante desde el LEAL.LAV. Comenté al propio grupo cómo a  veces la propia confluencia de estilos y géneros de la propuesta se hace extensible al modo de difundirla, lo que permite ver cómo el público, que se hace uno en la sala, es múltiple y diverso antes de ser congregado. Pensar en tanats mentes y cuerpos inquietos dedicados a la experimentación sonora y de vídeo, a la producción literaria y a tantas cosas en los círculos interseccionados del festival Keroxen, el Equipo Para, el festival NumaCircuit, la asociación Solar, por citar algunos, me hizo ver reflejada esa eterna contradicción: la convivencia de una mezcla de estilos y un inevitable gusto por algo que torpemente llamamos multidisciplinaridad. Y me hizo reconocer de nuevo que este sitio pequeño en las antípodas de las grandes ciudades funciona gracias a la gente como una especie de gran ciudad en miniatura donde, como en tierra fértil, tienden a germinar semillas de todo tipo.
Lástima que a veces no se cultiven, que no siempre se de con quien sepa gestionar su cultura, que a la hora de cultivar aplique faraónicos y anticuados criterios de Monsanto a lo que cualquiera sabe que debe ser cuidado de manera ecológica.

BRADIEN + ESCOFFET.

(2016_02_05)BrandienEduardEscoffet_SCa_mara_LealLav_5Versar sobre las bondades de la mezcla en este largo previo se me antoja necesario también para poder decir una frase que sería horrible de escuchar sin haberla armonizado, como una nota muy desafinada. ‘Nos sentimos modernos’. Esa es la frase que puede ser tan snob o cursi pero que bien entonada puede ser hasta esperanzadora. No hablaré de la dilatada y variada relación con las letras de Eduard Escoffet. Google hace maravillas y es genial descubrir por uno mismo. Sí de la sensación de hermanamiento, de ese ‘están hechos unos para otros’ al verlos en acción y sentir esa cosa inefable ante los componentes del grupo y su poeta moviéndose o no moviéndose, generando sonidos como un solo cuerpo.
(2016_02_05)BrandienEduardEscoffet_SCa_mara_LealLav_11Amparados todo el tiempo por un trabajo de vídeo minimalista, el grupo de multiinstrumentistas va generando ambientes para presentarlos la selección de textos que Eduard trae entre manos. Su voz, sólida y rotunda, es el cuerpo de aire que el poema habita efímeramente ante nosotros. Pero también es un señuelo que lleva a otro lugar. Una palabra es una fuente sonora, y si no es octavada por el propio poeta entonces viaja por cables hasta los dispositivos de los músicos para entrar en bucles o fragmentarse hasta el ruido y reconvertida, pasar a ser un elemento más del cuerpo musical. Como las líneas de luz proyectadas al fondo, algo nos habla de estructuras mínimas capaces de romperse solo para encontrar nuevas formas de convivencia entre partes. Uno va entrando poco a poco en la musicalidad, preguntándose a veces cómo se conforma este monstruo, cuándo el texto sugirió la ambientación o hasta qué punto la música tuvo sed de poema.

(2016_02_05)BrandienEduardEscoffet_SCa_mara_LealLav_10 Y para terminar, volvemos al principio de las confluencias y las mezclas de estilos. Que en acompañar a Eduard y nutrirse de él Bradien encuentra y hace una música a la que cualquier comentario queda estrecho. Sorprende la irreverencia que hace saltar de uno a otro estilo según el tema, su sencillez, que produce una apertura con la que incluir instrumentos y sonoridades impensables. Ahora el pequeño metalófono, luego la calidez del fliscornio que coquetea con su propio ruido, incluso un pequeño solo de radiocassette, o los momentos donde la percusión aparece y junto a líneas de bajo muy repetitivas nos hacen entrar en pasajes de un dub inclasificable, ideal para sostener y bailar con la rítmica que la palabra trae consigo. Pero hay más. y es que todos estos dispositivos y esta presentación, con vídeo y electrónica, podían hacernos pensar de entrada que escucharíamos algo menos orgánico, más sintético, incluso ruidista. Es verdad que hubo guiños a todo eso. Pero Bradien y Escoffet hacen canciones. Canciones pervertidas de su estructura, troceadas y reensambladas, pero canciones. ¿Y qué si no es el poema? Y por eso hablo de que nos sentimos modernos. Y por eso hablo de confluencias. Literatura y electrónica, canción y ruido juegan y bailan juntas, se mezclan sin miedos, como deberían mezclarse nuestros pensamientos estanco para que igualmente nos mezcláramos nosotros.

BRADIEN+Eduard Escoffet/ LEAL.LAV La Laguna from //soluciones dramáticas// on Vimeo.

Hemos tenido la suerte de vivir este concierto con ellos, que cuentan que es la primera vez que presentan este disco fuera de Cataluña. Para celebrarlo nos dejan el regalo inolvidable de hacer como despedida ‘Poema idealista’, un texto inesperado de Felipe Boso, poeta de Palencia con P, y que es de esas cosas que uno nunca olvidará. Qué bonito cuando se accede a algo que aparte de disfrutarse a uno lo traspasa como referente.

¡Ah, por cierto! Al principio dije no se qué del coro griego y ¿cómo olvidarlo? Nos sentimos modernos porque se nos ha regalado un concierto cuidado y coherente dentro de su variedad de formas usando los nuevos medios. Pero si se mira despacio lo que encontramos no es sino otra vez el principio de todo (salvo la danza). La palabra puesta en el aire impulsada por la música. Algo que estaba en todo aquello de siglos atrás y que llamamos prototeatral, anterior a la necesidad de un corifeo, de la representación de discusiones dialécticas. Un arte escénico de campo, sólo de campo.

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Las imágenes, magníficas como siempre, del fotógrafo de la casa, Javier Pino.

El vídeo registrado por el móvil de Javi Cuevas, que no puede evitar estar en todo.

Afortunados

Se que cualquier lugar puede ser isla. Y que el primer lugar es el cuerpo. He aprendido cómo funciona la máquina del miedo. Y cómo no estar aislado. Y aunque quieran que lo estemos o lo creamos, cómo no ser solo isla, sino archipiélago. Que archipiélago significa red, y las redes eliminan los miedos. Y sin miedo, amanece sobre lo común. Y que esa luz descubre palabras que apelan a la comunidad desde el primer lugar, desde el cuerpo. Hay jaulas que pueden ser más o menos fuertes, pero ninguna hace al pájaro olvidar el vuelo.

canario

canario en su hábitat

Me dice Rubén Ramos en su visita relámpago a Tenerife acompañando a Cris Blanco: «Escribe más, tío, no lo dejes. Lo haces bien y es necesario». Como el «bien» es relativo y subjetivo, me dejo halagar, pero lo dejo pasar. Ahora, el «necesario» se me clava. Lo hace en el sentido que Rubén percibe clara una red que ha de ser alimentada por todos sus lados para seguir siéndolo. Y me siento comprometido con ello. «También prometiste una retrospectiva de cosas que ya han pasado por el Teatro Leal y la seguimos esperando», me dice. Y tiene razón. Y yo tan poco tiempo. Pero usa un plural que me dice que debo hacerlo. Y aquí estoy para declararme afortunado. Como llaman a las islas estas donde hago todo lo que puedo, de las que necesito escapar para poder volver.

Esta lista que se avecina en este post son la mayoría de cosas que me hacen sentir que no tengo tiempo, que no puedo pararme a escribir y a la vez lo que me obliga a no poder afirmarme sino como afortunado.

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Claudia Faci

Octubre lleva todo el año deseando llegar. Importante. Empiezo una residencia artística titulada «Colectivo Translúcido», seleccionada el año por la ASOCIACIÓN SOLAR para ser realizada ahora. Solar es un grupo de personas con cabecitas muy bien amuebladas, fresco, despierto, independiente y tan maravilloso como los proyectos que sacan adelante. No confundir con el Festival Sitio, del que ya hemos hablado por aquí, aunque sí, claro, muchas de las personas que estamos en una cosa estamos en muchas otras. Como yo mismo, que a pesar de querer dedicar tanto tiempo a mi trabajo en residencia no dudo un segundo en realizar un curso con nuestra amada Claudia Faci. Gracias a las energías puestas por Javi Cuevas y el LEAL.LAV y la confluencia con el TEATRO VICTORIA empiezo por todo lo alto un mes que no olvidaré aunque quisiera.

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Adriático Adentro con Carmelo Fernández.

Pero en otro momento hablaré de mi trabajo. De la importancia de acabar las mañanas afectado por la mirada sabia de Claudia sobre mí y los compañeros que nos reunimos, de continuar con esas energías la tarde con mi residencia, recibiendo personas de manera individual en una sala para entregarme por completo a la consecución de sus deseos, deseos con forma escénica pero del todo privados e íntimos, pues ese ha sido uno de los dispositivos de mi residencia artística.

No, ahora eso no. Ahora seguiremos hablando de confluencias. Y es que sin tiempo para asimilar el huracán que supuso el curso de Claudia, llegaron otros dos a Tenerife, Carmelo Fernández nos trajo al LEAL.LAV un novísimo trabajo en mini-residencia. Sin embargo la muestra de «Adriático Adentro», tras diez días en la sala de cámara, tuvo que ser aplazada por el amago de uno de los huracanes de los que hablo. El otro probablemente estaba dentro del propio Carmelo, detrás de sus ojos.

Digo novísimo sobre el trabajo de Carmelo con toda la doble intención del mundo. Lo digo porque no puedo hablar de su trabajo con gran conocimiento de causa. Porque se que llevaba cierto tiempo sin presentar un trabajo nuevo. Y que «volver», signifique lo que signifique, siempre es un empezar de cero, casi una nueva primera vez. Muy interesado por una mística del movimiento en la línea de Gurdjeff, el propio Carmelo nos cuenta cómo en lo que nos presenta hay todo un trabajo fino y honesto de observación hacia su propia interioridad y la de su movimiento. Y tal vez esa sea la mirada que constantemente es nueva, ese poner la conciencia en el interior para descubrir y tensionar sin las interferencias de la voluntad una sintonía entre el cuerpo que baila y el cuerpo-público de quienes miramos. Un vibrar juntos. Y ahí es donde algunos de nosotros sentimos toda la armonía de este animal escénico que es carmelo, y como en ella conviven huracanes agitados al borde de desbocarse, sin hacerlo.

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Sonia Gómez en Bailarina.

Ya que dijimos confluir, confluyamos. Conocí a Cris Blanco y A Rubén Ramos el día antes de ver esa muestra de Carmelo, en el Auditorio de Tenerife. Bueno, Rubén me conocía a mí y se me presentó mientras yo estaba aún en las nubes, muy, muy arriba. Él me había visto actuar antes con «Acciones para bordear la nada», que la última pieza que he hecho, estrenada en el Antic Teatre en Julio dentro del Experimental Room Festival del que ya hablara por aquí. Los tres salimos del artilugio que Calatrava le regaló a la ciudad tras haber visto a Sonia Gómez y Javier Cuevas realizando «Bailarina Lírica», una pieza que muchos conocerán y en distintas versiones, una pieza de trasmisiones, realizada por Sonia con 8 pautas de movimiento, pautas que pasa a otros artistas para que con la misma receta cocinen otros platos.

Muchas eran mis expectativas, lo confieso. Antes de viajar a Barcelona por el estreno que ya dije, Javi me había contado y mostrado incluso preguntado cosas acerca de su versión. Para mí todo era al revés. No había visto el trabajo de Sonia y sabía por dónde empezaba a caminar el concierto en movimiento de Javi, pues eso es en lo que se fue convirtiendo su versión. Por eso al hablar con Cris y Rubén mi pelota estaba aún en la estratosfera, pues si la pieza de Sonia me hizo de algún modo bailar con ella (y para mí tuvo un sentido musical de por sí poderosísimo, además de ofrecerme imágenes a partir de las que construir libremente y llegar muy lejos), aquello no fue una pieza, sino dos. Un díptico simétrico en el que un cuerpo sale de escena con lo suyo hecho para que el otro entre a comenzar lo suyo. Y uno ve algo bonito y vuela.

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Javier Cuevas en Bailarina (lírica).

Aparte de un trabajo fino y cuidado, apareció ante mí la palabra coherencia, que me doy cuenta que a estas alturas no es sinónima, pero es familia cercana, al menos en mi mundo de significado, tanto de dramaturgia como de poesía. Sonia y Javi pueden estar contentísimos de haber confiado el uno en el otro para depositar y amparar un trabajo que una vez soltado a la brisa no pertenece a ninguno pero es de los dos, que pueden manipular para mejorarlo, pero que les contiene.

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Éste que escribe canbiando el boli por la guitarra en el festival Keroxen.

Claro, yo tuve que concentrarme en el fin de semana y ver el pase del sábado obligatoriamente. Y es que cuando en este volcán pasan cosas, pasan de verdad. Sin olvidar mi proceso de residencia en SOLAR, el viernes anterior, a 500 metros de donde Sonia y Javi estrenaban me tocaba a mi estrenarme por primera vez en el Festival KEROXEN. Muchos lo conocerán de oídas porque a lo largo de bastantes ediciones y contra viento y marea se ha sabido mantener con un cartel exquisito y propuestas arriesgadas, amparando desde la electrónica a la cumbia, del post-punk a la psicodelia. En mi caso, no fui solo. Se trata de uno de mis proyectos paralelos, Hernández&Fernández, un dúo que nació con la idea lúdica de destruir el concepto de recital poético generando ambientes sonoros para presentar textos en directo y que poco a poco hemos ido consolidando, trabajando con el cuerpo, el vídeo y el ruidismo. Sin embargo, la palabra sigue siendo un pilar fundamental en nuestras propuestas. Tal vez el Keroxen, que se realiza, sí, dentro de un antiguo tanque industrial de gasolina reconvertido en espacio cultural, es uno de esos lugares donde una propuesta de perfopoesía puede convivir con toda naturalidad con un cartel meramente musical y eso no solo lo honra, sino que es otro de tantos motivos para cuidarlo.

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Plano general de Cris Blanco en su coche invisible junto a plano detalle de Christ White perseguida por T-Rex.

Por eso estaba tan agotado cuando conocí a Cris y Rubén. Y a la semana siguiente no quise dejar de acompañarles a rato en el berenjenal de montar «El Agitador Vórtex», compañía de la que resultó un vídeo promocional un tanto desastroso y divertidísimo que tenemos por costumbre hacer a todo el que pasa por la sala.

De «El Agitador» Comentaré poco porque creo que quien lea estas líneas probablemente lo conozca bastante bien. Sobre todo en Barcelona, de donde Cris venía de hacerlo dos semanas en la sala Hiroshima con un resultado bastante bueno. ¿Será hora, señoras y señores, de volver a desempolvar aquel concepto de «hacer temporada» que tan bueno es para algunas cosas? Sobre todo porque estando en temporada se actúa. Y necesitamos actuar, en todos los sentidos.

Aquí algunos esperábamos la obra de Cris como se espera a un amigo que viene de lejos. Y eso que hemos visto dispositivos similares, pues en distintas visitas hemos visto el trabajo de Macarena Recuerda e incluso hemos realizado talleres con ella. Pero en este caso, el modo de realizar su película en directo, el uso de la planificación del lenguaje cinematográfico y la parodia total y absurda a través de los tópicos hollywoodienses mezclados a las joyas de su imaginación nos hicieron pasar un rato de lo más agradable. «El Agitador», es también una obra de difícil de manejar, como pasa con todas las miniaturas, y que no funcionaría tan bien si Cris no tuviera esa soltura en escena para integrar cualquier mínimo error. No obstante, sentí que algunos vacíos en los que la cámara tenía que desplazarse de un lugar a otro no le hacían del todo bien al conjunto. Una lástima que en esos recorridos no entrara más esa magnífica voz en off, casi improvisada de Cris, capaz de decir cosas como «mientras tanto, al otro lado de la ciudad ocurría algo completamente inesperado… mientras intento encender de nuevo la cámara», y seguir adelante. Sea como sea, otro auténtico lujo verla en acción. En Acción y en «ReAcción», festival que se está realizando ahora mismo en la isla de en frente, Gran Canaria, y a la que Cris Blanco ha dado el salto tras visitarnos para consolidar otro año más esta iniciativa que poco a poco va afianzándose como otro de los eventos referenciales en este lado  de paradojas atlánticas.

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Colectivo Translúcido en la ASOCIACIÓN SOLAR.

Tras toda esta vorágine Rubén podrá entender que no escriba más, aunque se que me insistiría para hacerlo, aunque lo entienda. Tras tantas cosas en tan poco, no he dejado de meterme en esa sala de la imagen de arriba, foto de la que he hecho un montaje cutre, entre una foto del espacio y el cartel de la residencia. Y es que tras una experiencia tan intensa, cuando me meto a trabajar ya en esta recta final para esa sesión abierta a compartir en la Asociación Solar, de algún modo siento los ecos de cada una de las personas que se han interesado, han pasado, han mostrado sus deseos, han intentado realizarlos conmigo y han dejado materiales, pero también senaciones tangibles e intangibles en el cuerpo y en el aire, y es como si un eco resonara todo el tiempo. Gente a la que desde aquí quiero dar una infinita muestra de agradecimiento y que me ha influido tanto acudiendo a la sala como tropezándose conmigo en este mes imposible de imaginar.

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El Conde de Torrefiel visita el LEAL.LAV con un taller de dramaturgia.

Gente de la que me despido igual que de todo quien pueda haber llegado hasta aquí leyendo (yo he conseguido vivir cada minuto de esto y sí, es intenso), y me despido diciendo que desde hace dos días, más confluencias, más solapamientos. El Conde de Torrefiel está aquí con nosotros, realizando un más que suculento taller de dramaturgia en el LEAL.LAV algo que como lo de Cris esperábamos con gran ilusión y que no nos está defraudando. Al igual que los cuerpos que pasan por el estudio donde trabajo, cada compañía, cada persona, cada línea que forma parte de esa red pasa por nosotros y nosotros por ellos para liarse y liarnos, para hacer un nuevo nudo y estirar a otros lados. Y así nos interconectamos y lo hacemos más fuertemente. Y para acabar como empecé, sí, todo esto, incluso no tener tiempo casi de vivirlo y menos de escribirlo, todo es un gran motivo para sentirse afortunados.

Si estas palabras que disparo como metralla entre tanto que hacer sirven para rebotar en la red, llegar donde sea y que otras nos lleguen, bienvenidas sean. Haré entonces lo posible por abrirles la jaula más a menudo. Saludos!

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Las fotos del LEAL.LAV son cortesía de Javier Pino.
La del Keroxen, de David Perreko.
Las de Bailarina se las he robado a Javi y las demás a internet.
Si es necesario añadir créditos por algo de esto estaré encantado. Mientras, dar las gracias.