Huele a podrido

Comida familiar con la presencia invitada de La Puta. La Puta me muestra una carta que me envió hace tiempo y que yo no recordaba. La carta es un cómic, casi una fotonovela, en la que aparecemos ella y yo como protagonistas. ¿Cómo puede ser que no recuerde algo tan chulo?

El Padrino me recuerda lo que vale cada uno de los regalos que están sobre la mesa.

El Creador me hace sentir culpable cuando me explica que unos excompañeros míos del colegio no le han pagado los últimos meses de alquiler de un piso propiedad suya del cual ignoraba la existencia. Le contesto y se caldea el ambiente.

Birkin no dice nada pero me sigue a la cocina. Cojo una botella de agua abierta y me sirvo. La pruebo y me sabe mal, como si llevase mucho tiempo ahí.

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