¡Al cielo con ella! / ‘Somewhat Paler’ / Bárbara Sánchez+Jaime Conde / LEAL.LAV

¡Al cielo con Bárbara Sánchez! ¡Con Jaime Conde! Hasta con la pareja de alter-egos que han encontrado como broma que jugar en serio durante el proceso y que se ha hecho parte del proceso. Porque el proceso es todo, y en su intensa estancia por Tenerife Bárbara y Jaime no se detienen a enseñarnos eso, sino que nos hacen aprenderlo al encontrarse con nosotros, pues también lo están aprendiendo. ¡Al cielo, pues, con este proceso de gente bonita, afectada y que tanto se deja afectar! Proceso que incluye haber compartido los materiales del trabajo en la sala de cámara del Teatro Leal en un taller titulado acertadamente ‘Contemplación gozosa de la pena’. Un proceso del que ‘Somewhat Paler’ es otra parte, como la tesela de un mosaico mucho más vasto que el alcance de nuestra mirada pero que finalmente emerge sobre el conjunto, y es la parte a la que se le pone fecha, hora, lugar y hasta precio de entrada. Y emerge para que un grupo heterodoxo de personas asistamos a un acto que se basa en acompañar a la performer a través de un ejercicio de constantes cambios de estado, no todos agradables, no todos conocidos, no todos olvidados del todo, no todos identificables, con el desasosiego que eso pueda suponer. Y salir de ello con un estado general nuevo, revuelto, indefinible, sin duda muy distinto al previo y desde el que reconstruir tal vez una máscara con la que al menos tomar unas cañas.

colgadoComo viene siendo habitual, el pasado 7 de abril, 30 minutos antes de ‘Somewhat Paler’ tuvo lugar la conferencia performativa de ‘ESTO VA A ESTAR BONITO’, programa de Practicum del LEAL.LAV donde nuestro pequeño grupo de estudiantes universitarios expone ante el público ideas fundamentales sobre los artistas y su obra, a partir de la investigación realizada sobre los mismos. En este caso, Jaime se prestó a participar, haciendo una invocación por lo que estábamos a punto de vivir y tirando una carta del Tarot de Marsella. Nos salió el arcano XII, ‘El Colgado’. No me pondré ahora de ciberpitoniso ni nada. Solo decir que al contrario del yuyu que la carta pueda dar, importa su interpretación: este señor cuelga alegremente, casi juguetón, con los brazos recogidos en la espalda, casi en pose de descanso, al menos de no resistencia, aceptando la situación en la que lo han dejado o se ha puesto, que lejos de una tortura se vuelve una oportunidad de ver las cosas desde otro ángulo, en el que todo lo que está arriba se va abajo, y viceversa. Y en vivir eso es que estamos, dice la cartita. Ejem… (¡glups…!)

IMG_2240Bárbara espera que llenemos la sala en un determinado estado de partida. Porque de eso va un poco todo esto: de entrar y profundizar en diversos estados tanto como de parsimoniosas o abruptas transiciones entre éstos, pasos intermedios que son en sí nuevos estados preñados de matices.
Se de amigos jovencitos de nuestros alumnos que asistieron por primera vez al LAV. Se de quien aseguró no saber decir si aquello era teatro o danza, o si le gustó o no, pero que sin duda les afectó. Con la mirada puesta en un modo más tradicional y cómodo (y cerrado) descansamos a veces en la idea de ‘distintos personajes’ para hacernos entender o queriendo entendernos. Si dejamos de lado la exigencia impuesta de tanto coco y vemos que ante el cuerpo de Bárbara nuestros corazones entran ellos solitos en una montaña rusa inevitable, comprendemos en seguida que ese mamífero que me mira bajo los focos está haciendo una cosa muy bestia y muy anterior a la noción de personaje. Algo que si es primitivo, lo va siendo cada vez más, hasta que no se cómo poner el culo sobre el asiento. Algo que si desde el cuerpo empieza a aligerarse y estirarse, aligera y estira también el espacio y el tiempo y de repente… ¡hop! En las artes en vivo hay una cámara lenta orgánica. Y poco a poco otro algo comienza a pronunciarse diferente desde dentro de un confuso ovillo de carne. Lo noto y cuando me doy cuenta, en el lugar donde antes había un amasijo se ha ido dibujando una figura que se hace majestuosa por momentos, y empiezo a ver trasparentarse bajo la luz el mármol de la carne, de esta carne, viva y presente, la que siempre trató de atrapar la escultura clásica.
IMG_2307-Recuperado copia

Es aquí donde ocurren milagros a puñados. Que si antes no sabía dónde poner el culo, ahora una barbaridad de mirada nos clava con su aguja azul a los asientos, convirtiéndonos al público en una colección de insectos disecados. Así que mejor no moverse mucho, dejarse hacer por lo desconocido. Que lo que veo, lo que vemos, si nos dejamos verlo (porque hay que dejarse, dejarse ya en paz) es a la vez una virgen, una ménade, una sacerdotisa y una bruja que giran lentamente ante mis ojos. ¡Pero carajo, no es eso! Es la luz de las velas de la semana santa o de la hoguera en la tribu la que baila sobre la piel desnuda de Bárbara, de todas ellas a la vez. Y cuando el tiempo se hace tan denso que casi se oye, como si alguien hubiera abierto el grifo, se me caen dos lagrimones y me quedo de piedra, como una Medusa al revés ante esta Bárbara-espejo.

Pedro Mena2La PoupéeLos referentes son tan ricos y variados que tras la pieza apetece jugar a sondear lo que cada cual ha visto, lo que se le ha removido entre venus arcaicas y madonnas renacentistas, femme fatales y languideces casi románticas. Tanto hay en ‘Somewhat Paler’ que el dolor aflora como parece hacerlo de la madera tocada por Pedro de Mena, sin que las formas y sus tempos dejen de perturbar algo tan profundo e inexplicable como lo que remueve el erotismo visceral de las muñecas retorcidas de Bellmer. Todo un berenjenal de imágenes plagadas de lecturas. Lecturas femeninas (al servirse del cuerpo-medium de Bárbara) donde cada estado da espacio a la mujer que lucha, la que reivindica su cuerpo, la que sufre, la que ama, la que ansía, la que odia. Pero imágenes también del animal previo al hombre y la mujer, previo al lenguaje y al poder. El animal, la mujer y el hombre que somos todas. Y todos.anticristoTantas, referencias que hasta me arriesgaré a incluir una muy peligrosa, por cultureta, y sobre todo por inapropiada. Y porque no quiero ponerla. Que lo que Jaime y Bárbara están encontrando es muy bonito y este referente es feo y malo. Sin embargo… Mucho de ‘Somewhat Paler’ ocurre en un bosque imaginado. Un bosque a cuya linde viene a buscarnos ella, que nos tiende la mano para que nos atrevamos a entrar. Un bosque al margen del tiempo donde el relato de lo mítico es capaz de hacerse presente. Por eso el fotograma que he elegido, pese a pertenecer a la (in)olvidable peli ‘El Anticristo’ del von Trier, es éste y no otro: cero gore, nada escabroso, todo inquietante. En él una mujer doblega una naturaleza hostil al penetrar en ella. Porque ahí Charlotte Gainsbourg no es tanto su personaje como un algo de Lady Macbeth. Porque Bárbara no es solo ella, sino muchas: diosa y bruja desnudas en el bosque, como otras Lady Macbeth. Porque la misma Lady Macbeth no es ella, sino un eco de Lilith, aunque a la hora de relatar a Lilith los hombres con miedo, hayamos convenido decir que esa mujer liberada no era sino un resto de mal no contenido en el infierno. Porque sin valentía los hombres no asumimos que cada Lilith liberada es justo todo lo contrario, y que el infierno estaba y está en nuestros relatos. Pero para liberador todo el ejercicio que Bárbara nos regala, de tan pocos elementos y de tanta sutileza en cada momento que mis palabras apenas lo roza. Es por eso que al escribir queriendo ser concreto el lenguaje ronronea, da vueltas sobre sí mismo para hacerse poético, sabiendo que en este caso la línea recta no llega antes a donde apuntamos.
IMG_2443Codo a codo, Jaime y Bárbara caminan ese bosque nebuloso tras formas más o menos reconocibles y entran en relación con ellas sin nada asegurado. Ahí tienen la paciencia de hacerse preguntas no solo desde la incomodidad y la fragilidad, sino desde la desnudez, donde ocultarse ya no es posible. Así aparecen otros estados como el ritual de una obstinada danza febril donde cuerpo y manta se funden en una aglomeración de cuerpos en pos de un éxtasis. Así aparecen la elevación, la solemnidad y el silencio, con los ojos de Bárbara agarrados quién sabe a qué y un cuerpo que pende con su resistencia, hecha de músculos vibrando a cada pequeño paso, como el camino eterno de una escultura de Giacometti, el del éxodo en los interminables desiertos del Antiguo Testamento o hacia la Europa actual. Estados duros e indeseables donde, digámoslo de una vez, es capaz de irrumpir la belleza. Porque sí. Porque suena cursi y todo, pero es que cuando uno menos se lo espera, aparece la belleza y nos da una buena hostia. Y ante la belleza reconocemos la bondad. Y la fe. Y esta cosa tan extraña de estar vivos justo aquí y ahora siendo prácticamente absorbidos por la imagen que miramos. Y este trabajo tiene eso.

Duane Hanson - Mujer con carro de la compra.

Duane Hanson – Mujer con carro de la compra.

Pero eso y también un poco de esto. Quien haya seguido este blog habrá descubierto a esos alter-egos un tanto peculiares sustituyendo a Jaime y Bárbara para presentar el trabajo en el formato ‘VIDEOMATÓN’. Y es que recordando piezas de arte, se me ha venido esta para pensar que la belleza cuando llega, ya no se puede elevar más, pero bien que podemos engrandecerla mirándola de más abajo.

Me despido diciendo dos curiosidades del tarot. Quiero invocar cosas buenas para que a este gran trabajo le vaya muy bien. Y quisiera que salga la carta de la justicia. Que me he fijado y en el Tarot de Marsella la tía no tiene una venda en los ojos. Española no ha de ser. Pero como sea, apliquémonos el cuento e invoquemos que la justicia nos vea, para que a cada cual de nosotros nos llegue lo que nos debe tocar de verdad. ¡Justicia vidente! Que me dijo una amiga que el brillo de los ojos es lo único que no se opera.

La otra curiosidad me pasó al mirar mejor la carta de El Colgado. Los árboles de los que cuelga parece que están al revés, con las ramas abajo. Podría ser un juego invertido, donde el que mira es quien está colocado al revés… Lo más curioso es que investigo y descubro otra ilustración con una grafía en la letra más abierta, y mira lo que pasa:

pendu-danse

Al dar la vuelta a la carta de El Colgado, donde antes decía PENDU (colgado) ahora parece querer decir DANSE (danza).  ¿Será que todos los que nos vieron como colgados no pudieron darse cuenta que en realidad estábamos haciendo danza del futuro? Como para darle vueltas, nunca mejor dicho. Sea como sea, todo está cambiando. Benditas cosas encontradas.

_________________________________________________________________________

Todas las imágenes son básicamente expolio de internet salvo las dos fotos oficiales del Teatro Leal, cortesía, como siempre, del sorprendido ojo de Javier Pino.

VIDEOMATÓN_4: Bárbara Sánchez y Jaime Conde

12495155_584136371745474_4729641187671268806_n

‘Somewhat Paler’ titula el último trabajo de Bárbara Sánchez realizado en estrecha colaboración con Jaime Conde. Ambos están en Tenerife para mostrarlo este jueves 7 de abril en el LEAL.LAV. Aquí, en la sala de cámara del teatro han estado dedicados a su faena, que ha incluido el tiempo necesario para ofrecernos el taller ‘Contemplación gozosa de la pena’, con el que hemos podido sentir desde dentro las entrañas de la pieza.
Solo que el día que fui a buscarles para grabar un nuevo VIDEOMATÓN no les encontré. En su lugar había una pareja de artistas bastante rara ocupando la sala. Dicen que Bárbara y Jaime se han espantado o han dejado las artes escénicas, así, de repente. No se, todo muy raro. Yo tenía que grabar algo y como estas dos señoritas tenían tantas ganas de comaprtir su proceso creativo, pues… este ha sido el resultado.

Si alguien encuentra a Jaime y Bárbara por ahí, por favor, recuérdenles que tienen trabajo el jueves en Tenerife, que si no van a tener que pinchar estas dos…


esto va a estar bonito

El jueves, como viene siendo habitual, abrimos la puerta del teatro media hora antes, a las 20:30h. para culminar otro trabajo del programa ESTO VA A ESTAR BONITO. Son ya 4 lxs alumnxs en prácticas que investigan sobre el trabajo de los artistas que nos visitan y comparten impresiones sobre sus obras en formato conferencia performativa, una oportunidad para compartir esos conocimientos y acceder de otro modo a la programación del LEAL.LAV, al que no hay que olvidar que todas aquellas personas y personos con 18 añitos entran gratis, por la cara bonita.

SI-TIENES-18-LO-TIENES-TODO-VISTO-500x246-300x147

VIDEOMATÓN_3: Amalia Fernández & Co.

videomatón_opt (1)Toca el turno para que el VIDEOMATÓN de Unknown Pleasures, sistema de batalla donde los haya, irrumpa en la residencia que una muy bien acompañada Amalia Fernández ha realizado durante dos semanas en el LEAL.LAV para escuchar y trasmitir de primera mano detalles sobre ‘El resistente y delicado hilo musical’. Un título más que sugerente para un trabajo que será mostrado en proceso mañana jueves a las 21 horas en la sala de cámara del lagunero Teatro Leal.

Recuerda:
Antes, a las 20:30, ‘Esto va a estar bonito’, micro intervención sobre el trabajo de Amalia a cargo de los alumnos de Practicum de Bellas artes en el LAV. Un aperitivo gratis.
Y si tienes 18 añitos te sale gratis tanto el aperitivo como la muestra de las 21. Venirse.
esto va a estar bonito

Retronotas_2 / 1, 2, 3, 4… 6! Pieza para cuatro intérpretes / Vicent Gisbert

[ p r ó l o g o ]
Vicent Gisbert vuelve a Berlin desde Tenerife, lee esta nota sobre su trabajo y comparte conmigo lo que podría convertirse en su siguiente pieza. Gracias a su ofrecimiento, a la tecnología y a una cabezonería compartida, paso a hacer una labor casi de ‘coach in the distance’ que da como fruto una pieza hecha con sus mimbres, su interpretación, mi mirada externa y las ideas de ambos y en la que me alegra figurar como dramaturgista y codirector. Lleva el fresco título de ‘Arriba huele a campo’ y se estrenó a finales de enero en la capital alemana. A continuación esa primera entrada que Vicent leyera. Valencianos y Valencianas, ‘1, 2, 3, 4… 6! Pieza para cuatro intérpretes’ Podrá verse en la Sala Carme Teatre el próximo 4 de marzo. En cuanto a ‘Arriba huele a campo’, espero que se estrene pronto en España.

1, 2, 3, 4... 6 Vicent Gisbert

1, 2, 3, 4… 6! Pieza para cuatro intérpretes.

Esta entrada empezará en 20 segundos ( que sería bueno invertir en terminar esta frase y hacer sonar este audio).

A T E N C I Ó N :

1, 2, 3, 4… 6 Pieza para 4 intérpretes, de Vicent Gisbert en el LEAL.LAV.

1
El pasado viernes 22 de mayo tuvo lugar la pieza de Vicent Gisbert, artista valenciano afincado en Berlin. En el público, pocos alumnos o alumnas de artes escénicas, por no decir ninguno. Ay, qué mal me ha quedado esto que escribo, ¿no? Vale que por un lado sea una realidad triste, pero por otro, suena a reproche y a control, como si al redactar estas cosas estuviera pasando lista, como el profesor rancio a quien nadie quiere al lado. Pero esto no va de eso, de control ni de reproche. Va de egoísmo constructivo y de cariño. Cariño, porque quiero que mucha gente que ya es buena en lo que hace o que pronto lo será se nutra de esto, que no se lo pierdan. Egoísmo constructivo porque cuanta más gente se influencie y crezca asimilando nuevas dramaturgias, aunque sea para rechazarlas, mas rico será el contexto en el que nos movamos, más crecerá cada persona. Por suerte, la sala estaba casi llena de un público con muchas ganas de ver este solo anunciado «para cuatro intérpretes», y a la salida las ganas se habían convertido en satisfacción colmada y cabezas llenas de ideas que llevarse para digerir largamente.

2
Haciendo un recorrido por cada punto mencionado, sin quedarnos con ninguno, sino más bien con la trayectoria de lo que hemos ido pensando y sintiendo, en tránsito, y por tanto con el mapa que la pieza dibuja, podemos dec

Lista de cosas que no olvidar para redactar una entrada sobre el trabajo de Vicent:

  • Manipulación de objetos
  • Minimalismo / serialismo
  • Vídeo / audio
  • Cuerpo y presencia (y la presencia de lo que no está)
  • La irrupción velada de lo orgánico
  • Poesía matemática
  • Humor : de qué carajo me estaré riendo
  • Sentido y sentidos
  • Silencio

 4 Cuatro
Cuando nos conectamos con nuestra esencia (sea eso lo que sea) y encontramos una verdad sobre lo que estamos haciendo o queremos hacer (o sobre el cómo, que, al fin y al cabo, revela esa esencia con signos que nos dan pistas) encontramos sin querer pequeños sentidos cifrados en la realidad más inmediata y cotidiana. De este modo, mucho de lo que aparece en mi alrededor últimamente tiene un sentido musical. Se lo encuentro y luego dudo hasta qué punto esta musicalidad subterránea existe y viene a organizar lo que observo, o hasta dónde soy yo quien musica el ruido de las estructuras que sustentan las cosas que aparecen ante mí. Toma ya. Me pregunto también si ambas cosas no serán la misma. Y en este sentido, el pasado viernes 22 d

Esta entrada empezará dentro de 3 líneas.

A T E N C I Ó N :

‘1, 2, 3, 4… 6! Pieza para 4 intérpretes’, de Vicent Gisbert en el LEAL.LAV.

1
Entrar en la pieza que Vicent Gisbert presentó el pasado viernes no sería tan fácil si el artista no nos invitara tendiéndonos la mano. El intérprete irrumpe en un espacio casi vacío, como la hoja en blanco que solo contuviera los apuntes a partir de los que la pieza fuera a ser realizada. Sin embargo, esa impresión de boceto no se corresponde con este trabajo. Tampoco podemos decir que sea falsa: nadie nos ha advertido que, efectivamente, el acabado estético de la obra vaya a ser el abocetado, todo depende de lo que cada persona proyecte para completar el juego escénico que Vicent plantea y de la fe con la que cada una crea en sus propias proyecciones. Un solo así, sin palabras (las únicas, en vídeo, anunciando lo que pasará a continuación) y de acciones claras y simples, realizadas con la limpieza y concreción de un humanoide, necesita de varias cosas para arrancar. Pero antes de recorrer ese sendero hacia la luz, o de una luz a otra, dejo un enlace que podría ser la banda sonora de esta entrada.

2
1, 2, 3, 4... 6 Vicent GisbertFlexos. Líneas blancas. El intérprete se calza junto a uno. Recorre la línea recta que va de ahí al fondo de la escena varias veces. Permanece al fondo por fin, de espaldas, mientras se proyectan textos que nos cuentan qué está por pasar en la pieza. Una vez acabados, retrocede lo andado. Se descalza. Lo que hemos leido ocurre. Hasta que deja de ocurrir. Seguimos la línea de acciones que realiza con la misma meticulosidad, tratando de descubrir en ella lo que el mensaje del vídeo nos ha revelado. O creyendo encontrar patrones que unan esas acciones a las que vimos antes. Pero es cuando dejamos de querer ver lo que se nos ha prometido cuando casi mágicamente ocurre. Y ocurre que en este juego de expectativas, en este decirse de la pieza, que va agudizando la mirada y haciéndola más meticulosa y exigente, justo ahí, nos hemos enganchado. Sabiéndolo o no, hemos tomado la mano del artista, nos hemos calzado, hemos recorrido un camino que a él lo lleva del flexo a sus proyecciones de vídeo, de una luz a otra, y a nosotros de nuestro asiento al interior de la escena y su particular universo.

1
1, 2, 3, 4... 6 Vicent GisbertLos vídeos que Vicent utiliza en su pieza son de una exquisitez esencial. Muchas veces se pasa en escénicas por el debate «vídeo sí, vídeo no». Esta pieza está fuera de esa discusión. Es una obra audiovisual donde el concepto del artista se ha proyectado desde su centro creativo a cada uno de los elementos que forman parte de ella. El sentido es uno, y ver e ir comprendiendo las distintas traducciones de ese concepto en la proyección de vídeo, la distribución en el espacio, el cuerpo, la temporalidad o los objetos y su uso es un auténtico placer al alcance de cualquiera: el espectador se vuelve cómplice y al ir descubriendo la cantidad de rimas internas que juegan en el entramado de capas superpuestas que conforman este trabajo se siente inteligente y satisfecho. Claro que desde esa complicidad también es manipulado y engañado. Pero todas esos giros y caídas en la decepción o la incertidumbre, una vez sentada la complicidad, son como las bromas que te gasta un amigo en el que uno ya confía.

En la pantalla aparece un cuadrado. Luego otro menor. Del pequeño se extienden cuatro líneas que alcanzan al otro. Siempre es lo mismo. Hasta que no lo es. Hay una mínima variación y debemos esperar otra secuencia, otros cuatro compases de cuadrados y líneas para ver si esa variación se mantiene o ser rompe. Finalmente, los vídeos son coreografía, y sus cuadrados, cuerpos en el espacio. Cuadrados que contienen el cuerpo de Vicent, cubriéndolo hasta el cuello, dejando su cabeza fuera. Su cabeza fuera.

De pronto, en los vídeos entra lo orgánico. Un atisbo de algo natural tras tanta geometría, tras algo tan sintético. Del blanco de un cuadrado se van velando sombras de ramas de árboles. Pero la imagen no termina de cuajar, de hacerse clara. Como si la propuesta se realizara en un búnker y la primavera ocurriera fuera e intentara entrar por debajo de una puerta que no va a ser abierta, aunque quisiéramos que sí. Y ahí, de repente, entre geometría, secuencias sintéticas y movimientos repetitivos, empieza a jugar inesperadamente nuestro deseo.

1, 2, 3, 4... 6 Vicent GisbertMuy inteligentemente también, Vicent Gisbert, tal vez sin saberlo del todo, ha tenido la finura de trabajar el espacio físico de la escena como si de un vídeo se tratara. Ha editado un trabajo escénico. Al interactuar con algunos objetos (una botella de cristal, un par de tablas de madera) dispara audios que reproducen cristales rompiédose o madera cayendo. En el viaje que realiza entre diferentes puntos (pantalla, flexos, cuadrados en el suelo, el espacio de la botella…) en esa supercoreografía, disocia estos sonidos de sus acciones, sonando sin que éstas se produzcan o haciéndolo inesperadamente al reproducir la acción pero sin interactuar físicamente con los objetos.

Haciendo un recorrido por cada punto mencionado, sin quedarnos con ninguno, sino más bien con la trayectoria de lo que hemos ido pensando y sintiendo, en tránsito, y por tanto con el mapa que la pieza dibuja, podemos dec

Esta entrada acabará cuando aparezca un dibujo del artista de los cuadrados que vimos proyectados.

A T E N C I Ó N :

2
Al abandonar la sala estaba cansado. Era un cansancio bueno, del de después de los placeres. Lo que acabábamos de ver daba para mucha reflexión, pero se nos había invitado a ella sensorialmente. Siempre resulta curioso ver cómo un artista le hace una llave de judo al lenguaje y desde dentro del mismo es capaz de pervertirlo para contar otra cosa, para que el lenguaje confiese, y hable de sí mismo, para que inventemos otro entre todas las personas y que sea válido durante un rato. No pensé en referentes escénicos para dibujar la sensación que tenía. Aunque no tenga sentido, pensé que lo que acababa de ver era como si Autechre hiciera una versión de Steve Reich. Porque agradezco infinitamente una libertad creativa tan coherente y porque se agradece en trabajos de este tipo, de un minimalismo frágil y reducido a lo más pequeño, para que luego esas pequeñas estructuras se mezclen con una lógica casi de fractales creando una estructura mayor. Ese minimalismo que se retuerce en cadenas de serialidad.

3 cuatro
Los cuatro intérpretes que la pieza nombra son un equívoco. Unas veces sus acciones están presentes, realizadas por Vicent. Otras, solo está la consecuencia de las mismas (algo que suena o un flexo se enciende sin que nadie lo toque). Por otro lado, ya vimos que los cuadrados y su movimiento son actores. Pero son un equívoco porque lo es el buscarlos en el trabajo. Eso haría perderse el propio trabajo.

1, 2, 3, 4... 6 Vicent GisbertSin duda, la mayor parte del público estaría dispuesto a ver la pieza de nuevo, sabiendo ya a qué se expone en ella, para disfrutarla doblemente y profundizar en todas estas capas de las que es difícil hablar, pues están siempre en interconexión. Pero otra cosa que pensé al salir es en el contexto, en cómo me gustaría ver lo mismo fuera de un entorno escénico. No en vano, ya dijimos que la obra parece una edición de vídeo en escena, una instalación intervenida por el cuerpo del intérprete magníficamente aséptico que sigue pautas muy marcadas. Me imagino por eso el impacto y la recepción que causaría en la sala blanca y aséptica de un museo, encapsulada más en ese búnker que nombramos.

En el mismo sentido, pienso en qué podría pasar si, ya que no es ese el contexto donde se nos ha mostrado, el intérprete, sin perder esa magnífica ejecución, estableciera una relación mayor de complicidad con el público. No por que piense que es mejorable, sino por curiosidad. Los parámetros performativos para esta propuesta están más que claros. Esa mano, esa ayuda para entrar nos es dada desde el principio. Pero el espectador contempla lo que sucede y participa, se implica y es cómplice con la mirada. Sin perder de vista su particular sentido de performatividad, ¿qué ocurriría si el intérprete estuviera más con nosotros, si entráramos más al corazón aséptico de lo que se nos muestra? ¿O es el público como esa primavera velada que quisiera entrar bajo la puerta y no consigue ser sino una sobra proyectada?

1, 2, 3, 4... 6 Vicent GisbertTal vez esta pieza esté tan bien acabada que el tiempo en su interior no transcurra, o no sea el mismo que fuera de ella. Y si lo orgánico acabara por entrar del todo, siendo más que una sombra, entraría también otro tiempo y con él el devenir que acaba con cualquier frescor. Y este trabajo permanece crípticamente embalsamado en sí mismo, consiguiendo hacernos reír, porque nos hace gracia que cuadrado grande + cuadrado pequeño = rectángulo vertical, aunque no sepamos por qué.

Haciendo un recorrido por cada punto mencionado, sin quedarnos con ninguno, sino más bien con la trayectoria de lo que hemos ido pensando y sintiendo, en tránsito, y por tanto con el mapa que la pieza dibuja, podemos dec

1, 2, 3, 4... 6 Vicent Gisbert

Créditos:

  • Las imágenes utilizadas son cortesía del propio Vicent Gisbert, excepto la 3 (imagen del vídeo con el cuadrado, el rectángulo y el signo +) y la 5 (Vicent Gisbert x 4) sacadas en el Teatro Leal por Isabel Bueno.
  • La música utilizada para ambientar y escribir la entrada es el último disco de Autechre, titulado «Exai» y «Music for 18 musicians», de Steve Reich, interpretado por músicos de la ópera de Japón en 2008.

Gracias a Vicent, a Isabel, a Autechre y a Steve.

 

Haciendo un recorrido por cada punto mencionado, sin quedarnos con ninguno, sino más bien con la trayectoria de lo que hemos ido pensando y sintiendo, en tránsito, y por tanto con el mapa que la pieza dibuja, podemos decir que entrar en ella se parece a la metáfora que plantea un laberinto de espejos. Un entramado de pasillos que reproducen la misma escena: en sus bordes se refleja constantemente el que mira, por tanto su mirada se pierde en busca de un referente externo para no perderse. Pero no es exactamente así. El entramado de pasillos no es idéntico, la escena no es siempre la misma, la colocación de los pasillos y su distancia tiene variaciones. Por eso a medida que nos perdemos, que nos permitimos cada vez más perdenos de verdad, vamos comprendiendo el significado de

Hostiando a M en el LEAL.LAV.

Hace dos semanas disfrutamos en el LEAL.LAV de este torbellino titulado ‘Hostiando a M’ con el quel Agnés Mateus y compañía llegaron para agitarnos como cuando un huracán se aproxima al archipiélago. Agitar no se el qué. Porque fue mucho lo agitado. Sensibilidades. Conciencias. Miedos. Expectativas.
Nosotros esquivamos como pudimos una serie de interrogantes afilados que nos llovían desde la escena, lanzados unos con rabia, otros con delicadeza, igualmente cortantes ambos. Interrogantes como guadañas, como hoces, capaces de sesgar y ante los que es preciso posicionarse si uno no quiere terminar con algún rasguño. Hoces separadas a patadas de su martillo, la herramienta que esta mujer usa para poner en práctica lo que sabe hacer. Porque ese martillo es su cuerpo y con él, como en una fragua, va enderezando el metal ardiente de su pieza, dándole forma (o quitándosela) ante nuestros ojos.

Hostiando a M LEAL.LAV

Pocas veces me he sentido tan incómodo a la hora de afrontar esto de escribir sobre el trabajo de otro. Siempre es un reto muy delicado y comrpometido. Veamos: la ecuación ‘me gusta / no me gusta’ suele estar despejada en estas crónicas y hoy pasa lo mismo. Pero mi incomodidad no viene de ahí, sino de esa agitación ya mencionada, y por otro lado porque ‘Hostiando a M’ se me antoja difícilmente comentable sin recaer en la anécdota o sin hacer unos spoilers tontos y bastante indeseables. Aparte, siento que comentar tal o cual parte sobre otra, distinguiéndola del resto del trabajo, la desactiva de algún modo y parece poner en tela de juicio la unidad con la que Agnés es capaz de presentarnos un trabajo de unidades muy fragmentadas que toman sentido en la ligazón que supone su cuerpo, en la manera en que la rotundidad de su presencia las hilvana.
Se me ocurre que en este sentido la maquinaria funciona porque todo se articula con claridad desde lo performativo, que propicia un modo muy concreto de estar y hacer, desde el que mostrarse y desde donde construir otras realidades. Un lugar que es un cuerpo disponible, afectado por cada una de las acciones que realiza, lugar al que volver desafectándose, cuando esas acciones concretas se cortan o se diluyen, transformándose en otras o desapareciendo.

Hostiando a M LEAL.LAV

Igual que cualquier comentario restaría importancia a esas escenas / acciones, desactivándolas, nosotros, como público observado, colectiva o individualmente nos hacemos cargo de cada guadaña lanzada, cuestiándonos con ella, o bien tratamos de esquivarlas más o menos torpemente mediante la risa. Ahí Agnés nos tira el chaleco salvavidas del humor, un recurso que aligera la propuesta, apareciendo intermitente pero constantemente, a veces como un guiño puntual, otras para quedarse. Un humor nada inocente que el público que ríe y quiere eludir toma más como algo televisivo, es decir, que intenta tomarlo como tal y así, de nuevo la palabra, tal vez desactivarlo, domesticarlo, hacerlo inofensivo. Pero no. El humor al que Agnés se entrega en este cabaret contemporáneo viene de muy lejos, es familia directa de aquel que usaran los bufones ya sabemos para qué y contra quién. Solo que ahora es necesario arremeter y darle su parte de hostias al público, y que esas hostias se difundan de algún modo, porque el rey o quien sea que reine no va a estar presente, interesado en lo que los artistas hacemos. Qué va. Lo que reina ahora solo dirige su mirada a lo artístico para encarcelar titiriteros como quien se saca una piedra del zapato. Y puede que por eso sea preciso arremeter contra las personas que formamos el público. Cuestión de responsabilidades. Porque somos nosotros quienes tenemos cuentas en Facebook y Twitter, quienes tenemos incluso vidas, aunque la mayor parte del tiempo lo olvidemos, del mismo modo que olvidamos que en cada acción y comentario reproducimos el discurso del propio poder que nos oprime.

3

‘Hostiando a M’ en su carrusel de acciones transita por muy diversas formas, por decirlo de algún modo. En la coctelera (molotov) entran esos pequeños episodios que sostenidos sobre sí mismos o sirviendo como tránsitos dramatúrgicos hacen a la pieza cambiar de estética y coherentemente de estilo y de tono. A mi entender (o mi gustar) hay un trabajo de vídeo bien fino, sin ninguna sofisticación de más, que por su sencillez y crudeza mantuvieron mi mirada más atenta aún a la vez que permitieron que mi imaginación volara muy lejos, abriendo nuevos campos de significado desde los que complementar todo lo que estaba pasando ante nosotros.

Hostiando a M LELAL.LAV

Podrá parecer para quien esperaba que comentara la obra que me he escaqueado por la puerta de atrás. Pero no. Porque precísamente lo más trabajado y consciente, el lugar donde hay más oficio y potencia es en ese cuerpo que ven en la imagen de arriba. La obra bien podría hacerse en un garaje que en el salón de una casa. No porque no tenga valor ni esté cuidada (todo lo contrario) sino, porque es la propia Agnés la que pone en valor y da sentido a la arquitectura que ha fabricado tan a su medida. Hay histrionismo en muchos momentos de humor. Hay esa cosa llamada ‘sobreactuación’. A eso, como a muchas otras cosas en sus acciones, Agnés llega por pura insistencia. Insistencia. Insistencia. Hay personas que al salir, igual que destacan una u otra escena, cosa que he evitado, dicen que eso les sobra un poco. Hay incluso personas que se dan cuenta que sentirse mal ante la exageración, la risotada, la mueca, el balbuceo y las voces forzadas de la llamada sobreactuación era también otra trampa, una forma con la que trasmitir un mensaje con la voz mientras se nos pone en la situación de juzgar lo que vemos como bueno o malo, como tal vez ‘demasiado vulgar para nosotros’. Y pasa que si caemos ahí hacemos el ridículo. Agnés rompe cada juego cuando quiere y nos mira a los ojos para soltarnos otra pregunta o hablarnos con toda determinación, recordándonos que ella no está en eso. Que puede ir a eso, ponérselo y quitárselo como un traje de lentejuelas, pero que sobre todo nos está observando y nos lo está dando todo. Y viendo cómo nos las apañamos para recibirlo.

Es la magia que tiene la presencia en estos días inciertos en los que los gobernantes aparecen enmarcados por pantallas de plasma sin que nadie haga nada pero cualquiera se siente autorizado para decir al artista que abusa del vídeo o que sobreactúa.

IMG_4417

Si ese es el problema, me digo, sobreactuemos, pues. No es que en esta puta vida estemos solo una vez. Qué va. Es que en la vida no se está, como se está en un desierto o en un Carrefour. No. En la vida solo se es. Se es vida. Y por más que queramos mirar para otro lado o intentemos taparlo consumiendo nos están quitando de vivir haciéndonos solo pensar y haciéndonos pensar unas mierdas simplistas y además inoculadas, como un virus que se autolegitima en las mayorías. Por eso me digo que ante este percal, sobreactuemos.

Yo si sobreactuara querría ser una mujer como Agnés Mateus. Fuerte y sensible, acogedora y agresiva, despierta, clara, alegre y tan empoderada de sí misma. Más nos valdría a todos salir de los armarios / ataúdes que llamamos carácter y donde nos instalamos a ‘vivir’ y fuéramos capaces de sacar fuera a la amazona que somos. Mientras tanto, ya que todo el mundo no va a despertar a la vez y de repente, deseo por el bien de la artista, del oficio y de todas las personas que tengan la oportunidad de verla que ‘Hostiando a M’ se siga viendo mucho.

Gracias, Agnés.

____________________________________

Las maravillosas fotos de esta entrada vuelven a salir de la cámara (y la mirada y finura) de Javier Pino. (He dejado que las imágenes contaran lo que yo no quería contar, pero también he prescindido de muchas y es que en ellas se ve… se ve… de todo! Todo lo que no pueden dejar de ver si tienen la oportunidad, así como las sonrisas de muchxs colaboradorxs que hicieron de la pieza algo realmente potente y emotivo).

VIDEOMATÓN_2 : Agnés Mateus (+LEAL.LAV 2016)

Ayer, miércoles 20 de enero se ha realizado la rueda de prensa para presentar la programación de 2016 del Laboratorio de Artes en Vivo del Teatro Leal de La Laguna. Es para quedarse con la boca abierta. Y poco más hay que decir. No contaré mucho más, ya que en aquí pueden verla entera y sorprenderse sin mi.

Para quienes no tengan tiempo pero sí interés, recomiendo consultar la programación en la página del LEAL.LAV pero no dejar de ver esta parte de la rueda de prensa, el momento donde nuestro querido Javier Cuevas, director artístico del proyecto y tan buen artista como amigo, trasmite con la mayor claridad, lucidez y sosiego una crítica a las instituciones en general (y de las nuestras en particular) que es nuestra crítica, lo que nos decimos entre nosotros, lo que demandamos y por lo que a veces nos movilizamos. Estaría bien, ya que podemos, que cada cual fuera igual de claro siempre, pues con distintas palabras daríamos forma a esa crítica que es común frente a lo que afecta a un trabajo como el nuestro, donde delicadeza nunca ha de ser sinónimo de precariedad.

mil

En esta rueda de prensa estuvo con nosotros Agnés Mateus, que el próximo viernes con ‘Hostiando a M’ dará un pistoletazo de salida por todo lo alto a este año maravilloso, arraigadísimo en tantas experiencias compartidas antes en estas islas. En este segundo VIDEOMATÓN que comparto por aquí nos saluda, habla un poco de la pieza e invita al público tinerfeño a sumarse a esta vorágine.

La programación que espera que la hagamos posible asistiendo a la acogedora sala del LAV cubrirá muchos gustos y colores, pero más allá de su calidad, en mi humilde opinión tiene algo que la hace genuina y inigualable: una presencia tan importante de talleres de formación, de actividades didácticas y abiertas al contexto y la comunidad. Que no solo de piezas escénicas vivimos el hombre y la mujer.

De todas maneras cuando digo eso de inigualable no me siento orgulloso. Lo es porque todo es así ahora. Mi deseo (y mi trabajo): que 2016 nos traiga lo mejor en y alrededor de la escena, y también que el LEAL.LAV no sea inigualable, que muchos espacios, festivales instituciones y cualesquiera grupos de personas trabajen en este sentido. Ya que somos la misma cosa, igualarnos, para aprender, para crecer, para distinguirnos.

Retronotas_1 / Claudia Faci / A-creedores.

Aunque esta entrada ya se publicó por aquí en el perfil de LEAL.LAV me parece oportuno colgarla de nuevo en este blog. Por tres motivos:
– inaugurar ‘retronotas’ como una sección del blog dedicada a comentar cosas que ya pasaron por este espacio.
– empezar el año con buen pie.
– mandar un saludo y animar a quien pueda regalar(se) asistir a este trabajo imprescindible que se verá muy pronto en el Teatro Pradillo.

Y cuando publiqué esta entrada decía tal que así:

Hay tanto por decir sobre la visita al LEAL.LAV de Claudia Faci con ‘A-creedores’ que mucho quedará fuera. Pero a veces lo callado resuena tanto como lo dicho. A ver qué pasa.

jean_carolus_0

1. ESPECTROS / VISIONES

2. EL SUECO
Me gusta pillar imágenes a boleo de internet. Me gusta lo que pasa con esas derivas. Esta vez pasó al buscar una foto de Strindberg para ponerla por aquí. Pero qué apuesto era. ¿Verdad, August? Tenías ese atractivo de Rimbaud, esa cosa de dandy de verdad que ya no puede ni imitarse. En la siguiente imagen quedaron atrapadas dos bellezas: esa y la de tu juventud. Y no nos referimos tanto a que con la edad te marchitaras, como todos estamos haciendo. No. Más bien queremos decir, sin nombrarlo mucho para no conjurarlo, que en este retrato no estaba todavía el espectro eclipsándote. Al menos no del todo. No se había hecho con el control. Pero antes estaba diciendo que es divertido lo de buscar una cosa en internet y encontrar otra. Para escribir esto buscaba un daguerrotipo o algo así de Strindberg y encontré una página con frases supuestamente célebres. Y esta es fuertecita. Y esta nos sirve. Y la tendremos en cuenta un rato.

2.2 (HACERSE) EL SUECO
Recuerdo que tenía una idea vaga de Strindberg hasta mi paso por la EAC. Por desgracia o por suerte, nunca interpreté ninguno de sus personajes. Me lo descubrió en profundidad mi querida Esther Terrón, profesora de literatura de la escuela. (Un beso fuerte, Esther). Esther tiene algo especial gracias a lo que es capaz de hacerte ver en sus clases (a pesar de lo limitado y caduco del formato ‘clase’) un dibujo de su carácter, de su creatividad, de su inconformismo, su ansia a rabiar de modernidad, su relación nefasta con las mujeres, sus conflictos y su genialidad, sus neuras y su complicada ‘salud mental’. Podríamos hablar del paralelismo de todas estas cosas colocadas entre la escena (sus textos y sus montajes) y su vida. Pero no sería verdad. Y eso es una clave para comprenderle y para comprender (si es que ese verbo es apropiado) lo que pasó el pasado sábado en el Teatro Leal. Porque la cosa es que hablar de paralelismos es estéril cuando resulta tan evidente que la vida y la escena son la misma cosa.

En mis derivas de internet, a veces aburridísimas, descubrí un post estúpido que decía cómo reconocer la obra de varios pintores de la historia del arte según topicazos. (Ejemplos: Si hay mucha gente haciendo mil cosas = Brueghel. Si hay mucha gente haciendo frikadas = El Bosco). Bien Juguemos a esa mierda:
Si hay una casa, mejor con amenaza de desahucio, si hay un pasado oscuro y una esperanza, con todo lo malo que ésta conlleva, si hay pocos personajes, si entre ellos se dan triángulos amorosos (y odiosos), si hay lucha de poder a partir de la diferencia de clase, si hay hombres que aprovechan su posición de poder para ejercer dominio, si se respira un deseo sexual bestia pero contenido, si hay mujeres que se revelan, algún que otro sometido y manipulado, si hay un sufrimiento atroz que se lleva por delante a alguno que no puede soportar ser torturado emocionalmente y en el mejor de los casos se queda muerto en vida = Strindberg.

Antes de eso, las reglas del juego de Zola. Después, Chéjov, todos los textos teatrales del siglo XX, Beckett, Pinter, Albee, y hasta Reza… y por supuesto otro señor sueco que también hacía cine, apellidado Bergman.

Para crear esas atmósferas opresivas no hace falta ser sueco. Pero voy a escribir unas preguntas porque tengo como un hueco en el corazón (sí, soy un pesado con este tema). Ahí van: ¿Se hizo el sueco el público potencial de ‘A-creedores’ en Tenerife? Un público que imaginé acudiendo expectante, en mayor cantidad y también más variado. Porque de verdad que esta vez no me lo explico, no me cabe en la cocorota. A ver: ya dije que mi paso por la EAC me descubrió al amigo August. Bien. El trabajo que disfrutamos esta ocasión se basaba en una de sus piezas, sin reproducirla lo más mínimo, por lo que a mi entender (o mejor dicho, a mi sentir) se mantenía fiel a su esencia. De este modo, como el teatro tiene muchos amantes, ‘A-creedores’ es una pieza que puede contentar y contenta tanto a quienes les gustan sus virtudes más clásicas, (amantes que suelen tener un fino olfato para las esencias inoculadas) como a quienes se les despierta el deseo con su lado más contemporáneo. Pero es que además este trabajo en concreto sin lugar a dudas tiene la capacidad de dejar flipando en su asiento a cualquier espectador no familiarizado con nada de esto, a cualquier amante con capacidad de amar. Porque lo que vimos, lo que se nos dejó mirar y en lo que participamos, esa maquinaria llamada ‘A-creedores’, tiene el engranaje de sus partes tan bien engrasado como para que no las reconozcamos como partes, un sistema que pone en marcha algo que no es solo una obra, sino la mirada y al que mira, que en poco tiempo va dándose cuenta cómo su propio mirar es una acción, y que al llevarla a cabo está participando, está haciendo también la obra.

Mis preguntas, pues, son las de siempre. ¿Por qué a veces estoy tan solo? Quiero decir… mi sensación no fue esa. Mi sensación fue justo la contraria. Pero por qué, por qué no fuimos más los amantes colmados. ¿Dónde estaba puesta la mirada de el enorme conjunto de personas que imaginé que tanto disfrutarían, que se que se hubieran maravillado de presenciar una propuesta de este calibre? Se que en mi querida escuela estaban de estreno con un taller de fin de curso. No excuso a nadie porque tampoco acuso. Lo que otro diría como reproche yo lo siento como lástima. Pero dejemos a los alumnos y al público de los alumnos en paz. Me pregunto cómo pudo ser que tanta compañía de teatro local no aprovechara una ocasión así, ni siquiera para copiar. Porque es preciso copiar a los grandes. Y mis preguntas siguen bailando. ¿Por qué este tesoro en tan pocas manos? Que no queremos ser como los poderosos. Queremos repartir la riqueza para tenerla de verdad.

Pensando un poco en poderosos, me da por creer que muchas veces las instituciones conciben la programación como abandono, como un delegar absoluto que lejos de suponer confianza denota desinterés. El que hace no ir a impregnarse de lo que tenemos la suerte de tener en una sala, sino solo mirar las estadísticas de final de temporada para comprobar cuántas entradas se han vendido. Claro que pasa que muy poquitas de esas entradas son compradas por quienes deciden los presupuestos culturales. Pero pasa también que eso las estadísticas no lo reflejan. Y quiero pensar que esta maravilla que Claudia Faci y compañía nos han regalado y que todavía resuena en el cuerpo se les ha pasado a muchos tinerfeños en gran medida porque los de arriba ignoran las joyas que pasan por su casa. A ésta le espera lo mejor, y en adelante será vista una y mil veces por un número mayor de espectadores, aunque con la misma pasión con la que algunos pudimos disfrutarla.

3. CLAUDIA
Me da apuro hablar de Claudia Faci. ¿Qué podría decir de ella? Mucho más fácil hablar de Strindberg, aunque él podría vengarse con su espectro. Está vivo y hay que tenerle respeto. Un fantasma que se mueve en la propuesta de Claudia. Por eso hay que evitarlo con salud. Y esa, justo esa es una de tantas cosas que la directora ha planteado en su pieza.

A-creedores

 A Claudia la vi actuar hace tiempo en aquella cosa desaparecida que se llamaba Escena Contemporánea. Eso me hizo no querer perderme un taller que ofreció en el Auditorio de Tenerife y que cerramos movidos por su batuta al son de La Pastoral de Beethoven. En esa misma ocasión disfruté de ‘Agnès’, en el Teatro Victoria, y más adelante de ‘Construyo sobre el ovido’, también en el Teatro Leal. Incluso la vi en el Teatro Pradillo como intérprete, con todo el cuerpo y el fuego a disposición de un texto de Fernando Renjifo en la pieza titulada ‘Mayo, S. XXI. ¿Es el fracaso un atributo del alma?’.

Por suerte, no puedo ser objetivo con ella. Si no, cómo diría lo que ya dije, que es un fuego, a veces llamarada, a veces brasa ardiente que espera incendiar o que calienta. Pero al margen de las hogueras y sin comparar sus distintos trabajos, para quien no estuviera el otro día tengo que decir con la mayor simplicidad que puedo que en las cosas que Claudia hace (y esto significa en las cosas que es) hay como un modo ancestral (probablemente el único auténtico) de filosofía. Sobre sus propuestas, y esta no iba a ser menos, queda muy bien colocadito el pensamiento, porque como un ramo en un jarrón, el pensamiento refulge como parte del cuerpo, y con él suda, se mueve, vibra y se marchita, sí, como lo hacen los otros pensamientos, cuyo cuerpo es todo flor.

4. UN TEATRO ÍNTIMO
Pero si Claudia Faci hace Rock ‘n’ Roll con los clásicos, trae consigo una pedazo de banda en la que se integra sin pretender para nada ser solista.

En escena, como la pareja que el viejo August dibujara, torturada por su matrimonio, unos inmensos Pablo Messiez y Fernanda Orazi que hacen un trabajo finísimo al que ningún comentario haría justicia. Uno se imagina al salir el enorme trabajo de co-creación para montar la pieza, donde utilizan un sinfín de recursos como intérpretes.

A-creedores

 Sin embargo no hay ni un atisbo de virtuosismo en nada de esto. Al contrario, ¿qué más dan los recursos actorales? Resulta delicioso ver cómo pasan de uno de esos, llamémosles ‘recursos’ a otro, ya que salió el palabro. Sobre el diálogo en off que escuchamos entre el personaje de Pablo y el exmarido de su mujer, interpretada por Fernanda, comienzan a ocurrir cosas. Pero cada nuevo elemento, con algunas excepciones aparece o se desvanece gradualmente, hay infinidad de subidas y bajadas. Luces, movimientos y acciones que entran en fade-in o que se difuminan en fade-out, disolviéndose como una niebla para hacernos ver el espacio donde se está jugando a Strindberg. Y disipados los cuerpos que bailan alocadamente el ‘Psycho Killer’ de Talking Heads, reaparece un nuevo espacio, o bien cuando algunos espacios son movidos, inesperadamente es entonces que los cuerpos reaparecen, empoderados o frágiles, o ambas cosas.

A-creedores

 A todas éstas, Claudia Faci está presente también y su papel no es otro que el de directora de ‘A-creedores’. La entendemos como guía y acompañante para los intérpretes y para la propia pieza, como observadora, como cuerpo que entra en la acción y en fragmentos de la narrativa que se enlazan en un trabajo delicadamente iluminado por un diseño de luces de Carlos Marquerie que, como suele ser habitual, compartimenta el espacio a la vez que crea atmósferas crecientes y decrecientes, luces que danzan y se suman a esta coreografía de intensidades, como si la pieza al completo fuese manejada por una mano externa que moviera faders en una mesa.

No en vano, el espacio sonoro se ha cuidado de la misma manera, llevado por Óscar Villegas, habitual colaborador de Claudia y mitad de Gichi-Gichi Do. Probablemente no pudimos apreciarlo del todo porque el sonido de la sala no fue el mejor esa noche, y aún así, impresionó. Sea como sea (a mí me pasó y creo que no fui el único), tengo que decir que me excité una barbaridad con la selección musical para la pieza, que iba de un acierto en otro, con momentos musicales en directo especialmente mágicos. Casi me mata la versión de ‘Wild is the wind’, para la que Óscar entra a escena y toca la guitarra arrodillado junto a Pablo, tumbado en el suelo, roto, acompañando a su personaje para no dejarlo solo, porque éste sí que empieza a hacer aguas, a desesperar ante la tortura matrimonial que nuestro amigo August redactara con bilis. Y así dice ese ‘Love me, love me / Say you do / Let me fly away with you / We are creatures of the wind / And wild is the wind’.

Sí, vale, soy un flipado de la música. Pero cuando hablo de que la selección musical es un acierto tan grande no me refiero a que las canciones sean bonitas, que lo son. Hablo de la dramaturgia, del sentido interno que ha hecho encontrar esas canciones, del momento para hacerlas sonar y el modo.

5. LA SEGUNDA CUARTA PARED
Ese otro personaje de la pieza de Strindberg que ya comentamos, el exmarido de ella, que aconseja con la peor intención al personaje de Pablo, aquí ocupa dos lugares: el del texto en off al que hicimos referencia y que deja ese diálogo y al interlocutor en uno de los muchos fuera de plano que se proponen, y el del cuerpo de un alguien distinto que lo encarna en cada función. Alguien con quien ya se ha negociado previamente es invitado a subir desde el público, pero esa persona no sabe qué va a pasar en ningún momento. Alguien que en escena se mueve con la inocencia y la soltura de una primera vez, que, que es invitado a beber, y bebe. Que se sienta a una mesa y mantiene una conversación en segundo plano con Claudia y Pablo, mientras el foco principal está en una de las múltiples y a veces fieras, sensuales y a veces bestias acciones de Fernanda.

A-creedores

 Comprendemos, porque hemos entrado en la propuesta hace rato: alguien mira desde dentro con nuestra misma curiosidad. Desde nuestra posición miramos el conjunto, elegimos dónde situar la mirada y miramos al que mira. Tenemos un satélite en escena, un repetidor de la mirada que nos da una visión desde dentro hasta que volvemos a comprender que no estamos fuera de nada, que no hay nada de lo que estar fuera. Como el cantante de Talking Heads en el vídeo que he encontrado, tras un mobiliario casual nuestra mirada no encuentra un telón de fondo teatral, sino que tropieza contra el muro y la puerta de fondo del teatro, desde donde reverbera y nos dice que formamos parte, que somos nosotros los mirados.

A-creedores

 A la salida escuché decir a varias personas que al principio fue un poco difícil entrar. Sin embargo, percibí también que era una manera rápida de hablar. La pieza comienza con el actor tumbándose sobre una alfombra y la actriz jugando a descubrir su cuerpo sin vida, lamentándose, ¿sobreactuando? En fin, es lo mismo que la manera rápida e imprecisa de hablar. No comprendo muy bien lo que se quiere decir a estas alturas con lo de la sobreactuación, según qué códigos. Disculpas por eso. Pero inmediatamente después esta cadena de fundidos de la que ya hablamos introducen los textos en off, los juegos de luces y espacio, el movimiento y los múltiples puntos de vista.

Tal vez hay una ansiedad por querer seguir la cosa, pensando que se escapa, ganas de cada cual por encontrar dónde o a qué engancharse. ¿Pero qué es eso sino precísamente estar metido hasta el cuello en la obra? Casi tan metidos que para el tercer acto (porque se nos ha ido hablando de cada uno) no nos cuesta pasar a escena cuando han montado un bar donde nos invitan a tomar un gintonic.

Y ahí el buen número de espectadores que nos sumamos a la fiesta, copa en mano, como en una celebración algo trágica y vitalista, tarareamos con los demás una versión preciosa de Lhasa de Sela o el estribillo de ‘Femme Fatale’, de la Velvet. Porque ahora estamos dentro. Porque siempre lo estuvimos. Porque ahora tenemos el punto de vista del que antes mirábamos, y somos objetos dentro del lienzo. Somos comensales a la mesa del ‘Cristo en casa de Emaús’ de Caravaggio. Somos extras de una peli de Fellini. ¿Yo qué se lo que somos? Estamos vivos.

6. CAUSE EVERYBODY KNOWS

A-creedores

 Estéticamente, el fin del siglo XIX es una joyita. No me voy a meter con esto ahora porque escribo una tesis. Solo reitero que me encanta. La representación del cuerpo femenino, el tratamiento de la pintura prerrafaelista y simbolista, la sífilis en Europa campando a sus anchas y todas esas imágenes lanzadas desde la cultura masculina, por supuesto, pasando del lienzo al cartel publicitario. Lo dicho, una joya. Una joya porque toda estética implica una ética, porque en algunas épocas precisas y a algunos buenos trabajos se les nota, como aquí. Y un poco de eso está hecho el personaje de Fernanda Orazi.

‘She’s gonna break your heart in two / it’s true’, que decía Nico. La mujer perra. La puta. La manipuladora. La mujer degenerada (de-generada). La que es mala por naturaleza porque va más allá que ella, porque sabiéndose objeto de deseo para el hombre, no se mantiene sumisa y accede a su propio deseo, y utiliza sus encantos para atrapar al hombre en sus redes y sodomizarlo con el falo de su propio pensamiento podrido. Y el deseo reprimido de los hombres de ser dominados, envuelto en miedo.

A-creedores

 ¿Cómo no iba a escribir Strindberg esas cosas, siendo como era? ¿Cómo no iba Fernanda a contarnos su versión de la amistad entre la mujer y la serpiente? Lilith está por todos lados. ‘¡Me quemo viva!’, le hace decir.

A-creedores

 Fernanda en escena es un animal desbocado por su personaje y a la vez un estribo para el mismo. Una escultura que se arrastra por el suelo, una venus que baila en bañador la mitad de la pieza, que se calza las botas de ‘La Señorita Julia’ como si Juan las hubiera olvidado en una escena de Claudia y que ya vestida, armada con una fusta que lleva por dentro, se duele de su propia rebelión. Cuánto sufrimiento. Supongo que no hemos cambiado casi nada.

A-creedores

 Supongo también que por ese no haber cambiado casi nada hay gente que sí cambia. Prueba de ello es esta maravillosa versión, olvidando el terrorismo psicológico con el que Strindberg minara sus piezas, por desgracia para él, sacado de su sinvivir, y sustituyéndolas, dándoles la vuelta o descartándolas para contar justo eso, el cómo y el por qué del descarte. Por eso, en lo que en una crónica convencional de una obra convencional alguien llamaría ‘clímax dramático’, la pareja comienza a discutir y el conflicto pasa de lo que se está diciendo al hecho mismo de decirlo. Pablo quiere abandonar la escena. ¿Y cómo no va a querer? Su personaje ya se ha suicidado, inducido por los demonios, al empezar la pieza. Está escrito por el autor sueco y ese es el final de su obra.

A-creedores

 Supongo que en esta fiesta de la dramaturgia (esa cosa que también tiene que ver con el texto) hay que felicitar a toda la banda, sin excepción, incluyendo a Jaime Conde-Salazar y su cruce de miradas con las de tantas otras personas. Gracias a eso, el espacio se llena de líneas, como trayectorias proyectadas de a dónde miramos, cómo y por qué en cada momento, y cómo cada cosa en esta obra de la que formamos parte nos mira. Sin duda, entre tanta mirada, ‘A-creedores’ es un trabajo de Claudia y compañía que clama ser visto. Así será, y dichosos quienes lo hagan, porque también serán mirados.

7. POST
Al final de su carrera y de su vida, esto es muy interesante, Strindberg fundaría lo que llamaría ‘Teatro Íntimo’. En su momento no fue muy comprendido, como tantas otras cosas, y fue juzgado como algo decadente, como un teatro menor. Sin embargo, la cosa se trataba de hacer una especie de teatro de cámara. Y pasarse por el forro todo el rollo del naturalismo de Zola: si lo que se quería era ver la realidad a través de una cuarta pared o como quien mira a través de la cerradura, lo mejor sería meter al público dentro de la acción, pensó el bueno de August. Y eso hizo. Y en ese contexto escribió puso en pie ‘El Espectro’, una de esas piezas ‘de cámara’ donde la subjetividad y ese fantasma ya lo habían impregnado todo. Porque la verdad, por mucho que dijeran los naturalistas, no era algo que se pudiera colocar ante nosotros por los dones del artista. Son los dones de las distintas miradas los que crean realidad y acceden por partes a la verdad. Tal vez compartiendo esas miradas estemos más cerca de ella. Tal vez.

___   ___   ___

 

Créditos de las imágenes:

  • Las fotografías son cortesía de Javier Pino (soy fan), como suele ser habitual. Gracias.
  • La imagen de portada retrata, sin que él se sepa retratado, al famoso Peeping Tom, y es de Jean Carolus.
  • La Lilith y la serpiente que están teniendo un rollo, literalmente, es de John Collier.

Beautifull boys de Javier Alemán / VIDEOMATÓN_1

5.2

Me gustas. Me gustas. Me gustas, me gustas, me gustas. Lo diré mil veces sin saber si lo habrás comprendido. Rodeados de opiniones, le gustas a tanta gente que mi declaración parece diluirse en un mar de likes. Lágrimas en la lluvia, esas cosas. Se que mi frustración es rotunda no solo porque te vas, sino porque entiendes que me gustas cuantitativamente, un like más, y no el milagro, lo que tiene de único haber encontrado eso. El amor tiene partes difíciles.

Beautifull boys

Javier Alemán es un gran conversador. Se nota en el VIDEOMATÓN de siempre, esta vez con un café tras el reciente estreno en el LEAL.LAV de ‘Beautiful boys’. Ahí Javi comparte mucho alrededor de un solo gestado tras un largo periodo dedicado a ‘otras cosas’ que tal vez sean la misma. Tanto por decir y la forma de hacerlo indican lo mucho que le dedica a escuchar. El vídeo le resta a la escritura la utilidad de hacer crónica para quienes no estivueron, de aludir a sensaciones e ideas para quienes disfrutaron la pieza. Una liberación oportuna que permite que nos adentremos por derroteros inesperados. Puertas invisibles en ‘Beautifull boys’ abiertas tiempo después. Así funcionan algunos placeres desconocidos en una obra, sí, que golpeó el viernes, pero que vino a hacerme daño luego.

 ‘Beautifull boys’.

Llego temprano a la sala. Parece mayor, distribuida con elegancia y sobriedad. Javi se mueve sobre el linóleo. Le sonrío sin ganas de hablarle. No hay solemnidad. Sí un ambiente intenso de trabajo. Elijo no interferir. El intérprete excitado, mueve el cuerpo para mantenerse conectado a lo esencial. El creador y director, exigente, operativo y claro, procura fluir y evitar cualquier presión. Lo último que sugiere su cuerpo al retirarse es que tiene un pie en cada uno de esos dos sitios. Y lo primero, al exponerse cuando el público ya llena la sala. Ahora sería bonito hacer sonar esta música:

El cuerpo tendido. Sobre un silencio denso un pie se mueve lento, como si despertara desde ahí, y encontrara espacios que recorrer, arrastrando al resto del cuerpo con él, que a su vez va encontrando huecos que llenar. Vale, de esto va la cosa. Paciencia pues. El procedimiento se alarga. Tiempo dilatado para apreciar que una polilla escénica se cuela en el espacio, arriba, muy arriba, vuela de un lado a otro deslumbrada por los focos. Pocas personas la ven. Javi lo hace. Alarga un brazo hacia ella. Los dos. Hasta que se va. Una mariposilla que entra en la coreografía. Hasta que continúa el movimiento por otro lado. Y sucecede: suena música en mi cabeza. La línea de bajo de esta canción de Radiohead. (‘Desnudo’, se titularía en castellano, espero que por casualidad). Pero no puedo recrearme en eso. Javi ha elegido una música más adecuada, menos narrativa. Mi sorpresa es la similitud de una misma sensualidad en el sonido de ambas pistas, incluso la similitud en el tono del arpegio. ¿Qué hace que el movimiento del cuerpo del intérprete lleve a un espectador a imaginar sonidos tan cercanos a los que elige el creador? Ni idea. Pero sí se que sería bonito hacerla sonar cuando la canción anterior acabe:

El movimiento de Javi ya nos ha arrastrado con él, igual que antes todo el cuerpo siguiera lo que comenzó en un pie. Este punteo de guitarra con truco nos atraviesa: estamos completamente atrapados y Javi ‘simplemente’ está bailándonos su música, apoyándose en ella como si fuera sólida. Tanto que parece que nos muestra un dúo. Ok. Dejemos aquel inicio, yo también creí que la pieza iba a ser más… O sea, menos…

Beautifull boys

 Olvidemos el principio. Olvidémoslo todo, incluidos nuestros principios. Esto es fácil de comentar, queda clarito en la conversación: si el actor interpreta lo que sea, su cuerpo se implicará al 100% hasta llevarle a momentos de silencio verbal. Pero la palabra sigue todo el tiempo en el cuerpo, aunque a veces no suene. Es movimiento y se traduce con placer. Javier cierra los ojos para que le veamos, y me digo que ahí hay mucho de intimidad. La misma (¿por qué no?) con la que bailamos a solas al ponernos música en casa y nadie, juzga, ni nosotros mismos. Es en ese moverse con la música donde Javier de nuevo interpreta. Se mueve blando, casi lánguido y ahora su cara refleja esa relajación para que cuando el rostro y la dinámica corporal entren en contradicción se abra un espacio donde imaginar o sentir que un buen o mal recuerdo acaban de aparecer.

Beautifull boys

 Antes dije que el punteo de guitarra que era tramposo. Si lo escuchas, lo notarás. Como me decía el propio Javier, ‘se va y viene’. Yo me fui mucho con la música. Y algo de su caracter vertebra ‘Beautifull boys’, un trabajo que es lo que es… y todo lo demás. La guitarra inevitable en primer plano desaparece y reaparece inesperada, pasa de un lado a otro. Esa música, esa forma musical se mantiene en toda la pieza. Con ella Javi atraviesa una escena que mezcla un karaoke con una pista de baile, otra casi de teatrillo en la que interpreta a una pareja sobre la que podemos proyectar las alegrías y miserias de las relaciones, como sucede con la violencia en los tradicionales títeres de cachiporra.
1.bmp

Un carrusel de géneros que los presenta sin mezclarlos. Porque algo de género tiene también este trabajo escurridizo, de contenidos ocultos en su apariencia de sencillez inofensiva. Si se quiere leer, aparece algo queer, presente como una capa más, no como cimiento, pues si efectivamente eso está ahí es porque el cimiento versa sobre la identidad, del mismo modo que casi sin aludirla explícitamente hay cierta mirada a la adolescencia, vista como esa reserva para algunas verdades, aquel lugar en el tiempo donde el ansia de amor nos llevó a ser tan apasionados.

2

Mi herida tras ‘Beautifull boys’ se llama ‘Love’, una película de Gaspar Noé.

Javier me preguntó por el trabajo con una cerveza tras el estreno. Mi imprecisión fue incómoda para los dos. ¡Con lo fácil que hubiera sido felicitarle y ya! Pero estaba algo afectado. Salvé la situación hablando de lo concreto y entonces me di cuenta. Me había gustado. Pero me llevé algo más a casa agarrado por dentro. Y pensé: ‘Esto mañana me va a doler. Y a ti también, amigo’. Efectivamente. El fin de semana podría haber puesto cualquier otra peli pendiente. ¿Por qué elegí ésta?

‘Love’, último rodaje del más que interesante Gaspar Noé, no es un peliculón y aún así recomiendo verla. Tampoco es fácil. Es larga y encima el ritmo cojea a la mitad, rozando el tedio. Sin embargo, paciencia. No arranca para nada así y llega a enganchar (hasta que coquetea con ciertas puerilidades, efectismos o pasajes un tanto incongruentes). Pero por otro lado, está muy bien cuidada a la hora de moverse por el tiempo narrativo, de presentar a unos personajes poliédricos y contradictorios, incómodamente realistas, con los que es inevitable tanto identificarse como arrepentirse de haberlo hecho. Todo con una luz y una fotografía bastante suculenta. Aunque solo con luz y encuadres no se llega a ningún lugar.

3

 Gaspar Noé se ha atrevido y dedicado a contar una historia de relaciones y las relaciones de una historia adentrándose en lo que normalmente el espectador debe sobreentender detrás el fundido en negro de un beso. Ha habido quien polemiza con este tema. ¿Es necesario mostrar esto? Bueno, me pregunto qué es necesario. Y no me interesa el tema. Porque aquí está ‘Love’, incomprensible sin toda la pasión de su delicadeza. Y también con la ceguera destructiva a la que esa pasión hace derivar. Aquí está para hacernos ver todo lo que comprendemos a través del cuerpo, y como sin la esponja para el conocimiento que el propio cuerpo es quedarían tantas cosas incomprendidas. Por eso es un misterio íntimo lo que conocemos con nuestro cuerpo en relación con otro.

Beautifull boys

 Javi, como los niños a los que nos refiere, tiene un cuerpo bonito. Nada más (y nada menos) que con él se presenta y representa también cosas que están más allá de su cuerpo, en nuestro cruce de miradas cuando nos sirve de pantalla. Sobre la del cine, Gaspar Noé en su epopeya de relaciones ha cometido un error, o bien algo se le va de las manos. Justo lo que Javier Alemán maneja muy bien en todo momento. Lo voy a llamar contención. No se me ocurre otra palabra. Eso que en ‘Beautiful boys’ hace que lo pequeño reluzca, lo que deja abierta la posibilidad de que el trabajo pueda crecer y crecer en adelante, haciendo que una pieza que apela a lo pequeño sea de alguna manera enorme.
4
Sí, vale. Todo esto de incluir la película es un tanto forzado. Pero, ¿qué voy a hacer? Son las cosas que me pasan. No puedo evitarlas. Ocurren. O voy tras ellas, o me persiguen. Porque, ¿cómo podría obviar que en una de las escenas centrales de ‘Love’ suene precísamente el largo solo de guitarra que Javi eligiera como pareja de baile en ‘Beautifull boys’? Y es que la sensualidad, a pesar de todo, está en algún lugar, esperando a que le añadamos la nuestra para realizarse. Así que no nos quedemos en casa. Solos. No nos quedemos en casa solos. Olvidemos de una vez el miedo. Dejemos de ser tanto lo que creemos. Abramos de verdad la puerta a placeres desconocidos

___         ___         ___

* Las imágenes del estreno de ‘Beautifull boys’ se las debemos como de costumbre al buen hacer de Javier Pino. Gracias.
* Los fotogramas de ‘Love’, son pantallazos de la peli. Gaspar, no te enfades. En el fondo ha sido para hablar bien de lo que has hecho.

 

.

 

Afortunados

Se que cualquier lugar puede ser isla. Y que el primer lugar es el cuerpo. He aprendido cómo funciona la máquina del miedo. Y cómo no estar aislado. Y aunque quieran que lo estemos o lo creamos, cómo no ser solo isla, sino archipiélago. Que archipiélago significa red, y las redes eliminan los miedos. Y sin miedo, amanece sobre lo común. Y que esa luz descubre palabras que apelan a la comunidad desde el primer lugar, desde el cuerpo. Hay jaulas que pueden ser más o menos fuertes, pero ninguna hace al pájaro olvidar el vuelo.

canario

canario en su hábitat

Me dice Rubén Ramos en su visita relámpago a Tenerife acompañando a Cris Blanco: «Escribe más, tío, no lo dejes. Lo haces bien y es necesario». Como el «bien» es relativo y subjetivo, me dejo halagar, pero lo dejo pasar. Ahora, el «necesario» se me clava. Lo hace en el sentido que Rubén percibe clara una red que ha de ser alimentada por todos sus lados para seguir siéndolo. Y me siento comprometido con ello. «También prometiste una retrospectiva de cosas que ya han pasado por el Teatro Leal y la seguimos esperando», me dice. Y tiene razón. Y yo tan poco tiempo. Pero usa un plural que me dice que debo hacerlo. Y aquí estoy para declararme afortunado. Como llaman a las islas estas donde hago todo lo que puedo, de las que necesito escapar para poder volver.

Esta lista que se avecina en este post son la mayoría de cosas que me hacen sentir que no tengo tiempo, que no puedo pararme a escribir y a la vez lo que me obliga a no poder afirmarme sino como afortunado.

claudia

Claudia Faci

Octubre lleva todo el año deseando llegar. Importante. Empiezo una residencia artística titulada «Colectivo Translúcido», seleccionada el año por la ASOCIACIÓN SOLAR para ser realizada ahora. Solar es un grupo de personas con cabecitas muy bien amuebladas, fresco, despierto, independiente y tan maravilloso como los proyectos que sacan adelante. No confundir con el Festival Sitio, del que ya hemos hablado por aquí, aunque sí, claro, muchas de las personas que estamos en una cosa estamos en muchas otras. Como yo mismo, que a pesar de querer dedicar tanto tiempo a mi trabajo en residencia no dudo un segundo en realizar un curso con nuestra amada Claudia Faci. Gracias a las energías puestas por Javi Cuevas y el LEAL.LAV y la confluencia con el TEATRO VICTORIA empiezo por todo lo alto un mes que no olvidaré aunque quisiera.

(2015_10_26)Adria_ticoAdentro_SCa_mara_LealLav_6

Adriático Adentro con Carmelo Fernández.

Pero en otro momento hablaré de mi trabajo. De la importancia de acabar las mañanas afectado por la mirada sabia de Claudia sobre mí y los compañeros que nos reunimos, de continuar con esas energías la tarde con mi residencia, recibiendo personas de manera individual en una sala para entregarme por completo a la consecución de sus deseos, deseos con forma escénica pero del todo privados e íntimos, pues ese ha sido uno de los dispositivos de mi residencia artística.

No, ahora eso no. Ahora seguiremos hablando de confluencias. Y es que sin tiempo para asimilar el huracán que supuso el curso de Claudia, llegaron otros dos a Tenerife, Carmelo Fernández nos trajo al LEAL.LAV un novísimo trabajo en mini-residencia. Sin embargo la muestra de «Adriático Adentro», tras diez días en la sala de cámara, tuvo que ser aplazada por el amago de uno de los huracanes de los que hablo. El otro probablemente estaba dentro del propio Carmelo, detrás de sus ojos.

Digo novísimo sobre el trabajo de Carmelo con toda la doble intención del mundo. Lo digo porque no puedo hablar de su trabajo con gran conocimiento de causa. Porque se que llevaba cierto tiempo sin presentar un trabajo nuevo. Y que «volver», signifique lo que signifique, siempre es un empezar de cero, casi una nueva primera vez. Muy interesado por una mística del movimiento en la línea de Gurdjeff, el propio Carmelo nos cuenta cómo en lo que nos presenta hay todo un trabajo fino y honesto de observación hacia su propia interioridad y la de su movimiento. Y tal vez esa sea la mirada que constantemente es nueva, ese poner la conciencia en el interior para descubrir y tensionar sin las interferencias de la voluntad una sintonía entre el cuerpo que baila y el cuerpo-público de quienes miramos. Un vibrar juntos. Y ahí es donde algunos de nosotros sentimos toda la armonía de este animal escénico que es carmelo, y como en ella conviven huracanes agitados al borde de desbocarse, sin hacerlo.

sonia

Sonia Gómez en Bailarina.

Ya que dijimos confluir, confluyamos. Conocí a Cris Blanco y A Rubén Ramos el día antes de ver esa muestra de Carmelo, en el Auditorio de Tenerife. Bueno, Rubén me conocía a mí y se me presentó mientras yo estaba aún en las nubes, muy, muy arriba. Él me había visto actuar antes con «Acciones para bordear la nada», que la última pieza que he hecho, estrenada en el Antic Teatre en Julio dentro del Experimental Room Festival del que ya hablara por aquí. Los tres salimos del artilugio que Calatrava le regaló a la ciudad tras haber visto a Sonia Gómez y Javier Cuevas realizando «Bailarina Lírica», una pieza que muchos conocerán y en distintas versiones, una pieza de trasmisiones, realizada por Sonia con 8 pautas de movimiento, pautas que pasa a otros artistas para que con la misma receta cocinen otros platos.

Muchas eran mis expectativas, lo confieso. Antes de viajar a Barcelona por el estreno que ya dije, Javi me había contado y mostrado incluso preguntado cosas acerca de su versión. Para mí todo era al revés. No había visto el trabajo de Sonia y sabía por dónde empezaba a caminar el concierto en movimiento de Javi, pues eso es en lo que se fue convirtiendo su versión. Por eso al hablar con Cris y Rubén mi pelota estaba aún en la estratosfera, pues si la pieza de Sonia me hizo de algún modo bailar con ella (y para mí tuvo un sentido musical de por sí poderosísimo, además de ofrecerme imágenes a partir de las que construir libremente y llegar muy lejos), aquello no fue una pieza, sino dos. Un díptico simétrico en el que un cuerpo sale de escena con lo suyo hecho para que el otro entre a comenzar lo suyo. Y uno ve algo bonito y vuela.

javi

Javier Cuevas en Bailarina (lírica).

Aparte de un trabajo fino y cuidado, apareció ante mí la palabra coherencia, que me doy cuenta que a estas alturas no es sinónima, pero es familia cercana, al menos en mi mundo de significado, tanto de dramaturgia como de poesía. Sonia y Javi pueden estar contentísimos de haber confiado el uno en el otro para depositar y amparar un trabajo que una vez soltado a la brisa no pertenece a ninguno pero es de los dos, que pueden manipular para mejorarlo, pero que les contiene.

yo krxn

Éste que escribe canbiando el boli por la guitarra en el festival Keroxen.

Claro, yo tuve que concentrarme en el fin de semana y ver el pase del sábado obligatoriamente. Y es que cuando en este volcán pasan cosas, pasan de verdad. Sin olvidar mi proceso de residencia en SOLAR, el viernes anterior, a 500 metros de donde Sonia y Javi estrenaban me tocaba a mi estrenarme por primera vez en el Festival KEROXEN. Muchos lo conocerán de oídas porque a lo largo de bastantes ediciones y contra viento y marea se ha sabido mantener con un cartel exquisito y propuestas arriesgadas, amparando desde la electrónica a la cumbia, del post-punk a la psicodelia. En mi caso, no fui solo. Se trata de uno de mis proyectos paralelos, Hernández&Fernández, un dúo que nació con la idea lúdica de destruir el concepto de recital poético generando ambientes sonoros para presentar textos en directo y que poco a poco hemos ido consolidando, trabajando con el cuerpo, el vídeo y el ruidismo. Sin embargo, la palabra sigue siendo un pilar fundamental en nuestras propuestas. Tal vez el Keroxen, que se realiza, sí, dentro de un antiguo tanque industrial de gasolina reconvertido en espacio cultural, es uno de esos lugares donde una propuesta de perfopoesía puede convivir con toda naturalidad con un cartel meramente musical y eso no solo lo honra, sino que es otro de tantos motivos para cuidarlo.

(2015_10_29)ElAgitadorVo¦ürtex_SCa¦ümara_LealLav_15

Plano general de Cris Blanco en su coche invisible junto a plano detalle de Christ White perseguida por T-Rex.

Por eso estaba tan agotado cuando conocí a Cris y Rubén. Y a la semana siguiente no quise dejar de acompañarles a rato en el berenjenal de montar «El Agitador Vórtex», compañía de la que resultó un vídeo promocional un tanto desastroso y divertidísimo que tenemos por costumbre hacer a todo el que pasa por la sala.

De «El Agitador» Comentaré poco porque creo que quien lea estas líneas probablemente lo conozca bastante bien. Sobre todo en Barcelona, de donde Cris venía de hacerlo dos semanas en la sala Hiroshima con un resultado bastante bueno. ¿Será hora, señoras y señores, de volver a desempolvar aquel concepto de «hacer temporada» que tan bueno es para algunas cosas? Sobre todo porque estando en temporada se actúa. Y necesitamos actuar, en todos los sentidos.

Aquí algunos esperábamos la obra de Cris como se espera a un amigo que viene de lejos. Y eso que hemos visto dispositivos similares, pues en distintas visitas hemos visto el trabajo de Macarena Recuerda e incluso hemos realizado talleres con ella. Pero en este caso, el modo de realizar su película en directo, el uso de la planificación del lenguaje cinematográfico y la parodia total y absurda a través de los tópicos hollywoodienses mezclados a las joyas de su imaginación nos hicieron pasar un rato de lo más agradable. «El Agitador», es también una obra de difícil de manejar, como pasa con todas las miniaturas, y que no funcionaría tan bien si Cris no tuviera esa soltura en escena para integrar cualquier mínimo error. No obstante, sentí que algunos vacíos en los que la cámara tenía que desplazarse de un lugar a otro no le hacían del todo bien al conjunto. Una lástima que en esos recorridos no entrara más esa magnífica voz en off, casi improvisada de Cris, capaz de decir cosas como «mientras tanto, al otro lado de la ciudad ocurría algo completamente inesperado… mientras intento encender de nuevo la cámara», y seguir adelante. Sea como sea, otro auténtico lujo verla en acción. En Acción y en «ReAcción», festival que se está realizando ahora mismo en la isla de en frente, Gran Canaria, y a la que Cris Blanco ha dado el salto tras visitarnos para consolidar otro año más esta iniciativa que poco a poco va afianzándose como otro de los eventos referenciales en este lado  de paradojas atlánticas.

solar

Colectivo Translúcido en la ASOCIACIÓN SOLAR.

Tras toda esta vorágine Rubén podrá entender que no escriba más, aunque se que me insistiría para hacerlo, aunque lo entienda. Tras tantas cosas en tan poco, no he dejado de meterme en esa sala de la imagen de arriba, foto de la que he hecho un montaje cutre, entre una foto del espacio y el cartel de la residencia. Y es que tras una experiencia tan intensa, cuando me meto a trabajar ya en esta recta final para esa sesión abierta a compartir en la Asociación Solar, de algún modo siento los ecos de cada una de las personas que se han interesado, han pasado, han mostrado sus deseos, han intentado realizarlos conmigo y han dejado materiales, pero también senaciones tangibles e intangibles en el cuerpo y en el aire, y es como si un eco resonara todo el tiempo. Gente a la que desde aquí quiero dar una infinita muestra de agradecimiento y que me ha influido tanto acudiendo a la sala como tropezándose conmigo en este mes imposible de imaginar.

conde

El Conde de Torrefiel visita el LEAL.LAV con un taller de dramaturgia.

Gente de la que me despido igual que de todo quien pueda haber llegado hasta aquí leyendo (yo he conseguido vivir cada minuto de esto y sí, es intenso), y me despido diciendo que desde hace dos días, más confluencias, más solapamientos. El Conde de Torrefiel está aquí con nosotros, realizando un más que suculento taller de dramaturgia en el LEAL.LAV algo que como lo de Cris esperábamos con gran ilusión y que no nos está defraudando. Al igual que los cuerpos que pasan por el estudio donde trabajo, cada compañía, cada persona, cada línea que forma parte de esa red pasa por nosotros y nosotros por ellos para liarse y liarnos, para hacer un nuevo nudo y estirar a otros lados. Y así nos interconectamos y lo hacemos más fuertemente. Y para acabar como empecé, sí, todo esto, incluso no tener tiempo casi de vivirlo y menos de escribirlo, todo es un gran motivo para sentirse afortunados.

Si estas palabras que disparo como metralla entre tanto que hacer sirven para rebotar en la red, llegar donde sea y que otras nos lleguen, bienvenidas sean. Haré entonces lo posible por abrirles la jaula más a menudo. Saludos!

__________________________________________

Las fotos del LEAL.LAV son cortesía de Javier Pino.
La del Keroxen, de David Perreko.
Las de Bailarina se las he robado a Javi y las demás a internet.
Si es necesario añadir créditos por algo de esto estaré encantado. Mientras, dar las gracias.

Romería telepática / Alfredo escapa y Marta Alaiz en mini-residencia 3’33 LEAL.LAV

Telepathie

He puesto esta primera foto porque hace muy presente el hueco de las cartas no compartidas pero preparadas para el público eventual que pudiera asistido a lo que Ernesto Escapa y Marta Alaiz (artísticamente ‘somospeces’) han querido llamar ‘Télépathie’. Tras una residencia corta iniciada con un verano tímido y acabada en medio de un bochorno irrespirable, a la andaluza, esta pareja llegada desde León a Tenerife abrió la puerta para compartir un trabajo hecho casi solo de amor. Sí, vale, suena muy ridículo y bastante cursi, pero… ¿y cómo lo digo, si básicamente es eso?

Por otro lado las explicaciones comparten con las excusas que las hay de todos los colores: Que si el calor. Que si la gente en la playa. Que si apetece una caña y no el teatro. Que si la gente no se ha enterado. Que si las fiestas.

Claro. Claro que sí. Siempre hay una, diez, cien explicaciones para justificar que la cosa público no esté, es decir, que las personas no asistan y no formen público. Cansa e interesa poco hablar del tema cuando las ausencias ocurren. Al hacerlo valoramos más la ausencia que las presencias. Y eso sí que no. Eso no puede ser. De hecho, los trabajos que apoya el LEAL.LAV están precísamente en lo contrario: son… no como el Facebook, sino como ver a un amigo de verdad. Como ocurre en ‘Télépathie’. Se revaloriza la presencia. De lo poco que tenemos.

Quizás por eso me sorprendí a mí mismo diciendo una frase sentenciosa al escuchar a otros lamentándose yjustificando al público. Dije algo así como: ‘No, si excusas para no venir al teatro siempre sobran. Lo que faltan son excusas para venir’. Dentro de mí vive un viejo cascarrabias. Es difícil, pero me suele caer bien.

Performers y acciones
‘Télépathie’ cuenta con unos performes de lujo que realizan una serie de acciones pautadas que previamente desconocen, de las que se les va dando instrucciones para su realización: son los asistentes. Atención, porque no he dicho el público, sino los asistentes. Las personas que acuden a la llamada de ‘Télépathie’. Ahí está el primer prejuicio que cae: que uno vaya a esta pieza no significa necesariamente que sea a verla, sino a hacerla. Y así empezamos, aprovechando la cercanía de las fiestas laguneras, dando un paseo telepático como rito de paso para despojarnos de ese algo tonto desde el que actuamos nornalmente, entrando en lo que me ha gustado llamar ‘Romería telepática’.

 

créditos y dos notas:

*IMÁGENES : Una vez más, todas las fotos son de Javier Pino y su mirada. Más en la página de Facebook del LEAL.LAV.

*NOTA 1) Hermosos contrastes: Observar la baja afluecia de público y comprobar que entre los asistentes se encuentra una pareja que es la primera vez que acude al LEAL.LAV, que al ver en el periódico ‘entrada gratuita, aforo limitado’ llega con mucha antelación. Verles flipar con el espacio. Verles implicarse en el juego y la propuesta a tope. Despedirles y ver que se llevan un par de sonrisas en las caras. Saber que estarán pendientes de la agenda, que se lo dirán a sus amigos, que volverán.

*NOTA 2) Nota especial para Marta y Alfredo, pero también para Tomás y Sofía: Como todo está conectado o como conectamos todo, me ha pasado algo hace un par de días: He descubierto la película WALKING LIFE del director Richard Linklater, me la he tragado entera y me ha dejado un resacón que aún estoy intentando digerir. No es fácil, advierto, pero es… realmente hermosa, al menos en mi escala de valores. Al margen de gustos y opiniones, si coincide que en algún momento de relax pueden verla, comprenderán por qué me hace conectar con cada trabajo (con ‘Télépathie’ y con ‘El Desenterrador’) y con cada persona que lo realiza. Gracias por eso.