What if?

8 de Septiembre

Berlín. Finales de Agosto en Kreuzberg. Delante de Mustafa´s Gemusse. Llegamos en plena tormenta, con cierre de aeropuertos incluidos. Bebemos Late Machiatos asquerosos. Comemos Brunch. Cogemos el metro. El mapa. Llegamos a TanzFabrik. Amaia se hace pasar por Amaranta. Yo soy yo. Y entramos en el estudio. Se nos acerca Deborah Hay, una a una, nos pregunta nuestro nombre y nos da la mano. Su pelo. Blanco-gris, recogido cual dueña del Organic (en Barcelona), pero sin flores, ni mariposas. Nos acoge en un círculo, posamos nuestras manos en las manos de los que tenemos al lado. Palma de la mano derecha boca abajo, palma de la mano izquierda boca arriba. “Think what do you need” (yo creo, que pienso: valor). Lentamente, muy lentamente, nos dice: “What if”; “What if I”, What if I (Deborah) presume”, “What if I presume that all the cells of my body”; “all the cells of my body”; “at once”; “What if I presume that all the cells of my body at once”; “are served”; “are served”; “from the environement in which I´m dancing?”; What if I presume that all the cells of my body at once are served from the environement in which I´m dancing?.

Otras consignas de apoyo:

  • “You are a dog being a pig”
  • “Turn your fucking head” (estas dos me parecen fundamentales)

Otras:

  • “Time is in your hands”
  • “my body/my teacher”
  • “Lightin up”: nos cuenta, que cuando vivía en una comuna hippie, hacia los años 70 (“I survived it, I survived living six years in a hippie comunity. Later I survived living in … now I´m surviving living in Texas”) en pleno ciego de Éxtasis, visualizó un gran grupo de personas en círculo dirigidas por un chamán que llevaba un gorro enorme que acababa en punta (cual kukus-klan). Deborah se sintió completamente seducida por esa gente, deseaba estar ahí, sentía magnetismo, “eso era lo que llevaba tanto tiempo buscando”, “I want this”. Entonces, el chamán la mira sonriente, coloca su mano cerca de sus ojos, la abre, destelleando los dedos, y le dice: “lightin up!” (aligera!!).

Y así, mediante permanencias que duraban entre la hora y las dos horas, más otra parte, en la que al curro se le sumaban pequeños mapas coreográficos (dúos). Una emprendía el viaje de responder lo imposible, y se adentraba en el universo de lo paradójico.

Mi texto para MAMBO, empezaba así…

Quería deconstruir la pregunta que nos lanzaba Deborah, palabra a palabra, cual jeroglífico, y explicar las potencialidades psico-somáticas que se abrían o se encarnaban de tal deconstrucción. Quería hablaros, de Son Goku como una de las imágenes que me hacían acceder al paradigma enactivo, por eso de la cola y la capacidad de ser Goi Gerlari. De la importancia de trabajar con preguntas sin respuesta, como algo que te mantiene implicado de cuerpazo entero, sobreviviendo lo indescifrable. La relación exquisita entre lo mortal y lo onírico, morir para soñar…

Pero hoy, es 8 de Septiembre. Hoy la Compañía Jaizkibel, conformada por mujeres y hombres, va a desfilar por las calles de Hondarribía. Y eso, me hace temblar, me conmociona, siento terror. En 1996, vine por primera vez con mi madre a Barcelona. Era Junio, concretamente era 30 de Junio. Estábamos en un hotel y veíamos las noticias en la TV1. Contemplamos cómo un grupo de mujeres, vestidas de soldado y con escopetas, se lanzaban a subir la calle mayor de mi ciudad, Irun. Recuerdo que mi madre me miró, inundada de culpa, y me dijo “Oihana, lo siento muchísimo, pero yo tengo que estar allí con ellas”. Sentí cierto miedo, y cierto desconcierto, no entendía tanta seriedad, no entendía sus disculpas. Pero sí, fueron acertadas; mi adolescencia se fue a tomar por culo; me hice feminista; me convertí en minoría, en apestada junto a otras muchas apestadas a las que se podía golpear, insultar, amenazar, desplazar, odiar. Y sentía miedo. Me daba miedo ir al colegio, me daba miedo pasear sola por Irun, me daba miedo salir de marcha con las amigas… y no sin razón. En el colegio me amenazaban con que me iban a esperar a la salida y bueno lo que sea… con que cogerían una escopeta me la meterían por el culo, con que traerían mil petardos (soy fóbica desde pequeña a los petardos) y me los explotarían en la cara… cuando paseaba por la calle, había “adultos”, padres, madres, abuelos, tíos, tías, bien de desconocidos o bien de amigos que sabían que era hija de Amaia Lorea y de Iñaki Altube, y bueno, había comentarios, miradas, “menudos padres de mierda te han tocado”… o pasear con mi madre y ser amenazadas por el “capitán de la compañía” de Santiago (hombre de unos 65 años), el barrio en el que yo vivía. Salir de marcha, y salir a hostia limpia de la discoteca, con juicio incluido, que conseguimos ganar. Salir de marcha y escoger a dónde ir y a dónde no ir, por miedo a ser agredidas. Estar rodeada de gente que te insulta y te amenaza, entre los cuales se encentra tu vecino o tu profesor de Inglés. Ver a mi padre pegar por primera vez en mi vida, salir a rastras y en volandas por la Ertzantza; que te lancen huevos, kalimotxos, botellas de vidrio, que te golpeen con escopetas, tambores o lo que pillen, saber que a tu colega lo han dejado en coma y está en el hospital, que a otra le han partido la pierna, a otra la han pillado y le han dado una paliza, saber que ya no hay cuadrillas, familias o construcciones relacionales que no hayan sido afectadas, destrozadas.

Y sí, he aquí, la mayor perfomance en la que he participado en vida. La más transgresora, la más sustancial. De esas que atraviesan a morir, de esas de las que no te recuperas, te trastocan, ya no eres la misma, te muestran mundo.

Y la premisa o la pregunta, cual “What if?”, esa con la que uno construye un pequeño dispositivo-mapa que poner en juego-cuerpo (ahora además, que está tan de moda la participación del público) era y sigue siendo (la movida es, que sigue siendo…) tremendamente sencilla: “¿Y si las mujeres tuviesen el deseo de participar de manera igualitaria en las fiestas de su pueblo?”, o “¿Y si las mujeres comenzasen a accionar su derecho a desear con libertad?” …

Pues, el 30 de Junio de 1996 en Irun, “practicar la pregunta” por primera vez, fue algo como así:

El segundo año, en 1997:

Y casi veinte años más tarde, el 8 de Septiembre de 2014 en Hondarribia, practicar la pregunta, era así:

Así, que sí. Hoy es 8 de Septiembre. El teatro se ha hecho calle. De gratis. Hoy si queremos contemplar a pelo y que nuestros cuerpos exploten de implicación, no tenemos mas que ir a Hondarribia. Si queremos que se nos muestre el mundo, si queremos practicar género, política, escena (todo y a la vez) no tenemos más que acercarnos al pueblito costero “más bonito” de Euskal Herria. Pasearnos por sus calles amuralladas, beber Txakoli y comer tortilla de patatas, mientras la calle se hace escena. Y nuestra visión entorno a conceptos como ideología, sentimientos, género, feminismo, tradición, Historia, público/privado, cuerpo/política, participación, casta, izquierda/derecha, y todo eso que sustenta parte de nuestro trabajo con el cuerpo y el arte, se verán subrayados, alterados, violentados, potenciados, interpelados, excluidos y un sinfín de cosas más, que ante todo no nos dejará indiferentes. Seremos inevitablemente cómplices por resonancias-somático-multiformes de una de las mayores performances participativas en la que hayamos estado jamás.

Así, que sí. Hoy es 8 de Septiembre. Y yo, quiero agradecer públicamente que mi madre me destrozase la adolescencia. Quiero agradecer a esas mujeronas y hombres su valentía y su persistencia, me lo agradezco también a mí misma; y seguir revindicando mi profundo convencimiento del derecho que tenemos las mujeres a participar en los Alardes de Irun y de Hondarribia, así como en todo aquello que nos salga de nuestro precioso coño. Y me declaro, en mayúsculas, profundamente FEMINISTA.

Para más información: www.alardepublico.org

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3 Respuestas a What if?

  1. nazkatua dijo:

    Mi familia siempre ha sido del betiko. Betiko a muerte, vamos. Mi prima es de las que ha dejado de comer con la familia para ir a coger sitio a la Calle Mayor; mi tía, con su hija en una ikastola y con muchísimas amigas del alarde mixto, sigue diciendo que «ellas le jodieron su alarde» (¡!). De niña, que era algo «masculina», mis tíos ‘temían’ que acabara siendo «del otro alarde». Pero no fue dificil darme cuenta de lo absurdo de todo aquello, de lo terrible de separar un pueblo el día de sus fiestas y de lo insultante que era taparse la cara, dar la espalda, insultar y ya ni hablemos de llegar al punto de agredir. Porque eh, el resto del año jamás se nos ocurriría hacer algo así. Porque el resto del año todas y todos queremos igualdad de derechos y obligaciones, que no se veje a una mujer por se mujer, ¿por qué esto se olvida el 30J y el 8S? Luego muchos y muchas consideramos una barbaridad las tradiciones de otros lugares (toros, gansos) y que consideren la tradición suficiente justificante. Ellos mal, pero con el alarde que nadie se meta.

  2. R. dijo:

    Preciosa crónica.

  3. Cris Ce dijo:

    Gracias por esta crónica hecha de hechos reales

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