Esto no es una crónica del FAM 19

Entre los pasados días 5 y 9 de junio se desarrolló en Tenerife una nueva edición (y van 9) del FAM, Festival de las Artes del Movimiento, organizado por el Cabildo de Tenerife. Un nombre concreto pero ancho a la vez, que permite imaginar trabajos muy variopintos en su cartel, desde la danza al circo. FAM desplegó su programación por distintos espacios de de Tenerife, en teatros, calles y plazas, consolidando aún más la buena salud de este encuentro anual con una serie de actividades alternativas para hablar también de los alrededores de la escena y su salud. Por todo ello esta no será una crónica del festival, como indica el título. Si a estas alturas a muchas personas ya no nos atrae tanto la idea de festival, que suele suponer un atracón de trabajos sin tiempo intermedio de digerirlos, hacer crónica de ello sin un plan o sin colaboración sería un despropósito que obligaría a enumerar propuestas. Puede ser que esto también empiece a comprenderse desde algunas instituciones, pues esta vez se ha elegido no saturar y ofrecer también esos espacios de encuentro y discusión. Quienes quieran echar una ojeada a más información, el enlace del principio.

De todas las propuestas, tan variopintas como atractivas, haré unos comentarios solo de dos. Qué más quisiera que poder pasear por la mayoría (poder, con los recursos que eso supondría). Al menos este par de piezas, ni peores ni mejores, por suerte han nacido en lugares remotos la una para la otra, pertenecen a ecosistemas distintos y eso enriquecerá lo que pueda quedar entre líneas, que es probablemente lo mejor de lo que uno escribe, lo rozado, casi dicho, lo que se lee sin palabras.

Para hablar de Las Alegrías, trabajo en estreno con el que Paula Quintana inauguraba a la vez el festival es preciso hacer un ejercicio grande de distanciamiento, no se bien por qué, pero ya lo he dicho. Ahora recuerdo que viéndolo, viéndola no pude quedarme en el asiento, no pude abandonarme a contemplar, con ese abandono que significa involucración plena. De Las Alegrías hay tanto por decir que es un jaleo comenzar. Es un solo acompañado, como podría definirse, tanto, que requiere nombrar a muchas personas y alargaría esto como un gran programa de mano. Si bien, es ineludible la mención al acompañamiento artístico y la dramaturgia a cargo de Javier Cuevas, presencia constante que ha imprimido su carácter en lo que ocurre en escena y que también ha limado lo que de antemano pudiera caracterizar a la bailarina, haciendo posible tanto un entorno como un modo de habitarlo inexistente antes de que ambos colaboraran, y muy probablemente igual de sorpresivo y extraño para ambos. Aunque eso de limar no se ajusta a lo que quiero decir. Sustituyamos limar por moldear, pero sin molde, sino con las manos, pensando que dramaturgia, espacio, cuerpo, movimiento y carácter se han juntado de manera líquida para ser, ahora sí, un material con el que conseguir ese algo fluido que no termina de ser ante la mirada y que, por tanto, se escurre, se deforma entre las cuatro manos que lo sostienen, lo remueven, lo agitan o lo apaciguan.

Sin embargo, hay gente cuyo trabajo es materializar ese espacios, hasta entonces solo ensoñación, al que Javier invita a pasar a Paula, al que Paula pasar atravesando a Javier, sin que ninguno lo reconozca como casa. Construir un espacio para el tránsito hecho de tránsito. Un espacio líquido, como el sueño vívido de un paraje natural extraño, orgánico, un espacio en movimiento, constantemente auto-regenerándose, de lo micro a lo macro, un hueco en una profunda caverna subterránea o una burbuja a unos centímetros del borde de la atmósfera, pero ya en su exterior. La gente que hace que eso sea posible y se den párrafos como éste se hacen llamar CUBE.

Ese espacio, caverna o burbuja, es un vacío latente, como el interior de un órgano de un animal vivo, recorrido por una la luz como sabia o sangre blanca, que hace que resulte lejano e ingrávido en su conjunto, o bien que se nos acerque y apreciemos el peso del cuerpo milagroso de Paula sostenida sobre las aguas. Pero su cuerpo no se establece en lo milagroso para ser admirado como tal. Porque las formas en las que se mueve son salpicadura, agua que quiere sublimarse, como primera vida en un caldo primigenio con la voluntad de saltarse cada peldaño de la evolución y erguirse. Esa salpicadura, que es agua buscando una verticalidad invertebrada es Paula en movimiento.

Reversionar el mito de Narciso hoy, del que tan aquejados estamos, y superarlo solo se puede hacer desde lo femenino, en un sentido amplio. Y claro que Narciso era femenino, basta pensar que se enamoró de su imagen líquida. Sin embargo, esta Narcisa de Paula sabe de su propia naturaleza líquida y tiene lo que le faltara al mito, el compromiso al completo con la feminidad, que no desdeña la escucha. Y es ahí donde otros cuerpos entran a bailar, dando forma a un sistema que como público astrónomo podemos estudiar, investigando qué gira en torno a qué, qué leyes rigen el campo gravitatorio de ese hueco robado a un sueño en que se convierte por instantes la caja escénica.

Vuela, ajeno y suficiente, el asteroide o la roca, el tótem o la montaña desprendida, ese artefacto fruto del hacer de Tahiche Díaz, escultor y realizador de instalaciones que en este caso también ha participado de la misma escucha. Con ella ha dado forma a otro cuerpo, tosco y pesado, corporizando lo primario como un diamante no tallado que entra en la órbita que los pasos de Paula generan en ondas concéntricas, plegando la piel del espejo sobre la que se reflejan las distancias, volúmenes y huecos de este dúo. Poco a poco, la evolución peculiar de este mundo/pieza supera el vacío inicial. Como si el movimiento de estos dos cuerpos y sus reflejos lo produjeran, el sonido comienza a fluir, dando cuenta del aire que vibrando, aúna las distancias. La música, a cargo de Óscar Villegas, genera todo esto de un modo sutil, tanto, que sus distintas capas van apareciendo sin que lo notemos especialmente hasta que algo se instala y desaparece, tal y como ocurre con el cuerpo del meteorito y el de Paula.

Las Alegrías es una oda sin épica, una ensoñación sin referentes obvios que mientras transcurre nos mece, nos baja la tensión pero no la atención, que cuando acaba no acaba, porque va acabando, está acabando desde el primer segundo, en una concepción del tiempo como vórtice que subraya lo efímero de la mínima eventualidad. Las Alegrías no tiene euforia, no trata el sentimiento, sino que a través del establecimiento y la retirada de las distintas capas de los elementos que la integran va atravesando sensaciones. Es una obra sin palabras que no necesita que quien la mira se las ponga. Mucho menos éstas que escribo. Así cada cual la hace desde fuera, dejándose arrullar por un baile cósmico y moviéndolo al mirar un posible ritual folclórico del futuro donde nada está exacerbado.

Amuhaici Luis, con un vestuario igualmente adecuado ha sabido rimar su verso con el resto del poema para que cosas como ritual del futuro puedan ser imaginadas. Y por otra parte, Roy Galán ha tenido la tarea de escribir un texto de, para, por, desde, entre, la pieza. Un texto homónimo, publicado por Con tinta me tienes que no se ve en la pieza, que no sirvió de inicio ni le da fin, que no explica el trabajo ni lo apoya. Un texto que es otro reto, pues es escribir sobre un poema que ya dije que está hecho sin palabras. Un texto que nace del mismo cogollo creativo, como si una semilla del espacio exterior hubiera germinado en la tierra y al brotar la planta diera cuerpo, agua, diamante, sonido, palabras, luces, gravedad, reflejos, ecos y silencios. Porque tal vez toda alegría comparta el mismo átomo de paz sin la que no podría ser posible.

La segunda pieza de la que diré cosas es Esto no es una prueba de sonido, de Carlota Mantecón. Al igual que antes, que no lo dije, se me hace un poco más complicado comentar cosas de personas a las que conozco. Este vuelve a ser el caso, como antes, con tantas personas cercanas formando equipo, gente nombrada y no nombrada. Tal vez empiezo así porque ésto es lo único que ambas piezas comparten. Esto y que ambas son solos, pero solos que no están solos. Ahí se abre otra puerta por la que no entraré, pero que señalo para pensar cuánto de la vida cotidiana puede haber en eso. Hacer solos acompañados. Ahí lo dejo.

Como Magritte, Carlota comienza estableciendo lo que no es. Las expectativas, a las que les gusta la marcha, están deseosas de saltar. El linóleo blanco, la luz uniforme y general. Vaya. He usado dos adjetivos muy militares para hablar de la luz. Puede que no sea casual, y por eso algo en nosotros asimile rápidamente que Carlota entre en escena vestida de una pieza, con un mono de trabajo, cual obrera, a lo Meyerhold. Y sí, todo esto es la mar de subjetivo, son construcciones mentales elaboradas a partir de pequeñas informaciones de alguien que ha asistido a su (también) estreno, construcciones incluso de lo que el resto de espectadores podría estar recibiendo subliminalmente. ¿Es consciente esta decisión? Mejor dicho, ¿es intencionado sugerir algo de esto al tomar esa decisión? Realmente no importa. La información está ahí, pero no es imperativa. Podemos tomarla más o menos. El trabajo comienza a desarrollarse, vamos entrando en él. Sin embargo, cuando las primeras propuestas de la bailarina se establecen para que entremos en su juego, algo estalla, algo conecta con todo eso de antes. Esas cosas que eran solo ideas y ahora brillan con lo demás en escena.

Carlota está bailando. Se está desplazando a un ritmo rápido, y constante, algo sincopado, dibujando círculos, más bien óvalos que no son concéntricos, sino que parten más o menos del centro del espacio, como pétalos de una flor. Y ahora acelera el paso, y corre alrededor, manteniendo los giros laterales del torso hacia atrás mientras avanza. Antes de eso no se desplazaba. Su movimiento se mantenía en su eje. Y antes era aún menor. Solamente recorría algunas partes de su propio cuerpo. Todo esto porque antes hay un micrófono inalámbrico en escena. Un cuerpo pequeño cuya cabeza tiene voz. Los pasos de Carlota hacia el micrófono suenan amplificados. Al agacharse a recogerlo, el crujido lento del tejido del calzado, el chirrido amortiguado de la suela en el linóleo. En ese planteamiento mínimo queda establecida la base del juego. Y luego, todo lo anterior.

Hablar de la biomecánica de Meyerhold a estas alturas es como si este blog estuviera lleno de polillas, como si fuera a soltarme una chapa aburridísima. Sin embargo, sin ningún interés en hacer una arqueología escénica, hay algo de todo eso filtrado lo que Esto no es una prueba de sonido propone, y digo filtrado adrede, por no decir infiltrado, pues no podemos saber hasta qué punto ha sido una decisión consciente y hasta qué punto un hallazgo o una intromisión mágica del destino, estas cosas buenas que aparecen cuando uno iba en busca de su cosa.

Esto no es una prueba de sonido es una pieza de danza sonorizada, o un instrumento musical bailado, un solo tocado a cuatro manos y dos cuerpos, un dúo dinámico, o una instalación sonora intervenida. Poner micrófonos a la danza o poner cuerpo a la instalación sonora. O poner la norma de no definir cuándo se está en una cosa y cuándo en la otra. No distinguir. Estar. Estar vibrando. Bajar. Bajar mucho. Ir a un principio muy básico. Si lo escuchas es porque ha sonado. Si suena es porque algo ha movido otro algo que se mueve, que mueve una onda que mueve el aire que sigue moviendo la onda que entra en tu oído y que martillo, y que yunque, y que tímpano y que estribo y que microvibración, que electricidad, que información neuronal, que escucha.

Desde este punto de vista, tal vez gracioso, pero torpe en mi exposición, el hacer de Carlota se entiende mucho mejor como operaria de su pieza que estrictamente como bailarina, y mucho menos como intérprete. Al presentar su propuesta, Carlota se dispone como cuerpo vibrante a surcar las dinámicas del sonido de su propio movimiento en escena. Pero como una mesa de sonido retroalimentada, que recibiera el mismo sonido que estuviese emitiendo, a lo largo de su travesía encuentra, cómo no, momentos de acople de frecuencias que producen estridencias, tanto como silencios producidos porque las ondas sonoras que recibe y produce se neutralizan. Así, el cuerpo genera sonido y el sonido corporalidades posibles a las que el cuerpo-operario, sujeto y a la vez objeto de la propuesta reacciona en un presente contínuo.

Pero Carlota no está para nada sola en todo esto. Ese dúo, ese solo a cuatro manos y dos cuerpos lo realiza con la encomiable labor de Luz Prado, que además de su buen hacer, apoya el discurso anterior sobre la operatividad de la pieza y su concepción instalativa estando muy presente en todo momento, pese a permanecer inicialmente tras la pantalla y la mesa de mezclas. A las primeras incursiones de Carlota al micrófono va añadiendo paulatinamente delays con cuyos tiempos y feedbacks va jugando. De ese modo, algunos sonidos del cuerpo de Carlota quedan atrapados en repeticiones largas, sonando idénticos o degradándose cada vez, perdiéndose o permaneciendo en bucle. Y es aquí donde entra un cuerpo invisible en la propuesta: el tiempo (y con él, la memoria, la memoria de otros cuerpos y la memoria de los espacios). Sin ningún afán ilustrativo, y del mismo modo que actúa en nosotros el sentido del olfato, el sonido repetido del cuerpo y las voces, bien instantáneamente o bien transcurrido un tiempo en el que lo olvidamos, nos trae de vuelta (representa) los movimientos que lo produjeron. Por eso nombro ese tercer cuerpo, actor evocado, como cuerpo real. Sobre todo si la bailarina ha parado o ha entrado en una dinámica más pausada y lo que oímos es parte de un momento anterior de gran dinamismo, donde la musicalidad de su repetición nos hace revivir, casi ver la coreografía que suena, completada con la memoria de nuestros ojos.

Con todo esto, hay tiempo para uno de los momentos más hermosos del trabajo, en la que Luz Prado entra en escena, colocándose lejos de Carlota para que tomar ambas el extremo de un cable, hacerlo girar como una gran comba y convertirlo en una onda que gira en M sobre sí misma al acercarse. Una sinusoidal orgánica, ocurriendo en escena, que escuchamos girar ante nosotros.

Grandes trabajos recién estrenados, ambos solos acompañados. De este último uno se va con algunas preguntas que apuntan a lo dramatúrgico. Tal vez por mucha o poca, o otro tipo de dramaturgia, en Esto es una prueba de sonido ocurra que algunas propuestas se dilaten en detrimento de otras que no llegan a establecerse del todo, o donde cabría profundizar aún más sonoramente. Lo mismo ocurre con el efecto que produce el sonido en la memoria. Ambas cosas son minas donde sin duda ambas artistas pueden seguir excavando. Sin embargo, volviendo a lo esencial, pienso en que Magritte decía que no era una pipa su pintura de una pipa. Tal vez Carlota y Luz podrían presentarnos aún más una auténtica prueba de sonido (que negar con el título y la acción), pero que como tal tuviese tanto de sonido como de prueba. Y dejarse naufragar en ella, entrando por caminos que funcionen y abandonando otros que no lo hagan tanto según el día, siguiendo la prueba, moviéndose tras el sonido y viceversa, en ese presente.

Como dije al principio, muchísimas otras propuestas formaron parte de esta novena edición del FAM. Entre otras contamos con la siempre bienvenida Janet Novás presentando Mercedes y yo, o varias piezas con la firma de nuestro querido Daniel Abreu, al frente de LAVA, Cía de la que es director artístico. Me comentaba una amiga hace poco que este año había mucha presencia de artistas canarios y tenía razón en lo que quería decir. Es necesaria esa presencia. Pero así, del modo en el que se está dando. Si hace no tanto festivales como éste tenían un cartel más internacional, lo cual siempre es bueno para nutrirse de otras sensibilidades, en esta ocasión ha habido un porcentaje bien alto de propuestas canarias. Y lo bueno es que se nota que no tiene que ver con un proteccionismo por lo local. Se trata de un cambio de paradigma, pequeño, que no levanta ningún revuelo, pero donde la creación escénica canaria va encontrando naturalmente su lugar. Qué frágil es todo esto. Sigamos haciéndolo entre muchas.

Hernández & Fernández – Sinestesia: Pino Ojeda

Acostumbrado a escribir sobre lo que hacen los demás, es rarísimo realizar una entrada sobre el estreno de un trabajo propio. Suerte que han escrito por nosotros.

Hernández & Fernández somos un dúo perfopoético que desde hace cierto tiempo procuramos aunar textualidad, sonoridad y acción performativa. El pasado día 21 de febrero, coincidiendo con el Día de las Letras Canarias, hemos estrenado un recital audiovisual sobre la obra poética de Pino Ojeda, autora Gran Canaria homenajeada este año, una mujer pionera no solo en su obra, sino en sus modos de hacer. Pero en lugar de redactar nosotros mismos sobre esa experiencia, que aún asimilamos y que esperamos que pueda repetirse muchas veces, les dejamos por aquí con una pequeña entrevista que en su momento me realizó Adriana García para Lagenda de Tenerife, medio insular con el que colaboramos. Gracias, Adriana.

.- Hemos entrevistado a Adán Hernández, la ‘H’ del dúo, para que nos cuente qué es eso de perfopoesía y qué podemos esperar del recital. 

.-¿Hernández & Fernández tienen nombre propio?
.-Somos Adán Hernández y Panki Rodríguez. H&F es nuestro nombre propio cuando hacemos cosas juntos.

.-¿Cómo surge la idea de hacer este recital en honor a Pino Ojeda?
.-H&F hizo su primera aparición en el contexto del NumaCircuit. Siempre quise hacer un recital de poesía realizando ambientaciones sonoras en directo, pensando el propio texto también como fuente sonora, de manera que algo tan convencional como el formato recital tomara una forma novedosa, inesperada incluso para mí. Y al revés, que dentro de una propuesta transdisciplinar y de riesgo estuviera incluido el texto. Se lo propuse a Panki, le gustó la idea, empezamos a trabajar también con la imagen y de ahí nació ‘Destino Intercambiador’, nuestra primera pieza. Luego hemos estado en otros modos de hacer.

Ahora teníamos ganas de recuperar ese formato. La idea apareció casualmente en una conversación con Elena Cotarelo, directora de la Biblioteca Municipal de La Laguna Adrián Alemán de Armas. Hablábamos sobre los homenajes a distintas figuras literarias, sobre la falta de novedad o a la monotonía que a veces parece que llevan implícitos estos actos. Salió el nombre de Pino Ojeda, que en 2018 sería ella la homenajeada el Día de las Letras Canarias. Ella no conocía H&F… y tras inventar un poco ya estábamos metidos en un nuevo proceso.

.-Al celebrar la figura de Pino Ojeda, se tiende pensar que el proyecto parte del feminismo y la perspectiva de género. ¿Hay una reivindicación de este tipo detrás?
.-Las creaciones de Pino Ojeda dan forma a un universo poético cerrado y coherente, una  especie de nebulosa que funciona como un sistema. Vamos, lo que llamaríamos comúnmente ‘estilo’, que da forma al pequeño mundo cerrado de una autora, en el que cada pieza encaja. Nombrar esto antes que nada debería ser también ‘lo común’. Pero no lo es porque sabemos que a las mujeres les va a costar el triple que se diga o que se tome en serio lo que acabamos de decir sobre la calidad de sus creaciones. Por eso primero mejor hablar de calidad y valor, y luego de género, que también es importante e indisociable. Pino Ojeda mantuvo relación con Juan Ramón Jiménez o Vicente Aleixandre. Muy bien, dos pesos pesados. Pero al hablar de estas pollitas literarias españolas no decimos de ellas: “eran amigas de Pino Ojeda”, ¿a que no?

Con respecto a la reivindicación feminista, es bueno que desde las instituciones se dé visibilidad a autoras, pero nos preocupa que se haga ‘porque está de moda’, perdiendo la profundidad real de su figura y su obra. Sea como sea, Pino Ojeda hizo lo que hizo en una época en la que no era nada fácil. La reivindicación feminista, desde nuestro punto de vista, está implícita en un activismo vital, en el modo en el que esta autora realizó su propia vida. Tal vez por ello hemos decidido comenzar la cosa citando a Virginia Woolf.

Es bueno que desde las instituciones se dé visibilidad a autoras, pero nos preocupa que se haga ‘porque está de moda’, perdiendo la profundidad real de su figura y su obra

.- Pino Ojeda fue poeta, editora, artista plástica… ¿Han querido reflejar ese carácter multidisciplinar mediante esta propuesta donde confluyen diversos lenguajes artísticos?
.-No podía ser de otra manera. La pieza se llama ‘Sinestesia: Pino Ojeda’ precisamente por eso. No se trata de hacer una simple lectura de sus textos. Tratamos de colocarnos en los márgenes, en las relaciones posibles entre sus pinturas y las imágenes que suscitan sus poemas. Esto es frágil y a la vez rico, ya que nos da mucho material con el que jugar. Los textos, tras analizarlos, los escuchamos y les añadimos sonidos. Con las imágenes, igualmente, las transformamos y les añadimos las nuestras. Pero sonido e imagen también se retroalimentan, generando nosotros también otro ‘pequeño mundo cerrado’.

.-¿Han tenido alguna dificultad para amalgamar todos esos lenguajes?
.-Esta es una labor de mucha paciencia. Tal vez la mayor dificultad somos nosotros mismos. A veces te empeñas en que la micropieza que surge de cada poema vaya por donde tú quieres. Eso no funciona nunca. Hay que escuchar qué quiere, como si tuviera vida propia, y ponerse a sus órdenes. Entonces todo fluye y se vuelve placentero. A veces es un ejercicio casi meditativo. Y requiere tanto tiempo y soledad como escribir..-¿Cómo es el proceso que siguen a la hora de crear para estos proyectos, en este caso la perfopoesía?
.-Aquí hemos querido probar un nuevo sistema. En ‘Destino Intercambiador’ realizamos todo juntos. Panki con más peso en la parte de imagen y yo en la sonora, aunque con ideas de ambos. Las acciones performativas también eran conjuntas. Ahora, en ‘Sinestesia: Pino Ojeda’, hemos decidido centrarnos cada uno en una parte y trabajar por separado. Panki está haciendo toda la parte de vídeo y yo me he centrado en la textualidad y sonoridad. A medida que avanzamos vamos compartiendo lo que encontramos para influir en el otro. En esta ocasión el resultado, en proceso, será un recital audiovisual, sin partes de composición performativa, aunque claro, el hecho de presentar lo que hacemos es ya una acción performativa en sí misma, ¿no?

.-¿Qué puede esperar el público de este recital escénico-audiovisual?
.-No tengo ni idea. Pero una cosa sí está clara: en ningún caso vamos a hablar de Pino Ojeda como personaje. No daremos datos biográficos. Y aunque nos hemos centrado en su obra, tampoco diremos lo buena o importante que es. Creemos que para eso están precisamente los libros y las bibliotecas. Sería bonito que alguien viera y escuchara lo que tenemos preparado como algo completamente nuevo y luego pensara: “¡Ah! ¿Pero esto es de Pino Ojeda?” Porque nosotros nos hemos ido a vivir una temporada al interior de su obra para sacar y compartir ese algo nuevo, que ya estaba ahí pero tal vez no se veía o no se había visto así. Nos hemos puesto más en el lugar de la sensación del lector o el espectador, no en el de las obras. Porque éstas ya existen por sí mismas. Si a alguien le hace abrir un libro para ver quién era esta mujer o qué dice un poema suyo, nos quedaremos contentos.

Vamos a ponerle una vela a la Virgen de la Candelaria, que ahora parece que está posicionándose cada vez mejor a ver si nos echa un cable

.-¿Tienen pensado exportar el recital a otros escenarios a nivel insular?
.-Si fuera por nosotros haríamos gira mundial, pero sería bueno comenzar moviendo el recital por Canarias. Sería muy importante que pudiera verse muchas veces, no sólo por el trabajo en sí, sino por la visión que da, contemporánea y a la vez fiel a la esencia de la obra de esta autora, haciéndola accesible, actual, fresca, elegante y sorprendente. Además tiene ese punto didáctico de animación a la lectura, por el que dan ganas de descubrir más a esta autora. Pero para ello vamos a necesitar recursos y, ojalá, algunos apoyos institucionales o voluntades políticas. Vamos a ponerle una vela a la Virgen de la Candelaria, que ahora parece que está posicionándose cada vez mejor, a ver si nos echa un cable. 

 

.-¿Qué próximos proyectos están elucubrando Hernández & Fernández?
.-¿Más proyectos? Tal vez descansar… Cuando estás tan cerca de abrir un proceso no puedes tener la mente en otra cosa que no sea esto. Una vez se muestre, el proceso continúa. Tocará retocar, arreglar detalles, añadir y quitar cosas…, un trabajo sin fin. Queremos centrarnos en este proyecto. Más adelante llegarán más cosas, pero queremos estar sobre todo en el presente y hacerlo más bonito.

Moerugomi, basura para quemar. Fabián A. Gómez Bohórquez en el LEAL.LAV

Llueve. Acabo de ver el documental sobre Angélica Liddell. Ese donde prepara Todo el cielo sobre la Tierra. El síndrome de Wendy. Donde Fabián Augusto Gómez Bohórquez recibe indicaciones sobre cómo sujetar la cabeza de Lola Jiménez. Ese que intercala fragmentos del diario de Angélica, del que miro las fechas. Coinciden con aquellas donde yo mismo hice un estreno. Ese donde alguien me envió por correo una carta dentro de un libro que la propia Angélica le había dado. Ese. Pero estreno de qué, me pregunto. Porque el pasado viernes 23, Fabián estrenó ‘Moerugomi, basura para quemar’, tras una residencia de dos semanas en el LEAL.LAV, Laboratorio de Artes en Vivo del Teatro Leal de La Laguna. Tiempo donde yo mismo también he estrenado algo, esta vez sonoro, quizá por miedo a la escena. Pero otro estreno de qué, me repito. Si en unos cuantos meses, Lola Jiménez también vendrá al LAV, sola, sin Fabián, sin Angélica, a mostrarnos su último trabajo. Y ahora que sigue lloviendo veo que es exáctamente así como me encuentro. Como lo que aún no ha llegado. Como lo que ya se fue.

¿Cómo se hace una obra de teatro? ¿Cómo, si es algo que solo se hace mientras se está haciendo, mientras ocurre? ¿Qué se hace, pues, antes de esa hora sagrada donde el ojo ajeno, curioso, tal vez cómplice o frío, observa?

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En Moerugomi, Fabián usa un texto antiguo, retocado en el tiempo como un pequeño monstruo de Frankenstein. El destino ha querido que su criatura cobrara vida en La Laguna. Para moldearla, Fabián ha trabajado concienzudamente en una estructura que articulase su osamenta. Piezas como cuadros independientes orientadas a crear por separado imágenes precisas y contundentes, como quien monta un bodegón o la escenografía para un autorretrato. Grandes cuadros rellenos por el músculo que Fabián fue trabajando, encerrado en el teatro, solo, recorriendo insistente sus fibras. Más tarde fueron bañados por el fluido que los recorrería, unificándolos: la sangre de ese texto ya sonando.

La imagen puede contener: una o varias personas y noche

Sostenido sobre Fabián, como un exoesqueleto que le hiciera enorme, el conjunto ganó en matices bajo la luz de Carlos Dalton, que asistió la pieza, y la llegada de la pareja de músicos Jan Raydan, generando potentes loops en directo, y Giomar Espiñeira, delicada en el manejo de distintos tipos de flautas, dio al conjunto el latido necesario para vibrar e insufló ese aire para que la criatura de Fabián se nos presentara realmente viva.

La imagen puede contener: 1 persona

Justo ese aire inaprensible del que Fabián habla, tal vez un alma (como la de Ghost in the shell, como la de un replicante, como la de su propia pieza) capaz de hacernos viajar del cuentacuentos a una gruta donde espiar la primera pintura rupestre, a una misa pagana, a un contramanifiesto donde queda bendecida nuestra estéril simiente, la de los tristes solos que escribimos, mejor si llueve, y ojalá con la entrega que reside en Moerugomi.

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Las imágenes de esta entrada son, como sienmpre, de la mirada intrépida de Javier Pino, excepto la segunda, tomada, entre muchas otras, por el grupo de alumnos de BBAA que realizan el Prácticum Universitario en Leal.Lav y han acompañado a Fabián en su proceso de residencia previo al estreno, realizando además una gran labor de documentación.

VIDEOMATÓN con Fabián Augusto Gómez Bohórquez

Mañana veremos en el LEAL.LAV ‘Moerugomi, Basura para quemar’, del performer colombiano afincado hace ya mucho en Madrid, Fabián Augusto Gómez Bohórquez, que se presenta rápidamente en este nuevo ‘VIDEOMATÓN’ junto a su equipo en escena para hablárnos un poco de este trabajo.

Fabián, que ya nos había visitado años atrás como intérprete de Angélica Liddell, ha venido a realizar residencia artística a partir de la que este trabajo ha crecido en dos semanas y se ha visto reforzado. La muestra será mañana viernes 23 en la sala principal del Teatro Leal a las 21h.

PUZZLEATÍPICO – Entrevista con Beatriz Bello y Adán Hernández

Adán Hernández, creador escénico desde el LEAL.LAV Laboratorio de Artes en Vivo del Teatro Leal de La Laguna, y Beatriz Bello, socióloga desde ASPERCAN, Asociación Asperger Islas Canarias, realizan un taller de videocreación con un grupo de personas con síndrome de Asperger, segunda actividad de larga duración planteada por el LEAL.LAV. Adriana García, colaboradora de Lagenda de Tenerife, recoge esta conversación para Unknown Pleasures, ya que Adán forma parte del taller junto a su compañera Beatriz. La conversación es muy extensa. Pedimos paciencia, si hay interés, porque esto suele pasar cuando se tratan temas un tanto silenciados y se habla en nombre de muchas personas.

Nos interesa mucho esta experiencia. ¿En qué consiste, cómo se llega a ella, cómo se desarrolla y, sobre todo, por qué este colectivo?

Adán.- Muchas preguntas. Vamos por partes: Curro en el LAV como ayudante de producción y coordinador de proyectos. La política del laboratorio ha ido derivando, definiéndose aún más como espacio de investigación y acogida de prácticas artísticas contemporáneas, más allá de la mera exhibición. Al visitarnos, cada artista comparte sus prácticas con la gente local. Hay un número importante y heterogéneo de personas asiduas a esta rutina de formación, hasta el punto de que se ha creado un sentimiento de comunidad, al compartir experiencias y herramientas de creación. Este año hemos dado un paso más, planteando actividades de larga duración, con un cariz un tanto más social, extendiendo el alcance del LAV hacia colectivos a los que, por lo que sea, estas propuestas no llegan. Pero también para reinventar qué es lo que pasa en un laboratorio de creación al usarlo como refugio, donde lo grupal, lo humano y lo escénico ocurran. La primera de estas propuestas fue PRINCIPIANTES: Carlota Mantecón trabajó con un grupo de mujeres mayores de 65 años. Juntas crearon una pieza de danza contemporánea. Ahora Beatriz y yo presentamos PUZZLEATÍPICO, un grupo de personas con el síndrome de Asperger a quienes acompañamos en un taller de videocreación. Para ello hemos tomado como referente a nuestras amigas de La Rara Troupe, el grupo de videocreación que con Chus Domínguez o Alfredo Escapa lleva funcionando en el MUSAC de León aproximadamente cinco años, formado por personas con y sin diagnóstico en salud mental.

Bea.- Llevamos un año ideándolo todo en conversaciones con Javier Cuevas y los miembros de ese grupo. Hace un mes y medio Adán y yo nos fuimos a visitarles al MUSAC en un encuentro organizado por el LAAV (Laboratorio de Antropología Audiovisual). Allí pudimos conocer su experiencia de primera mano, así como a Alfredo Escapa, que está siendo nuestro acompañante en este proceso.

Y para mantener el feedback…

Adán.- Es importante la presencia. Alfredo nos ha devuelto la visita y ha sido un subidón de autoestima. No nos ha marcado por dónde ir. El propio grupo se ha autodefinido al integrarle como uno más, mostrándole lo que somos.

Bea.- Esto es importante siempre al trabajar con colectivos en riesgo de marginalización, que necesitan visibilización o que están pidiendo un lugar donde poder ser y tener voz propia, empoderarse. Desde nuestra entidad, ASPERCAN también llevamos un tiempo tratando de hacer otras prácticas, procurando que sean culturales o artísticas, y ahí está el enlace. Antes de este taller hicimos una residencia artística en el Auditorio de Tenerife con Quantum Enssemble, que repetiremos de manera ampliada. Lo buscamos con el mismo objetivo que el LEAL.LAV busca el ofrecer espacio a otros colectivos que quieren trabajar sus problemáticas, dificultades o fortalezas desde un punto de vista menos tradicional. Coincidimos en las visiones o la manera de trabajar, por lo que nos gustaría que este taller de videocreación, igual que el del Auditorio, no fuera puntual, sino que continuara. Vemos siempre resultados muy favorecedores que tienen un impacto muy positivo, y nos gustaría pasar de la anécdota al trabajo continuado.

Qué contento sale mi hijo del taller. Nos gustaría que fuera permanente.

Imagino que también será terapéutico y que debería ser apoyado por otras instituciones.

Bea.- Debería haber implicación de áreas como educación o salud. Nosotros siempre decimos que con este tipo de prácticas lo terapéutico no es el objetivo, sino lo artístico, ya que el efecto terapéutico es siempre un efecto colateral: las cosas que te hacen sentir bien tienen una repercusión positiva en tu bienestar. Es significativo que pese a que esta es una primera experiencia, muchas familias nos digan: “qué contento sale mi hijo del taller”, o “he visto algunas de las cosas que hacen, qué bonito, qué curiosidad le despierta esto, nos gustaría que fuera permanente”. Ojalá lo consigamos con la ayuda de las instituciones.

Adán.- El nexo entre Bea y yo es el mismo entre ASPERCAN y el LEAL.LAV: no hay una finalidad terapéutica primordial en el planteamiento, sino creativa y artística, pero la creación en grupo te hace encontrar espacios para crecer personalmente y estar con los demás. Y si tienes la oportunidad de invitar a otras personas que vengan a verte eso conlleva un bienestar, algo sanador.

Debería haber implicación de educación o salud. Nos gustaría que este taller no fuera una anécdota, sino algo continuado. Ojalá lo consigamos con ayuda de las instituciones.

¿Por qué la videocreación?

Adán.- Usar vídeo no era prioritario desde el LAV, sino abrir una actividad a personas diagnosticadas en salud mental. El referente de La Rara Troupe nos hizo pensar el vídeo como un medio asequible. Todos tenemos móvil. Queríamos facilitar que el grupo hiciera una especie de autorretrato o un diario. El vídeo es en este caso una forma de escritura muy instantánea, igual de accesible si uno no tiene facilidad para escribir o dibujar y fácil de compartir al ser proyectado. Con esto planteado entramos en contacto con Bea y…

Bea.- …y vimos que era una herramienta que encaja perfectamente con sus necesidades. Una de las características singulares de las personas con síndrome de Asperger es que asimilan mucho mejor todo aprendizaje si va acompañado de una imagen, por lo que se les suele llamar “aprendices visuales”. Su déficit está más en el lenguaje verbal. Un discurso puede volverse complicado si es muy subjetivo o si tiene mucho vocabulario con doble sentido. Por eso es común usar pictogramas con las personas con autismo. Les ayuda en su compresión. Un taller con la herramienta del vídeo es perfecto.

El vídeo es una forma de escritura muy instantánea, accesible y fácil de compartir

¿Cómo han respondido los usuarios?

Adán.- Sorprendentemente. En mi caso, tengo una experiencia larga en las escénicas, pero en el tema del Asperger soy novato frente a una especialista como Bea. El tándem funciona porque ambos estamos en terrenos incómodos, siempre alerta. La comunicación es fundamental. Primero crees que vas a llevar al grupo por algún lugar. Pero es el grupo quien te lleva a ti. Hay que escuchar mucho. Tras las primeras sesiones, el grupo ha naturalizado e integrado la herramienta vídeo. Eso ha marcado un antes y un después, yendo más allá de lo que esperábamos.

¿Cuántas veces se reúnen para el taller?

Bea.- Es una sesión a la semana de dos horas. Los vídeos que graban los realizan en el teatro pero también a lo largo de la semana. Esta frecuencia y estos tiempos tienen que ver con la limitación de disponibilidad y los recursos que tenemos. También vimos que las sesiones más largas no suponen trabajar mejor. Esto ha sido un acierto. Con más horas aparecen el cansancio y la pérdida de atención. Puede hacérseles cansino y ser contraproducente por la dispersión individual y grupal. Nos hemos acostumbrado al ritmo que llevamos y creo que es el idóneo.

Es importante encontrar esa comodidad para alcanzar los objetivos que se habrán marcado.

Adán.- Aunque parezca raro, no conocemos exactamente nuestro objetivo. Trabajamos con vistas a una sesión final que compartir, pero cada día hacemos el taller sin ideas preconcebidas, abiertos a lo que ocurre. Por eso será importante contar cómo está pasando todo, que el propio proceso sea casi el tema a tratar

Es decir, que es más importante el viaje que el punto final.

Adán.- Sí. Y a lo mejor ese punto final es un «continuará». Si te vas de viaje, cuentas el recorrido. No hablas solo de un lugar, sino del movimiento. Esto es un poco lo mismo, un lugar nuevo para todxs. Lo bueno es ir juntos y ver qué nos supone a cada uno y al grupo como totalidad. Dónde llegar es secundario.

¿Qué les supone esta experiencia a ustedes, como profesionales?

Bea.- Para mí es súper gratificante. Primero por la invitación del LEAL.LAV. Eso sí que lo agradecemos y lo subrayamos. Normalmente se reivindica desde la entidad y el colectivo que no nos dejen en espacios de la periferia, espacios que sobran, aulas en desuso, sino que nos abran los espacios centrales. El LEAL.LAV es un espacio muy interesante a muchos niveles y formar parte de él es muy grato. Luego, personalmente, considero completamente innovador el uso del vídeo con personas con autismo. Puede ser incluso inspirador para otros colectivos. De hecho, ha despertado gran interés al comentarlo con más profesionales. Consideran que efectivamente pueda tener muy buenos resultados. Por otro lado, volver a trabajar con Adán es muy enriquecedor. Todo fluye de una manera tan natural que a una lo que le apetece es que esto dure mucho más allá de la frontera que tenemos en diciembre.

Adán.- Cuando trabajas en grupo te lo tomas muy a saco. Eso desgasta, pero además, en mi caso, como miembro del taller y equipo del LAV, el hecho de estar a la vez dentro y fuera, lo acentúa. El agotamiento tras las sesiones se nota, aunque se contrarresta por la potencia del mismo grupo. Hay mucha energía en juego. Es necesaria mucha atención y cuidado. Ya dijimos que esto va de entrar en lugares desconocidos. A veces derrapamos, porque hay sitios donde la gente no quiere entrar. Pero luego nos llevamos tantas satisfacciones… Desde la primera sesión empecé a observar cómo cada cual se implicaba físicamente a la hora de grabar, las distintas relaciones con sus cuerpos, su psicomotricidad. No pude evitar pensar los cuerpos de quienes grababan como cuerpos que bailan, se mueven, accionan en escena. Entonces planteé abrir un campo completamente independiente al trabajo de La Rara. Pensé en algunas cosas que he hecho y dicho con Silvia Zayas. Adaptamos algunos ejercicios del trabajo que hace Sonia Gómez con la cámara. Los cuerpos empezaron a crecer, a abrirse, tomando presencia, soltura e importancia a través del juego. A día de hoy hacemos este ejercicio por turnos, para que la mitad del grupo vea a la otra mitad moverse. Le pusimos a eso música y de repente hubo una explosión, una liberación. Moverse con la cámara les hace encontrar una danza. Un universo completamente distinto al de los cuerpos de la primera sesión, imposible de encontrar si les hubiéramos pedido que bailaran. No sabemos a dónde llevará esto. Quisiera explorarlo un año entero.

Moverse con la cámara les hace encontrar una danza. Un universo completamente distinto al de los cuerpos de la primera sesión, imposible de encontrar si les hubiéramos pedido que bailaran.

Es muy interesante. Y según me cuentas, el síndrome también puede afectar la psicomotricidad.

Bea.- Sí, claro. Pero como dice Adán, la herramienta del vídeo funciona como excusa. Focalizan su atención en hacer una grabación personal y divertida. No están expresando nada, simplemente se lo están pasando bien moviéndose. Cada uno con su cuerpo, con sus peculiaridades pero con un nivel de compromiso altísimo.

Entonces sí que se ha dado un paso más allá.

Bea.- Como ya vimos, no teníamos objetivos cerrados. Luego, como en todo camino que se avanza, llegan sin haberlos marcado. Hay casos de dificultad o limitación en la psicomotricidad fina y gruesa, por distintas razones. Hay quien tiene cierta rigidez corporal que le dificulta este tipo de ejercicio. Pero en conjunto hemos avanzado con él hasta el punto de alcanzar otro logro inesperado: la coordinación. Una dificultad del espectro autista radica en las capacidades para trabajar con los demás. Tendemos a pensar que a estas personas no les interesa. No es así. Tienen muchas ganas de acercarse, pero encuentran dificultades para hacerlo. Sufren, digamos, de cierta “torpeza” en la relación con el otro. Les cuesta mantener una escucha activa, intuir determinados códigos de expresión no verbal, lo que dificulta la comunicación con los demás. En el taller hemos hecho mucha incidencia en eso y ha salido naturalmente. Un gran logro. Incluir al otro y estar concentrados les supone todo un reto.

Adán.- Pensemos que esto que dice Bea le cuesta a todo el mundo. No estamos acostumbrados a estar con los demás, a escuchar, dar espacio al otro, permitir un silencio, a estar juntos en algo e ir en una dirección. Imagínate lo complejo que tiene que ser con Asperger. Lo que planteamos son cuatro parámetros simples y difíciles: escuchar, dejar pasar, estar al servicio y hacerlo juntos. El logro ha sido focalizar estos cuatro parámetros en uno, con la frase: “haz un vídeo”. Esto pone esos parámetros en juego de manera natural. Porque lo fundamental está en la realización de la imagen, no en comportarse de ninguna manera. Esa es la cosa.

¿Y hasta qué punto son ellos quienes realizan propuestas?

Bea.- Nos alegra que sean tan participativos y tengan tanto entusiasmo. Para nada hemos dicho lo que tienen que hacer. Les damos referentes y consejos. Luego han traído muchas propuestas. Tenemos en el grupo una persona que escribe muy bien y le gusta hacer rap. Alguna canción suya estará en la muestra. Creemos que habrá aportaciones casi hasta el último día.

Adán.- Creo que el grupo está fuertemente configurado porque cada persona está focalizada en lo suyo, y desde lo individual forjan lo colectivo. Otro de nuestros compañeros dibuja estupendamente. Tras insistirle entre todos, por fin trajo un vídeo con una grabación de un cómic entero, página por página, dibujado por él. Esa diferencia es quizás la que les inspiró el nombre para el grupo: PUZZLEATÍPICO. Según ellos, porque somos un puzzle que no es muy normal, donde cada pieza es distinta y aporta algo al conjunto. Me parece que es un nombre bastante acertado.

¿Qué edades tienen?

Adán.- El más joven 19 y el más mayor tiene 35 o 36 años.

¿Y por fin, ya hay algo que nos puedan adelantar del 1 de diciembre?

Adán.- En primer lugar que no va a ser un espectáculo, sino una invitación a venir a nuestra casa para compartir lo que estamos haciendo. Pensarlo como una obra no lleva a ningún lugar. Pero abrir las puertas, hacerlo público es fundamental. Y que un espacio de estas características y gestionado por el Ayuntamiento de La Laguna ocurran cosas tan bonitas y tan poderosas. Pienso que hay algo de magia en que el mismo escenario donde ha bailado, por ejemplo, Daniel Abreu sea el que presente al mundo a PUZZLEATÍPICO. Que cosas así son tan beneficiosas para PUZZLEATÍPICO como para Daniel Abreu, y claro, para cada persona. Como decía Bea, para marginalizar a un grupo no es necesario más que cerrarle la puerta a un espacio normativo. Sin expectativas, saldremos al escenario para decir: “yo soy este, y esto es lo que hago”. Una gran autoafirmación.

Nadie se rehabilita en un garaje. Hay que estar en el centro de las cosas. Si hay un orgullo gay o un orgullo indígena, también hay un orgullo de salud mental.

Bea.- Nadie se rehabilita en un garaje. Así de de sencillo y así de claro. Puedes decir ‘rehabilitar’ o usar otra palabra, porque depende de la característica de salud mental. Pero si buscas un encaje, que sí que necesitas, no puedes hacerlo en lugares que invisibilicen o refuercen los estigmas. Hay que estar en el centro de las cosas y ojalá en los mejores espacios, los que compartimos todos.

Adán.- Si hay un orgullo gay o un orgullo indígena, también un orgullo de salud mental. El vídeo y la muestra son una manera de poner eso sobre la mesa, de exponerse totalmente. Estamos seleccionando los materiales más beneficiosos que mostrar, pero cada vez vemos más la necesidad de que los autores se presenten ante el público, hablen de sus vídeos y por qué los han hecho. Combinar el material videográfico con la presencia de sus autores.

Bea.- Claro. Y dentro de los nuevos discursos para hablar de discapacidad y salud mental es importante decir que para que la inclusión exista no es bueno no hablar del síndrome, o hacer como si no existiera, porque sí que está. Hacemos un taller de videocreación y además somos síndrome de Asperger. Taparlo no es una forma de incluir. Para el grupo es un orgullo mostrar su característica.

Hemos alargado la conversación porque queríamos arrojar luz sobre un proyecto tan llamativo como pionero, explorar sus recovecos, transmitirlo bien. No tanto hablar aquí de los vídeos, sino de lo que conlleva esta experiencia. Las imágenes de esta entrada son capturas de los vídeos de PUZZLEATÍPICO, que se presentará el próximo viernes 1 de diciembre a las 21h Laboratorio de Artes en Vivo del Teatro Leal de La Laguna.

El proyecto de implementación de La Rara en Tenerife es una iniciativa de LEAL.LAV en coordinación con la Asociación Asperger Islas Canarias y monitorizada por Alfredo Escapa en representación de La Rara Troupe, desde el MUSAC de León, a quienes aprovechamos para enviar fuertes abrazos y un gran agradecimiento en nombre de todo el equipo, los usuarios de Aspercan y sus familias.

 

Samsara, de Vicent Gisbert, en Espai Inestable, ciclo Migrats (en breu)

A su paso por el LEAL.LAV con su pieza «1,2,3,4…6! Pieza para cuatro intérpretes» pasó algo entre Vicent Gisbert y yo. De alguna manera tuve la sensación de entender algo a ese artista tan preciso y pulcro, aparentemente oculto tras una obra compleja y abigarrada, casi críptica. La curiosidad y cierta facilidad para desentramar madejas me hizo llegar hasta él más de lo que creí, y tiempo después Vicent se ponía en contacto conmigo para trabajar juntos en su siguiente creación. Me gusta contar esto. Porque «Arriba huele a campo», que es como la titulamos, nació de un sinfín de conversaciones Berlin – Tenerife, intercambiando textos, vídeos, imágenes y notas de audio. Con el mismo método nace ahora una pieza corta, tal vez un germen en desarrollo para otra cosa. Ha acabado llamándose Samsara y podrá verse en el valenciano Espai Inestable dentro del ciclo Migrats (en breu). Estos mini-festivales para artistas emigrados, cuando no exiliados, tan de moda en los tiempos y las situaciones que corren.

SAMSARA
¿Qué pasaría si concibiéramos la escena como un espacio bidimensional? Un plano donde, pese a todo, el tiempo funcionara como el que conocemos: sus condensaciones y estiramientos, sus mismas trampas. ¿Y si pudiéramos hacer tangible el frame del vídeo, sus interferencias o incluso dar corporeidad a un pixel? Probablemente una pieza de Vicent Gisbert.

Parar no es solo una acción indispensable para la contemplación. Es un acto revolucionario que posibilita distinguirnos de la corriente de la que formamos parte. Parar puede hacernos disociar imagen y forma, palabra y significado, movimiento e intención. Encontrar en todo lo que no sea esa quietud tal vez una danza.

Adán Hernández.

17,18 y 19 de Noviembre a las 20:00h
En Espai Inestable
Cicle Migrats (en breu)
Idea, dirección e interpretación: Vicent Gisbert
Codirección y dramaturgia: Adán Hernández
Con el apoyo de: Dock11 Berlín y Espai Inestable València
http://www.vicentgisbert.com/
http://www.espacioinestable.com/

Crónica de un(os) cuerpo(s) / Quim Bigas en La Casa Encendida

La vida es un jaleo ;)

* ATENCIÓN : Esta entrada es una actualización de esta otra anterior. Consultando ambas creo que la cosa queda clara.

La programación de La Casa Encendida para el próximo fin de semana ha variado. Está variando. Variará. Tanto Carne Fiesta como Festucs, programados para los días 4 y 5 respectivamente mostrarán su trabajo con Quim Bigas esos días, sí. Pero muchas circunstancias han hecho que no vaya a ocurrir de ese modo. Esto no será un problema. Justo todo lo contrario. Quienes tengan la suerte de ir La Casa Encendida el próximo fin de semana encontrarán las piezas de Festucs y Carne Fiesta en escena juntas y revueltas ambos días. Una pieza que combinará por primera vez ambos trabajos, ambas partituras, todos los cuerpos en un mix donde se dará la yuxtaposición, la mezcla, el unísono, el contagio y sobre todo el compromiso ante la toma de un riesgo común para aproximarnos juntxs a lo completamente nuevo desde lo único que tenemos. Una solución para nada intermedia, un gran paso adelante donde las corporalidades de la juventud y sus potencias, trabajadas en dos contextos bien distintos, esta vez se tendrán como contexto la una a la otra. Si ambas propuestas ya hacían que esos cuerpos se autoafirmaran y expusieran de un modo tan conmovedor y desnudo, ahora Crónica de un(os) cuerpo(s) será un instrumento nunca antes usado para ver desde un ángulo inusitado eso tan hermoso que hace Quim con los grupos, que hacen los grupos con Quim. Eso de lo que podemos ser capaces. A lo que nos atrevemos. Eso que nos da miedo. Eso que tenemos que traspasar para llegar a otro lugar. El lugar del encuentro y del cuidado, del posicionamiento y la responsabilidad. De la honestidad y la entrega. Eso que pasa cuando somos capaces de encontrarnos de verdad para sostener un gran sí de manera colectiva.

Compuse esa imagen de arriba para la entrada anterior, combinando ambos grupos. Quién hubiera dicho que ese mix habría de ocurrir. Háganse un regalo. No se lo pierdan.

The Lieder, dos actos de resistencia en TNT + video

The Lieder es el proyecto que Javier Cuevas y Sara Serrano estrenarán el próximo sábado día 30 en el contexto del Festival TNT de Terrassa.En otros momentos ya hemos ido revelando por aquí en qué consiste, en la medida en la que la propia práctica nos lo ha sido revelado a nosotros, encontrando sus significaciones por el camino, sobre la marcha. Porque como bien se indica, The Lieder son dos actos de resistencia: marchar y cantar. Juntos. Vaciar así de contenido dos actos colectivos usurpados por el poder y recargados de otras cosas en el momento de coptarlos. Marchar como ejercicio de vaciado y limpieza, por tanto, dando lugar a que en sus huecos pueda aparecer dónde hacer hogar, nido desde el que reapropiarnos de nuevo de la marcha y el canto como contenedores, pudiendo hacer que en ellos quepa un nosotros de nuevo, o un nuevo algo al que llamar nosotros.

The Lieder comenzó casi como una invocación profética hace poco más de año y medio. Ese ha sido uno de sus motores, invocar primero, sembrar en la tierra luego lo invocado para esperar con cuidado, con más curiosidad que expectativas por la forma resultante de lo sembrado. Desde ese momento The Lieder ha ido desarrollándose, evolucionando, podándose, nutriéndose gracias a muy distintos cuerpos que practicaron con nosotros, que convirtieron la práctica en otra cosa. Todo ello por medio de distintas residencias y visitas en festivales, lugares nuevos a los que hemos transplantado el primer brote, la práctica, germinada en la tierra dura y fértil del volcán de Tenerife, gracias al soporte de la Asociación Solar. Allí comenzamos caminando y cantando tanto por espacios urbanos como en medio del bosque, encontrando una forma de «ópera-picnic»).

A partir de ahí, y con una segunda residencia en Tenerife donde las raíces del proyecto se afianzaron, llegó el momento de probar la práctica en otras tierras, con otros cuerpos. Y The Lieder estuvo en el Centro Párraga de Murcia, o en L’Estruch de Sabadell, siempre con un taller con gente local, indisociable del trabajo, que en cada lugar se ensanchaba y nos hablaba de sus posibilidades de ser enredadera pero, sobre todo, de su capacidad para resistir latente, como el cáctus que en letargo es capaz de reproducirse aún en los terrenos aparentemente más hostiles.

El paso por Nápoles para compartir la práctica en el contexto de AltoFest fue fundamental para medir y sopesar la envergadura de esta práctica, para soltarla y recibir lo que la gente del lugar nos devolvía, para mesurar el recorrido transitado, pues The Lieder es cada parada y el conjunto del camino, es decir, camino en sí mismo, a la vez proceso y procesión, meta-peregrinaje que se tiene a sí mismo por objeto. El propio caminar se nutre andando, no es movido por el empecinamiento de una promesa o en pos de una posible recompensa. En el rito de paso que The Lieder supone no hay intercambio: caminante y camino no van hacia lugares conocidos. Más bien quien transita deja que las cosas le lleguen, sin una idea o deseo imaginado en un futuro al que llegar. El futuro en The Lieder intentamos que ocurra como cada vez más en nuestras vidas, en el movimiento. Y la distancia que separa cada paso, en cada momento. Por ahí va ocurriendo un presente que se mueve a otro lugar.
Cargada de toda esa energía y a la vez ligera de equipaje, clara y desprendida, llega ahora al festival TNT la práctica de The Lieder. Por eso tenemos tantas ganas de compartirla. El final de un largo proceso que no es el final, sino el cierre de un círculo para un nuevo principio. Los cruces de caminos han hecho que todo esto tenga que ocurrir en Catalunya. En una Catalunya especial, al final de un proceso que no es el final, sino el cierre de un círculo para un nuevo principio. En Terrassa estamos muy a gusto. Estamos marchando y cantando juntos. Estamos parando. Estamos en silencio para escuchar lo pequeño. Estamos compartiendo mucho con la gente que nos hace el inmenso y generoso regalo de acompañarnos en las sesiones de taller. No les estamos integrando en nada. Les hemos dicho lo que somos y hacemos. Les hemos escuchado. Nos disolvemos para que no haya un adentro y un afuera. Ahora solo falta seguir dando pasos hasta el sábado. Que el sábado llegue el público. Y que sea lo que tenga que ser: público. Ahora más que nunca, para seguir dando pasos comunes.

Y aqui dejamos un vídeo especial, los típicos videomatones de Unknown Pleasures donde nuestro amigo Javi Cuevas ha sido pillado por el propio monstruo que ha ido creando, llevando consigo, eso sí, a Sara Serrano. Les esperamos este sábado.

Indicaciones Artificiales / Carmelo Fernández

CARMELO FERNÁNDEZ

Carmelo Fernández es la concentración de un nogal en cada una de sus nueces.
Y el relieve de un centauro que pretende ir más allá de su metopa.
Carmelo Fernández es un Laocoonte apolíneo.
Y el letargo entre erupciones que hace al volcán parecer solo montaña.
Porque Carmelo Fernández es el desplazamiento de una montaña.
Pero solo porque es una crisálida a punto de volver a entrar al aire.
Carmelo Fernández es el año que una rinoceronta blanca amamanta a su cría.
Y la superposición de capas de nácar en la redondez imperfecta de una perla.
Carmelo Fernández es lo que ocurre entre la raíz de un drago y su flor.
O una pluma de faisán cayendo al mar en espiral desde lo alto de un acantilado.
Carmelo Fernández
es la línea imaginaria que separa y une las estrellas para hacer constelaciones.
La ceguera de un cangrejo muy pequeño en el fondo de una fosa del Pacífico.
Carmelo Fernández es todo lo que pasa tras la cáscara de un huevo de serpiente.
Y la fricción que desde dentro ilumina la tormenta
justo antes de que el trueno haya estallado.
Carmelo Fernández es la paciencia de la seda pendiente
en la tela de todas las arañas.
Y el abrazo de piedra que se dan la gravedad y los arcos del crucero de una iglesia elevada por la fe de sus cimientos.
Sí: Carmelo Fernández es un centauro.

Me apetecía mucho situar estas palabras diciendo dónde, cuándo, con quién. Hubiera dicho cómo intercambiamos nuevas ideas, antiguas batallas, renovadas identidades (algunas documentadas) en un ambiente afectado por lo que nos vapuleó en el teatro. Pero cambié de opinión. Nombrar a cada cual es tedioso como la alineación de un partido de fútbol. Me vi tentado por el entusiasmo ante cierta cantidad de ‘escena contemporánea’ asistente (por llamarla de algún modo). Banalidades mías que me hacen comprobar que al menos uno todavía no está completamente seco: a veces aún la emoción puede a lo demás. Como sea, en este esperado estreno en la Sala Insular de Teatro de Las Palmas de Gran Canaria el pasado viernes (y sábado) un grupúsculo de artistas salpicó el nutrido público, llenando un espacio que aunque conocía como espectador e intérprete, me parece siempre nuevo. Y Carmelo vació el patio de butacas para moverse ante el escenario. Y esa iglesia reconvertida , flanqueada por grandes pilares y con tanta altura, resultó tan atractiva por sí misma. La foto no hace justicia, pero era justo sacarla.

¿Qué es ‘INDICACIONES ARTIFICIALES?

No lo se. Ahí voy: Indicaciones Artificiales es un conciertazo. En él, Toño del Barco plays el piano y Carmelo Fernández plays el cuerpo. Decir esta aberración me parece imprescindible. El castellano cojea, no me acerca a lo que creo entender.

En la música que suena cuando ambos intérpretes tocan lo suyo hay espacio para que un bordón haga de mantra y nos meza por momentos alargados. También para que la melodía de uno repose y se deje transportar suavemente sobre el lecho armónico trenzado por el otro. Ambos comienzan el concierto en unas sonoridades mínimas que transitan de manera delicada hasta llegar sutilmente a momentos de gran intensidad y volúmen. Ahí ya pueden jugar con los contrastes, con lo abrupto, liberando bandadas de semicorcheas para que se difunimen en el aire y reposar de nuevo en otro bordón monocorde. O en el silencio. Porque en este concierto hay silencios. Muchos. De piano. O de cuerpo. O de ambos. Silencios de los que ocurren, que se escuchan. Silencios que, como están antes sobre el papel (anotados, porque han nacido de las músicas del cuerpo que baila el sonido y/o de los sonidos de mover el cuerpo) necesitan ser leídos. De ese modo, el silencio no es un ‘no hacer’ o una espera, sino la interpretación de una figura muda entre compases. Silencios donde ambos músicos se asoman a su partitura sin dejar de estar ante nosotrxs, y así reflejan la escritura con la acción. Escuchándose, en los transportes y apoyos mutuos con los que suenan y hacen sonar al otro, hay también espacio para la disonancia. O para abandonarse. Y buscar el camino del propio instrumento (piano o cuerpo), desentendiéndose del otro. Desencuentros desde donde sus frecuencias van ajustándose a cada vuelta. Y al reencontrar el unísono, asistimos al derrumbe controlado de toda la densidad de este trabajo sobre nosotrxs. El canal: la mirada de Carmelo, un estribillo capaz de volver siempre diferente e idéntico a sí mismo.

Un concierto, incluso, con momentos para solos, donde Carmelo casi desaparece para que veamos la voz del piano golpear su aparente inmovilidad, con nuestra mirada espiando cómo se mueve el otro cuerpo, atrincherado tras su instrumento. O donde una melodía de Toño resuena sin que pulse ninguna tecla, presente ahora en la secuencia: torsión de hombro / flexión de codo / giro de muñeca / rotación de homóplato /retroversión de columna / desequilibrio de pelvis / giro sobre el talón / paso al fondo / quietud.

Nuestro querido Jaime Conde-Salazar incluye en La danza del futuro un capítulo titulado La danza del futuro también está en el pasado, tal vez el cogollo de todo su ensayo. Viene muy bien recordarlo. Porque lo que Carmelo ha hecho con Indicaciones Artificiales, como dice Jaime,  «existe en muchos tiempos distintos. No es una cosa reciente, ni siquiera novedosa. Lleva pasando desde hace mucho». Al asistir (y observar, escuchar, dejarse abrazar por) Indicaciones Artificiales ocurre algo o todo de eso. Frases sueltas: «En esta habitación dormía el Califa» / «Este es el traje que usó la actriz para esa película» / «Los aborígenes fueron bautizados en este templo» / «Esta es la cama donde murió nuestro abuelo». Cada una da paso a un silencio que creemos hacer nosotxs con nuestro estupor. Y no. Es el pasado, que no ha pasado, pasando, haciéndose presente. Igualmente, en Indicaciones Artificiales muchas frases dan paso a un silencio que creemos hacer nosotrxs con nuestro estupor. Y no.

Podemos decir que con Indicaciones Artificiales viajamos al pasado. Es mentira, claro. La metáfora ayuda a nombrar algo incomprensible, que es que el pasado nos llegue. Asistimos a algo como una pieza de danza moderna de principios del siglo XX que en su intención antigua de ser avanzada reformula todo lo bailado antes y nos lo presenta de manera inusitada. Nuestros ojos de 1910, que nunca habían visto algo así, dibujan figuras geométricas siguiendo el movimiento de los brazos de Carmelo sin saber que éste sale de sus tobillos, articulados para desplazarse hasta el siguiente acorde, en 2017. En esta danza cuántica, Carmelo compromete su cuerpo en habitar un lienzo tridimensional, el enorme prisma del SIT, cuyo aire es capaz de centrifugar. De la geometría trazada nos hace ver cada punto, cada línea, cada mancha mientras la realizada, y es Toño quien les da color con el tono de sus notas.

Es conocida de sobra la cercanía íntima de Carmelo a las prácticas de Gurdjieff, uno de tantos códigos ocultos y presentes en la sinfonía en movimiento que nos hace escuchar. Con el viaje al (o del) pasado que hemos visto, estos códigos secretos bailan con lo que vemos, e igualmente posibilitan que la sombra de Nijinsky entre en la danza, dentro y alrededor de su cuerpo, permeable y rotundo. Pero quien haya resistido a leer todo esto podría pensar que Indicaciones Artificiales es un ejercicio de arqueología. Nada más lejos. En ese figurado «viaje al pasado», Carmelo estaría incorporando una danza sin pretensión vanguardista o rompedora, sino clásica, en el mejor de los sentidos, como es el de abrazar las danzas del futuro que le precedieron. Por eso Carmelo no revisita ni reversiona nada. Se vacía ante nosotrxs y es él quien se deja visitar por algo. Entregándose, es poseído y nos lo traspasa.

Así llega, incluso, el personaje, con un juego de máscaras. Desde el fauno a la bailarina, el humor y lo sensual desarticulan el lugar que ocuparan antes la geometría o la fuerza. Y en ese carrusel de posesiones, humor y sensualidad se dan la mano para irse al extremo: aparece entonces Belcebú. Temperatura de horrores profundos, de negrura y exceso. Y la voz (única parte del cuerpo que quedaba por mover) escupida como lava.

Discutimos luego lo oportuno de la textualidad en la pieza. Opiniones. Tal vez en una propuesta donde debamos hacernos cargo tan claramente de nuestras expectativas e incomodidades, enfrentarnos al texto y encajarlo sea otra de ellas, otro reto más que nos es lanzado. Como sea, ese otro Carmelo, el de fuera de escena, no el eterno, trabajará para decidirlo. Porque últimamente parece que es lo único que hace. Trabajar. Y por eso le debemos tanto agradecimiento.

Como epílogo:
ENTRE LO QUE PODRÍA HABER SIDO Y LO QUE AÚN NO SERÁ.

No sabía que escribiría y menos esta parrafada. Uno acaba de actuar en una nebulosa donde no atisba muy bien quién es y qué acaba de pasar. Fuera de lo racional y el lenguaje. Lo curioso es que me pasara a mí viendo hacer. Las primeras líneas de este texto nacieron en un barco de regreso a Tenerife. Me resistía a que fueran un poemita, qué cursi. Luego me abandoné. Pensé: si viene de algo tan honesto, el poema será una herida. Y una herida nunca es cursi. La estética es una ética, dicen por ahí personas que saben.
Carmelo Fernández trabajó y compartió un embrión que aún no era esto en el LEAL.LAV para ir a trabajar a Graner con Sonia Gómez. Qué gusto verla siempre y qué bien le viene al trabajo. Es bonito preguntarse si es ella, o ella y el entorno, o el entorno y el triángulo Toño/Sonia/Carmelo quienes han compuesto una serie de indicaciones artificiales con que dar organicidad a lo geométrico, o bien desnaturalizar lo orgánico. O si es la pieza una composición de indicaciones artificiales para quien mira.
Sea como sea, pienso en lo que aún no será, pero será. Muchos programadores o espacios queriendo este trabajo vibrando cerca. Habrá quien diga que tengo demasiada imaginación. Pero lo que digo es lógico: siendo avispado, ¿quién no programaría una pieza donde aparece Nijinsky? Sería vivir con mentalidad de 1910. Y ahora debemos trabajar nuestro presente.

Beautifull boys de Javier Alemán / VIDEOMATÓN_1

5.2

Me gustas. Me gustas. Me gustas, me gustas, me gustas. Lo diré mil veces sin saber si lo habrás comprendido. Rodeados de opiniones, le gustas a tanta gente que mi declaración parece diluirse en un mar de likes. Lágrimas en la lluvia, esas cosas. Se que mi frustración es rotunda no solo porque te vas, sino porque entiendes que me gustas cuantitativamente, un like más, y no el milagro, lo que tiene de único haber encontrado eso. El amor tiene partes difíciles.

Beautifull boys

Javier Alemán es un gran conversador. Se nota en el VIDEOMATÓN de siempre, esta vez con un café tras el reciente estreno en el LEAL.LAV de ‘Beautiful boys’. Ahí Javi comparte mucho alrededor de un solo gestado tras un largo periodo dedicado a ‘otras cosas’ que tal vez sean la misma. Tanto por decir y la forma de hacerlo indican lo mucho que le dedica a escuchar. El vídeo le resta a la escritura la utilidad de hacer crónica para quienes no estivueron, de aludir a sensaciones e ideas para quienes disfrutaron la pieza. Una liberación oportuna que permite que nos adentremos por derroteros inesperados. Puertas invisibles en ‘Beautifull boys’ abiertas tiempo después. Así funcionan algunos placeres desconocidos en una obra, sí, que golpeó el viernes, pero que vino a hacerme daño luego.

 ‘Beautifull boys’.

Llego temprano a la sala. Parece mayor, distribuida con elegancia y sobriedad. Javi se mueve sobre el linóleo. Le sonrío sin ganas de hablarle. No hay solemnidad. Sí un ambiente intenso de trabajo. Elijo no interferir. El intérprete excitado, mueve el cuerpo para mantenerse conectado a lo esencial. El creador y director, exigente, operativo y claro, procura fluir y evitar cualquier presión. Lo último que sugiere su cuerpo al retirarse es que tiene un pie en cada uno de esos dos sitios. Y lo primero, al exponerse cuando el público ya llena la sala. Ahora sería bonito hacer sonar esta música:

El cuerpo tendido. Sobre un silencio denso un pie se mueve lento, como si despertara desde ahí, y encontrara espacios que recorrer, arrastrando al resto del cuerpo con él, que a su vez va encontrando huecos que llenar. Vale, de esto va la cosa. Paciencia pues. El procedimiento se alarga. Tiempo dilatado para apreciar que una polilla escénica se cuela en el espacio, arriba, muy arriba, vuela de un lado a otro deslumbrada por los focos. Pocas personas la ven. Javi lo hace. Alarga un brazo hacia ella. Los dos. Hasta que se va. Una mariposilla que entra en la coreografía. Hasta que continúa el movimiento por otro lado. Y sucecede: suena música en mi cabeza. La línea de bajo de esta canción de Radiohead. (‘Desnudo’, se titularía en castellano, espero que por casualidad). Pero no puedo recrearme en eso. Javi ha elegido una música más adecuada, menos narrativa. Mi sorpresa es la similitud de una misma sensualidad en el sonido de ambas pistas, incluso la similitud en el tono del arpegio. ¿Qué hace que el movimiento del cuerpo del intérprete lleve a un espectador a imaginar sonidos tan cercanos a los que elige el creador? Ni idea. Pero sí se que sería bonito hacerla sonar cuando la canción anterior acabe:

El movimiento de Javi ya nos ha arrastrado con él, igual que antes todo el cuerpo siguiera lo que comenzó en un pie. Este punteo de guitarra con truco nos atraviesa: estamos completamente atrapados y Javi ‘simplemente’ está bailándonos su música, apoyándose en ella como si fuera sólida. Tanto que parece que nos muestra un dúo. Ok. Dejemos aquel inicio, yo también creí que la pieza iba a ser más… O sea, menos…

Beautifull boys

 Olvidemos el principio. Olvidémoslo todo, incluidos nuestros principios. Esto es fácil de comentar, queda clarito en la conversación: si el actor interpreta lo que sea, su cuerpo se implicará al 100% hasta llevarle a momentos de silencio verbal. Pero la palabra sigue todo el tiempo en el cuerpo, aunque a veces no suene. Es movimiento y se traduce con placer. Javier cierra los ojos para que le veamos, y me digo que ahí hay mucho de intimidad. La misma (¿por qué no?) con la que bailamos a solas al ponernos música en casa y nadie, juzga, ni nosotros mismos. Es en ese moverse con la música donde Javier de nuevo interpreta. Se mueve blando, casi lánguido y ahora su cara refleja esa relajación para que cuando el rostro y la dinámica corporal entren en contradicción se abra un espacio donde imaginar o sentir que un buen o mal recuerdo acaban de aparecer.

Beautifull boys

 Antes dije que el punteo de guitarra que era tramposo. Si lo escuchas, lo notarás. Como me decía el propio Javier, ‘se va y viene’. Yo me fui mucho con la música. Y algo de su caracter vertebra ‘Beautifull boys’, un trabajo que es lo que es… y todo lo demás. La guitarra inevitable en primer plano desaparece y reaparece inesperada, pasa de un lado a otro. Esa música, esa forma musical se mantiene en toda la pieza. Con ella Javi atraviesa una escena que mezcla un karaoke con una pista de baile, otra casi de teatrillo en la que interpreta a una pareja sobre la que podemos proyectar las alegrías y miserias de las relaciones, como sucede con la violencia en los tradicionales títeres de cachiporra.
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Un carrusel de géneros que los presenta sin mezclarlos. Porque algo de género tiene también este trabajo escurridizo, de contenidos ocultos en su apariencia de sencillez inofensiva. Si se quiere leer, aparece algo queer, presente como una capa más, no como cimiento, pues si efectivamente eso está ahí es porque el cimiento versa sobre la identidad, del mismo modo que casi sin aludirla explícitamente hay cierta mirada a la adolescencia, vista como esa reserva para algunas verdades, aquel lugar en el tiempo donde el ansia de amor nos llevó a ser tan apasionados.

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Mi herida tras ‘Beautifull boys’ se llama ‘Love’, una película de Gaspar Noé.

Javier me preguntó por el trabajo con una cerveza tras el estreno. Mi imprecisión fue incómoda para los dos. ¡Con lo fácil que hubiera sido felicitarle y ya! Pero estaba algo afectado. Salvé la situación hablando de lo concreto y entonces me di cuenta. Me había gustado. Pero me llevé algo más a casa agarrado por dentro. Y pensé: ‘Esto mañana me va a doler. Y a ti también, amigo’. Efectivamente. El fin de semana podría haber puesto cualquier otra peli pendiente. ¿Por qué elegí ésta?

‘Love’, último rodaje del más que interesante Gaspar Noé, no es un peliculón y aún así recomiendo verla. Tampoco es fácil. Es larga y encima el ritmo cojea a la mitad, rozando el tedio. Sin embargo, paciencia. No arranca para nada así y llega a enganchar (hasta que coquetea con ciertas puerilidades, efectismos o pasajes un tanto incongruentes). Pero por otro lado, está muy bien cuidada a la hora de moverse por el tiempo narrativo, de presentar a unos personajes poliédricos y contradictorios, incómodamente realistas, con los que es inevitable tanto identificarse como arrepentirse de haberlo hecho. Todo con una luz y una fotografía bastante suculenta. Aunque solo con luz y encuadres no se llega a ningún lugar.

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 Gaspar Noé se ha atrevido y dedicado a contar una historia de relaciones y las relaciones de una historia adentrándose en lo que normalmente el espectador debe sobreentender detrás el fundido en negro de un beso. Ha habido quien polemiza con este tema. ¿Es necesario mostrar esto? Bueno, me pregunto qué es necesario. Y no me interesa el tema. Porque aquí está ‘Love’, incomprensible sin toda la pasión de su delicadeza. Y también con la ceguera destructiva a la que esa pasión hace derivar. Aquí está para hacernos ver todo lo que comprendemos a través del cuerpo, y como sin la esponja para el conocimiento que el propio cuerpo es quedarían tantas cosas incomprendidas. Por eso es un misterio íntimo lo que conocemos con nuestro cuerpo en relación con otro.

Beautifull boys

 Javi, como los niños a los que nos refiere, tiene un cuerpo bonito. Nada más (y nada menos) que con él se presenta y representa también cosas que están más allá de su cuerpo, en nuestro cruce de miradas cuando nos sirve de pantalla. Sobre la del cine, Gaspar Noé en su epopeya de relaciones ha cometido un error, o bien algo se le va de las manos. Justo lo que Javier Alemán maneja muy bien en todo momento. Lo voy a llamar contención. No se me ocurre otra palabra. Eso que en ‘Beautiful boys’ hace que lo pequeño reluzca, lo que deja abierta la posibilidad de que el trabajo pueda crecer y crecer en adelante, haciendo que una pieza que apela a lo pequeño sea de alguna manera enorme.
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Sí, vale. Todo esto de incluir la película es un tanto forzado. Pero, ¿qué voy a hacer? Son las cosas que me pasan. No puedo evitarlas. Ocurren. O voy tras ellas, o me persiguen. Porque, ¿cómo podría obviar que en una de las escenas centrales de ‘Love’ suene precísamente el largo solo de guitarra que Javi eligiera como pareja de baile en ‘Beautifull boys’? Y es que la sensualidad, a pesar de todo, está en algún lugar, esperando a que le añadamos la nuestra para realizarse. Así que no nos quedemos en casa. Solos. No nos quedemos en casa solos. Olvidemos de una vez el miedo. Dejemos de ser tanto lo que creemos. Abramos de verdad la puerta a placeres desconocidos

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* Las imágenes del estreno de ‘Beautifull boys’ se las debemos como de costumbre al buen hacer de Javier Pino. Gracias.
* Los fotogramas de ‘Love’, son pantallazos de la peli. Gaspar, no te enfades. En el fondo ha sido para hablar bien de lo que has hecho.

 

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