Carta a un joven imbécil #1 Pablo Caruana. Día 2: contra la endogamia gustativa dos

1.JPGZorrilla, José

 

DÍA 2: Martes 1 de octubre.

Contra la endogamia gustativa 2: He recibido varios mails nada halagadores. En uno de ellos, una conocida de la profesión proveniente de la danza (no sé por qué les ha dado ahora por pensar y discutir tanto) me trata de “antiguo” y me dice haberse formado y bien formado mucho más en la sala de cine que en el teatro. Que educarse en la tradición más burguesa y retrógrada no trae nada bueno. Es más, acaba diciéndome que además yo nunca he tenido ni puta idea de danza, y que así me va. Y no se crean que se esconde, me lo manda desde su mail y firmado. En que no tengo ni puta idea de danza, tiene toda la razón, pero avisé, soy periodista, yo miro todo hecho escénico con los mismos ojos, ya sea una tragedia griega, una performance, un mitin, una misa o esas cosas que hacen en La Casa Encendida: con ojos de niño, el día que lo consigo, es difícil desprenderse, sé que he sido el mejor espectador que puedo llegar a ser. En cuanto a lo del cine, sí, hay que concienciarse: las escénicas son un arte antiguo, a contra pelo de cómo tenemos conformada y estructurada la cabeza. Un arte presencial y artesano va contra natura de la contemporaneidad.

Y no digo que debamos vestirnos a la manera de Zorrilla, pero si debemos conocer y apreciar los misterios de pisar un escenario. Saber apreciar el oficio, algo que no tiene nada que ver con ser profesional. Uno también está de acuerdo con Valcárcel Medina, que profesionalizar el arte no es sino un medio de mercantilizarlo, pero digo yo que no hay que tomar la parte por el todo. Me acuerdo de otro viejo, Francisco Peralta, titiritero. De cómo aprendió siendo niño en Cádiz, en un taller de restauración de arte y viendo a los muñecos de la Tía Norica. Tener oficio es necesario y el oficio se consigue en el taller y mirando.

Un segundo mail, este sí escrito desde una dirección hecha ex-profeso para insultarme (es algo así como quetedencaruana@….) me acusa de haberme visto dormido muchas veces en la butaca y luego oírme hablar sobre el asunto como si nada. Vamos que me tilda de hipócrita y otros adjetivos bastante gruesos. Y sí, es cierto, me gusta hablar de lo que no sé, fabular, y tengo desarrollada una técnica para dormir breve y seguir viendo. No sé ustedes, pero llegar al teatro después del ajetreo y que te bajen las luces, a mí me da somnolencia. Pero lo dicho, apoyo codo en brazo de butaca, reposo la mandíbula en la mano y dedico de cinco a seis minutos a irme, luego, estoy entrenado, vuelvo y vuelvo con entereza y atención plena. Creía que no se notaba. De todo esto sale mi consejo de hoy: No tener enemigos en esto de las escénicas es como no tener madre, y el que no es hijo de nadie -como decía Hemingway y Juan Luis Panero- es hijo de puta. Elijan a sus enemigos y mímenlos, y cuando los tengan a tiro espétenles: las palabras son plata, el silencio oro.

 

                                                             Pablo Caruana
pablo_caruana@yahoo.es

 Pd: Con respecto a “comed mierda” (comentario en la entrada anterior, aquí), yo creo que sí, que hay que ver mucha para encontrar cositas y, sobretodo, las cositas suelen estar entre mucha. Y de la mierda también se aprende, yo no encuentro las cosas divididas…

 

 

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Carta a un joven imbécil #1 Pablo Caruana. Día 1: contra la endogamia gustativa

Me ofrecen inaugurar esta sección epistolar con título de cierta mala leche pero inspirada en uno de los libros donde el consejo llega a su forma ética más restricta y depurada. Difícil estos perros que se mueven tan bien en las aguas de la contradicción. No les he preguntado más, esta es la propuesta: una carta a un joven imbécil. Dije que sí rápido, como debe hacerse, luego se me complicó, pretendí primero hacer una contraposición entre dos textos que aunque se unen en lo esencial llevan caminos absolutamente disímiles: Contra los poetas de Gombrowicz  y un texto de Adorno. Y al comenzar a pensar me di cuenta: dar un consejo es imposible, hacer chistes quizá, pero posicionarte en un lugar y desde ahí sentirte capaz de… Vaya, complicado. Sobre todo, porque no podría sostener ese mismo consejo, posiblemente, más de un día. Soy hombre de opiniones, no de creencias, con toda la limitación que esto supone. Por eso, he decidido ir haciendo un consejo diario esta semana. Un consejo válido para un día. Para masticar y escupir en 24 horas. Soy periodista, es lo que hacemos.

cartas a un joven imbecil 

DÍA 1: Lunes, 30 de septiembre 2013.

Contra la endogamia gustativa: Hay que ir a ver todo tipo de teatro, hay que formarse, hay que eliminar o despreciar pero desde el conocimiento. Este primer consejo es arriesgado, alguna mente púber puede no sobrevivir al intento. Pero de eso se trata, de dejar de estar como espectador en un lugar que poco a poco vamos haciendo cómodo, es decir, endogámico para nuestras mismas papilas gustativas. Vayan a ver teatro que odian a priori, teatro que según sus parámetros imberbes se encuentran lejos de sus gustos. Ahí es donde se mal formarán, hay que mal formarse, deformarse con permeabilidad inteligente y obsesiva.

Así pues, cojan la cartelera, y antes de que acabe el año, vayan a ver, por ejemplo (aquí escribo desde la capital, cada uno que haga de su capa un sayo provinciano) “La verdad sospechosa” de Ruiz de Alarcón en versión de García May dirección de la Pimenta; vayan al estreno de “Atlas de geografía humana” de Almudena Grandes en el CDN que comienza en octubre; vayan al musical sobre Raquel Meyer del Arlequín que ha hecho la Sala Tribueñe; vayan a ver por lo menos dos obras del ciclo “Una mirada al mundo” del CDN; vayan el año que viene a ver la obra sobre Don Juan de  Boadella; vayan a ver a la compañía nacional de danza en la Zarzuela en noviembre con trabajo de Kylián, Galili y Naharin… Vayan, si pueden y tienen dinero al 21%, y cierren los ojos cuando estén en platea, justo antes de comenzar, ciérrenlos, frótenlos un tanto y cuando los abran sientan que han limpiado la mirada y busquen, busquen qué les gusta, que no les gusta, porqué, cuál es el significado de la escena y que tienen ustedes que ver con todo ello. No se mal formen, lectores imberbes de Perro Paco, con montajes pseudo-independientes tan solo, mal fórmense pero con amplitud de miras. ¡Vayan al teatro!… Suena viejo y carcomido el consejo, y así es la vida, una puta vieja carcomida y que carcome.

  Pablo Caruana
pablo_caruana@yahoo.es

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