A quién le ríes las gracias

 

    –  Oiga, ¡muchas gracias!

    –  Jajajaja, calla, calla, que me da la risa

Disculpad el chiste malo, si es que incluso llega a chiste. 

“A quién le ríes las gracias” bien podría ser el título de una pieza que podríamos leer en una cartela de la exposición New Ywork de Jaume Clotet e iría, probablemente, al lado de una figura en papel maché que representaría, ahora sí, con bastante gracia, algo semejante al diálogo planteado arriba. Pero “a quién le ríes las gracias” es también una frase que condensa algo de rabia y de mal humor, también algo de sonrisa falsa, estratégica, que no es muy de fiar.

He tenido la oportunidad de acercarme en dos ocasiones a La Capella para ver la exposición New Ywork de Jaume. La primera, el día de la inauguración, la segunda, hace unos pocos días, sabiendo que iba a escribir este texto. La primera fue un contexto de explosión social de primer orden. La Capella inauguraba las dos primeras exposiciones —después de las acciones en vivo que tuvieron lugar en septiembre— de este nuevo ciclo que arranca. Era octubre y había cierta sensación de inicio de curso y cierto sentimiento de ilusión. Se escuchaba, paseando por dentro del edifico y también fuera, en la terraza del bar de enfrente: “hoy está todo el mundo”. Un hecho que, en el contexto del arte —me doy un poco de rabia a mí misma pensando desde aquí, desde este pequeño nicho algo asfixiante que, a pesar de que todes queremos desdibujar continuamente las líneas de las disciplinas, no dejamos de delimitar con claridad—, tiende a aunar la ilusión de ver a tus compañeras del sector con cierta ansiedad social y estrés por tener que reír las gracias —quizás estoy exagerando—, que estar atenta a los comentarios, a lo que pueda surgir, procurar no dar un paso en falso —cuánto me aleja escribir esto de las urgentes razones que me trajeron aquí (¿el arte?), pero ya sabemos que esto (¿el contexto del arte?) tiene algo de estira y afloja—. En la inauguración vi a arquitectas, a humoristas, a diseñadoras, a artistas y a comisarias. He escuchado, algunas veces, a agentes dudar de la genuina pertenencia de todos ellos al “contexto del arte” así que, le agradezco enormemente a Jaume haber articulado un proyecto que reúne los talentos, las virtudes, las gracias y el buen hacer de muchos de ellos (véase Sociedad 0, Miranda Pérez-Hita, Miguel Noguera, Cris Blanco, entre otros), algo que también logra en Cabaret Internet, el proyecto que conduce junto a Alicia Garrido. La segunda vez que fui, muy a la hora de comer, no había nadie en la sala. Nada más entrar a la exposición escuché un canto de sirena —algo gregoriano— que el alegre jaleo del primer día no me había permitido escuchar. Me quedé con las siguientes frases: “yo te clavaré un puñal por la espalda” / “cuantos menos seamos más reiremos” / “no me conviene invitarte”. A esas alturas yo ya tenía el título claro para este texto y las ganas de plantear lo que he venido escribiendo, así que estas frases me sacaron una sonrisa. Entre los chistes, aparentemente inocentes, hay un run run que apela directamente al funcionamiento de éste, nuestro contexto, y le saca unas cuantas vergüenzas.

En New Ywork Jaume Clotet, cual mago heredero de la gracia de personalidades pasadas y presentes, despliega sus trucos construyendo una narrativa clara: la de un artista-humorista desubicado que, por estar entre dos mundos, no acaba de conseguir el reconocimiento por parte de ninguno y decide desfogar su malestar y malhumor desde la gracia y el chiste algo socarrón. ¿Cómo armar, a nivel expositivo, un guión de chistes que bien podría ser un espectáculo de stand up en un teatro a la italiana? No se trata de una traducción de un formato a otro, pues se desprende que Clotet concibe la gracia desde el objeto y nos mantiene hechizados descifrando los objetos-poéticos, los objetos-broma —que tan directamente nos remiten a las divertidas metáforas de Joan Brossa y, yendo más atrás, a las greguerías de Ramón Gómez de la Serna— que se ubican sobre una estructura que invita a un recorrido circular. Entre objeto y objeto, entre chiste y chiste, subyace también la construcción de una genealogía, la voluntad de visibilizar un mapa de relaciones del humor local y nacional a través de dibujos y diagramas que ubican a sus protagonistas en un contexto y donde, intuyo, Clotet quiere averiguar cuál es su lugar a la vez que hacer un generoso acto de reconocimiento y agradecimiento a todas las que, de algún modo u otro, son sus fuentes y referentes —desde Ana Polo y Oye Sherman, a Gracita Morales, Cruz y Raya, Eva Hache, Joaquín Reyes o Muchachada Nui entre muchísimos otros—. Un ejercicio que tiene que ver con la legitimización, pero también con el aplauso al otro y que, de algún modo, justifica o relaja la presencia de referencias, metareferencias y repeticiones que se encuentran a lo largo del recorrido.

Tras cruzar unas nubes tormentosas, una suerte de reloj-emoticono marca minutos nos da la bienvenida con una manecilla que intercala expresiones alegres y tristes (“De trist a feliç en 1 minut / De feliç a trist en 1 minut”), “Naturalesa morta / Bodegó ‘tot mastegat’” es la versión facilona-masticada de la exposición, a través de frutas mordidas y un texto resumen con una tipografía de apariencia decimonónica, bien cerca los “Celos”, que son, literalmente, celos sobre espejos que parece que estén pegados sobre ellos mismos y cuyo reflejo crea un corazón, también los plátanos, el “Gag amagat”, la “Broma dolenta castigada de cara a la paret” que, como pasa con otras piezas, solo verán aquellos que estén dispuestos a buscar en los rincones, agacharse y subir o bajar la cabeza en busca de el “LOLipopter”, la cometa y otro montón de chistes que conforman New Ywork. Una cremallera blanca une cada una estas piezas y culmina en una maleta diseñada y producida por Sociedad 0. Se trata de la “Maleta de Malhumor” de donde saldrían todos estos chistes. Una especie de “casa a cuestas” que reúne cada uno de los recursos de Jaume Clotet y que, por suerte, en vez marcharse a Nueva York para abrirla ha decidido hacerlo aquí.

Y hacia el final, una rosa de los vientos, “N . O . S . É” como símbolo de la desorientación: No sé on anar / No sé què fer / No sé qui sóc. Me recuerda a las rosas de los vientos del artista Pelayo Varela, que también son metachistes del arte y cuyas varillas te llevan a Dalí, Richter, Warhol y también al $, claro. Yo creo que Jaume sabe dónde va, su lenguaje está afinado, tanto con legados pasados como con estrategias de completa actualidad. De New Ywork se sale con mejor humor, de eso no tengo duda.

    –  Acuérdate de dar las gracias.

    –  Pero es que no me sé ningún chiste.

Ya paro, ¡perdón!

Marta Sesé Fuentes

Fotografías de Pep Herrero

Esta entrada fue publicada en Uncategorized y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.