Porque sí

Empezamos el día un poco estresadas porque como tengo que hacer de reportera dicharachera durante todo el día en el Sant Jordi-fiesta de aniversario de l’Antic Teatre, Iñaki Alvarez, el 50% de nyamnyam y mi acompañante de vida, tiene que ir a repartir la comida de nyam al buit por la mañana, cuando normalmente lo hace los domingos por la tarde. Conseguimos salir de casa justo para llegar a las 12h a la sesión de títeres de Pea Green Boat, el primer espectáculo del día. Al llegar, vemos que el Antic Teatre está a petar, por dentro y por fuera; pero en lugar de la atmósfera de poca conexión entre el gran número de turistas que normalmente copa la terraza y el teatro interior – donde muchos entramos muy a menudo – se nota cierto aire de colegueo que une todo el espacio. Me da poco tiempo de quedarme con más, y entro en la sala con mis otros acompañantes de vida, Gal·la y Juls.

Vemos una propuesta muy cuidada. Han trabajado las marionetas y toda su pequeña escenografía con detalle y de manera muy artesanal. Gal·la y Juls están entretenidos y siguen el hilo de “El árbol de los zapatos” detenidamente. Cómo no, me pasa por la cabeza el “contenido” de la propuesta… obviamente, me gusta que sea un trabajo bien hecho, y que hable de cosas tan sencillas como perder un zapato para abrir un mundo de fantasía. Particularmente, me gusta el momento en que Tim, después de haber pedido al árbol un deseo en forma de cohete, se despierta y se encuentra la nave allí mismo, y al abrir la puerta, exclama: “Oh! Vaja tecnología!” Me gusta esa frase… Me recuerda que hace poco hemos descubierto la web www.lowtechmagazine.com, Doubts on progress and technology. Ha sido gracias a un súper artículo de Aaron Vansintjan sobre fermentación en Vietnam que da posibles soluciones a nuestro patético sistema de alimentación. El artículo nos lo pasó Aviv del “otro” CCCB (Centro de Cultivos Contemporaneos de Barrio en Poblesec), un espacio que ahora mismo está cerrado, pero que ha puesto muchas cosas potentes sobre la mesa y del que hemos aprendido mucho.

Se acaba la pieza y me cruzo a Laia Falcón de El Culturista, el proyecto de agenda cultural que coorganiza el evento de hoy y al que tenemos particular cariño por escoger contenidos comprometidos y con un aire diferente de otras webs y revistas “para familias” donde solo se ofrece los eventos de quien paga por aparecer en ellas. Bastante en la línea de la Llibreria Calders y It’s Written, los otros dos coorganizadores del Sant Jordi en el Antic Teatre.

Salimos y Gal·la se tira a las mesas de los talleres infantiles de la terraza, y yo bajo al jardín a saludar a Martí Sales que está vendiendo libros a pie de cañón: “Aquí no está ni Pilar Rahola ni Zafón, pero somos todos amigos y yo me he leído todo lo que recomiendo”. Eso es lo que se respira… colegueo por un Sant Jordi que va más allá de colocar libros y rosas sin ton ni son, porque al final siempre se trata de vender, sea Sant Jordi, el día de la madre, el del padre o los reyes magos… al menos aquí tienes la seguridad de que no te van a “colocar” nada, sino que todo tiene más de mensaje y cariño. Me cruzo con Eduard Escofet y me comenta que a partir de las seis estarán en su casa con los que vayan saliendo del Antic, que a él no le gusta mucho salir por Sant Jordi, y que así se trae la fiesta a casa; me imagino que el lugar perfecto para acabar esta crónica sería en casa de Eduard, seguro…

Por la tarde pasamos por Múltiplos, un espacio y proyecto imprescindible para conocer lo que se cuece en las publicaciones de artista – tanto locales como internacionales – y llevado con mucho cariño por Anna Pahissa, quien participó en el 2015 en el ciclo “Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda” de nyamnyam. Allí nos cruzamos con Matteo Guidi, Marc Serra, Zaida Trallero o Laura Llaneli, una buena representación de las artes visuales de la city. Me quedo con ganas de preguntar a Anna porqué este año Múltiplos no ha estado dentro de Artlibris en el Santa Mónica… sus razones tendrá. Miro el reloj, y son las 18:57… mierda. A las 19h empieza Come en casa Borges de Marc Caellas en el Antic Teatre. Me dispongo a cruzar el centro de la ciudad a toda pastilla en mi bici, teniendo en cuenta que es Sant Jordi y que toda la fauna con segunda residencia fuera de Barcelona, ha decidido quedarse para pasearse por las ramblas, sumándose a los cientos de turistas que ya hay todos los días. Me encuentro calles donde la policía ha cerrado el acceso, porque literalmente no cabe más gente. En ese preciso momento, tengo la sensación que Barcelona se va a hundir; digo hundir literalmente, que las calles no van a aguantar tanto peso y que nos vamos a venir todos abajo. Me gustaria saber cuántos quilos de carne puede soportar nuestra ciudad…

Consigo llegar a l’Antic a las 19:13h y Sanya me deja pasar al teatro sin ni pedirme la entrada; me dice que entre poco a poco. Allí me encuentro con una historia ya empezada, y me enfado un poco porque si se supone que tienes que escribir sobre algo, ¡ no hay que llegar tarde joder! Es lo que tiene mezclar trabajo y placer… Allí me encuentro dos personajes en una mesa leyendo textos y a Carolina en el suelo escribiendo con tiza frases que supongo que van saliendo del texto. También hay dos proyecciones, que leyendo a posteriori la info, me entero que son El año pasado en Marienbad de Alain Resnais y una entrevista a Borges. Se respira aire de antiguo y de argentino. Se van sucediendo las crónicas de las visitas de Borges a casa de Bioy Casares, los dos escritores que los actores encarnan en escena. El texto ayuda a imaginarse a un Borges de “estar por casa”… eso me gusta. Hecho de menos la cantante que pincha música y baila tango de la que habla el texto de presentación. Al salir de la sala, y después de hablar un rato con Núria Gomez Gabriel de una posible colaboración, me encuentro al mismo Bioy Casares (en la piel de Andrés Ehrenhaus) hablando con la Laia de El Culturista, realidad y ficción entrecruzándose… “la presentación ha sido un éxito… es una maravilla de texto” le dice Andrés a Laia.

Y me toca hacer tiempo antes del concierto de El pèsol ferèstec, al que no tenía claro si me podría quedar entre el reparto de comida de Iñaki y la hora crítica de la cena/sueño de nuestros dos descendientes… pero después de leer el artículo de Nando Cruz que me recomendó Rubén Ramos Nogueira, no había duda, tenía que quedarme. Cruz hablaba sobre el concierto de este grupo en El Pumarejo, una asociación cultural que tiene menos de un año y que no conocía. Rubén me dijo: “es como el nyamnyam pero allí, en una planta baja de la calle Gomis en Vallcarca”.

Salí al jardín y bajé a tomar el pulso a la jornada en voz de Martí Sales. Hablamos del libro Hegemonia persecutoria de Roger Pelaez, que tenía allí encima, y comentamos sobre las sesiones que está haciendo Pelaez un martes al mes en Antic Teatre. Justamente habíamos estado el finde anterior comiendo mona de chocolate a altas horas de la noche y descubriendo vídeos de Pelaez de la mano de Job Ramos. Y entonces me cruzo con Raquel Tomás, y le pregunto cómo había ido el concierto de la noche anterior con Les sueques, de quien es la teclista. Dice que muy bien, y hablamos de la BeGood, y cómo después de ser una sala que iba a cerrar, Sergi, Artur y Miquel de L’Afluent, habían conseguido que sea el sitio donde todos los grupos (y no vamos a entrar si son los grupos alternativos, indies o como les queráis llamar) quieren tocar; con una programación de dos a cuatro conciertos semanales. Historias así dan gusto.

¡Y miro el reloj y son las nueve en punto! Me veo llegando tarde de nuevo, pero al subir justo están abriendo las puertas del teatro para el concierto de El pèsol feréstec, así que tengo el placer de ser la primera en entrar a la sala… siempre me ha gustado. Para mi sorpresa, se llena a reventar. Son un quinteto joven que cuenta con la poetisa María Cabrera; empiezan el concierto comentando que el libro La ciutat cansada de María, se ha agotado este Sant Jordi… A ella parece que le da un poco de vergüenza este comentario, y por lo bajín les dice que paren; una vergüenza, que esconde una presencia fuerte y punzante que estalla cuando se pone a recitar sobre las notas de la banda. Otras veces María descansa tomando una cerveza apoyada en la pared, y la trabajada voz de Carlota Serrahima toma protagonismo. Letras de María Cabrera, pero también de otrxs poetas y poetisas catalanas. Oír poesía catalana con caña electrificada de fondo se agradece… Un placer de concierto, de letras, de voces.

Y al salir escucho que alguien comenta que van uno a uno. Recuerdo que hoy había partido Barça-Madrid, y me alegro doblemente de la cantidad de gente que había en la sala. Yo misma he estado en este teatro siendo cinco personas en el público y echando la culpa al clásico. Ni el Barça-Madrid ha podido con el Pèsol Feréstec. Y aún es más alucinante salir a la calle y ver que está totalmente desierta… escuchar mientras voy muy rápido en bici, cómo la ciudad clama un segundo gol del Barça, uno a dos. Parece alucinante que todo el mundo salga a la calle y vuelva a entrar exactamente en los mismos tempos… somos la ciudad más coreográfica del mundo, Sant Jordi y el Barça son nuestros directores de escena. Qué patético.

Ens sembla que falta flama

poca força per no dir gaire.

Només tenim l’intent.

I això que pot ser res,

ho és tot.

Llego a casa y marca el Madrid. Al cabo de muy poco, escucho un grito polifónico, Messi ha marcado un gol en tiempo de descuento… el Barça vuelve a ir primero en la liga. Messi se ha quitado la camiseta y la está enseñando a todo el Bernabeu… se supone que la imagen de todo esto, será una foto histórica.

Y como siempre, me pregunto quién decide qué es lo que hace historia, y cuantas expectativas de triunfo y éxito hay puestas en un partido de fútbol, en unas elecciones o hasta en el estreno de la nueva saga de la guerra de las galaxias. Y el sonido del Pèsol Feréstec vuelve a mi cabeza…

(…)

No esperis omplir aquesta nit,

no esperis que et comprin el disc,

això ho fas perquè sí.

I ningú et seguirà.

El que vols ja ho tens.

I ningú et comprarà.

Però no et cal perquè ho tens.

Y me voy a la cama pensado que lo que más ha rebotado en mi cabeza cruzándome con todxs estxs seres y espacios durante este día de Sant Jordi, es pensar que no tienen la necesidad de que nadie los siga, ni de llenar, ni de que les compren, ni de ganar… Sino que muchos de ellxs hacen las cosas PORQUE SÍ.

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