Ante todo mucha calma

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1. La calma mágica. Alfredo Sanzol. Centro Dramático Nacional.

1.1. En la sala pequeña del Teatro Valle-Inclán -la Francisco Nieva- la entrada cuesta 24€.

1.2. En La calma mágica se entrelazan varias historias enmarcadas en una alucinación provocada por la ingesta de hongos alucinógenos. Un hongo tras otro. Y como es una alucinación: vale casi todo.

1.2.1. La mejor historia es la que motiva el montaje. El padre de Alfredo Sanzol ha muerto y escribe esta obra como homenaje para saldar cuentas. El último texto, en el que se cae -de alguna manera- la máscara de la ficción, y el autor se desnuda y nos muestra: miedo, rabia, incertidumbre y errores, es el más interesante del montaje. El “autor” habla con su padre muerto. Uno se va del teatro con la sensación de que la obra funcionaría mejor explorando, hasta sus últimas consecuencias, esa vía.

1.2.2. Las demás historias son, resumiendo: un chico va a hacer una entrevista de trabajo, le dan de comer hongos alucinógenos, se queda dormido en la oficina y le graban un vídeo roncando encima del ordenador, el chico se obsesiona con los que tengan o hayan visto el vídeo: quiere que lo borren; acabará entrando -varias veces- en casa del autor del vídeo por la noche, por la ventana, para robarle el teléfono. (¡Están de moda  las obras de teatro de temática internet/privacidad/etcétera!) Comen más hongos alucinógenos. El chico se enamora de una trabajadora del hombre que grabó el vídeo, que es su jefe, empiezan una relación; a la vez el jefe de la chica y la chica se lían y el jefe de la chica y la jefa del chico también se lían: constelaciones amorosas propias de una comedia disparatada. Comen más hongos alucinógenos. La jefa del chico (proveedora de los hongos) y el jefe de la chica (cazador empedernido) se van a cazar por ahí y la mujer coge gusto a eso de matar animales, sobra decir que los primeros animales los mata por error: que la escopeta se dispara sola. Comen más hongos alucinógenos: hasta los conejos hablan. El chico y la chica se van a vivir a África, tienen de mascota un elefante (un elefante rosa como el de la borrachera de Dumbo), sus antiguos jefes van de vacaciones a África, a cazar, y acaban por matar a su elefante. Tensión. Vuelve a resurgir el vídeo grabado con el teléfono móvil: el chico está obsesionado. Quiere matarlos. Al final se lían, de nuevo, la chica con su jefe. Comen más hongos alucinógenos. Y final. Más o menos.

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1.2.3. Digresión. El público del CDN. Delante de mí se sentaron unas chicas que habían ido a ver esa obra porque: no querían ir a un musical y en su tiempo libre no querían ver miserias. Se lo pasaron pipa. Se partieron el culo en dos. A la salida les parecía que había sido una obra muy extraña, particular e interesante. Después se fueron a cenar y seguirían hablando del montaje: eso es bueno. También había señoras que esperaron a que se fuesen las luces de sala para meter la mano en el bolso y sacar su caramelito. Y amigos de los actores. Pasa hasta en las mejores familias. Es el público mayoritario que va al teatro pagando su entrada. ¡Ojo! Sin público no hay teatro, sin teatro no hay público.

1.3. El universo de Sanzol es particular, reconocible, con imágenes propias. Sabe manejar bien los ritmos y trabaja bien con los actores. Dicen que escribe los textos a partir de improvisaciones con el equipo. Eso está bien. Se nota. Crea algo orgánico. Aunque a veces los textos pasen de un sitio a otro, en saltos cuánticos, y se pierdan cosas que están bien y que podrían estar algo más cerradas. Es una opción. Lo que no es necesario es justificarlo, en este montaje, con un atracón continuado de hongos alucinógenos. El público reconoce el código y puede seguir la obra sin necesidad de que se le recuerde que están comiendo hongos y que todo es así porque todo puede ser (o no) una alucinación del chico que ha perdido a su padre. Personaje alter-ego de Sanzol. Sanzol intenta ser cómico y profundo. Se le dan mejor los sketches que las tramas. A veces le sale muy bien, otras veces le cuesta algo más. Tal vez hace algunas concesiones con el patio de butacas que no son necesarias, pero que tal vez consigan que la obra gusté más al público. Volvemos al punto anterior.

1.4. Los actores, todos vascos (creo) -el montaje obra es una coproducción de CDN y Tanttaka Teatroa-: bastante bien. El trabajo de Iñaki Rikarte hace que el montaje funcione. ¡Bravo!

1.4.1. A veces la obra funciona, otras funciona peor. A mí me pareció que por momentos el espectáculo se hacía algo espeso y algo largo. ¿Sobran 30 minutos?

1.5. El espacio escénico es atractivo, inútil y desaprovechado. Una alemana construida en madera: en el último texto la madera se ilumina por detrás, dejando ver todas sus vetas, tiñendo el espacio de rojo. Me gustó. Pero los actores solo utilizan el lado izquierdo del espacio porque en el derecho hay unas estanterías llenas de achiperres que no sirven para nada. Solo para ocultar la cabeza de elefante y que no se pierdan el efecto sorpresa: algo tontorrón pues la obra se promociona con la cabeza de elefante y las estanterías, por mucho que lo intenten, no son capaces de esconder al elefante. Pobre actriz que se pasa la obra ahí escondida. Muchas cosas ornamentales: no aportan nada, no sirven para nada (ni siquiera son atractivas ni como objetos ni visualmente). Lo mismo pasa con el cartel de Monfragüe y con la caja de luz de una orca saliendo de las aguas. La sobriedad minimalista de espacio rota por un montón de gilipolleces.

1.6. Estoy en contra de las críticas que ven todo como una maravilla que pasará a la historia. ¿Dónde demonios están los espectadores que disfrutan con la obra, se dejan llevar, pero a la vez son capaces de distanciarse?, ¿nos conformamos con lo que sea siempre y cuando conozcamos quien firma?

1.6.1. Lo reconozco: me atrae el trabajo de Sanzol. Pero éste, a mi modo de ver, no es su trabajo más redondo.

1.7. Conclusión: empacho de hongos alucinógenos.

1.7.1. Los 24€ de entrada a la sala pequeña del Valle Inclán sientan como una puñalada en el corazón, para ser más exactos, en el bolsillo de la camisa donde suelo llevar la cartera.

1.8. Ante todo mucha calma.

Otro Perro Paco

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El teatro de la city

AAAAA

Hay cosas que debido a mi poco entendimiento no encuentran cobijo en mi sesera y ahora, que cada vez sois más lo que venís a visitarnos, quizá podáis aclararme este entuerto. ¡Oh, amigos de Perro Paco, arrojad luz encima de estas orejuelas peludas!

Hace unos días leí esto, seguro que muchos o algunos de vosotros también lo habéis leído. Es bueno que volváis a echar un vistazo para poder responder a mis preguntas. Para leedlo pinchad aquí.

Ahora bien, yo me pregunto, ¿qué diantres es eso del Teatro de la Ciudad? ¡qué nombre! Entiendo que no van a hacer teatro con todos los ciudadanos, ¿no? A lo mejor debería llamarse Teatro para la Ciudad, pero ¿no todo el teatro debiera ser urbi et orbi? El caso es que esto suena un poco a pataleta del Sr. Lima, ¿por qué Don Natalio Grueso debe dejar el Matadero a estos tres cabecillas del teatro capitalino y no dejárselo, por ejemplo, a cualquier-otro-creador-que-esté-empezando y no tiene las puertas abiertas de ningún otro sitio?

Es verdad, Sr. Lima, que últimamente la gestión de los espacios del Matadero deja mucho que desear; vamos que están haciendo una auténtica escabechina, pero yo me pregunto, ¿se quejaría igual el Sr. Lima si Don Grueso se hubiese pronunciado y fallado a su favor?
También me pregunto como estará eso de Capitalismo, hazles reír; pero eso se lo contaremos los dos perros la próxima semana. ¡Estad atentos!

Yo he visto a mucha gente, mucha gente joven con menos de una peseta en el bolsillo, alquilar salas de teatro para sacar adelante un montajillo. Y tampoco estoy diciendo que sea lo mismo un profesional (en peligro de extinción) que un amateur; de aquí se puede ir a otro debate sobre por qué los ayuntamientos -putos- de provincias contratan compañías amateures por ahorrarse una pelillas y ya es casi imposible vivir del oficio.

El caso es que este Teatro de la Ciudad, que no digo yo que no sea un buen proyecto, es más, sería un proyecto estupendo si no solo ensayasen SUS montajes, SUS talleres de creación, SUS producciones -aún están a tiempo de cambiar, hasta que nos digan de qué coño irá todo esto-, bien, el caso es que este Teatro de la Ciudad, que cobijará el Excelentísimo José Luis bajo su manto, cuando se haga realidad este Teatro de la Ciudad ¿mejorará en algo la ciudad o simplemente beneficiará al grupo de los tres? Buen grupo de los tres, pero solo son tres. Como los mosqueperros.

Yo pienso que cuando alguien que tiene una posición privilegiada en el teatro (por su trabajo, no lo dudo, lo afirmo) se queja y se queja y se queja en beneficio propio, cinco niños se desapuntan de sus clase de teatro y muere un pajarito de frío en los bosques Noruegos.

¿Qué pensáis vosotros?, ¿funcionará o no funcionará?, ¿qué pasará?, ¿qué misterio habrá?

 Y ahora algo completamente diferente.

Me acabo de enterar que esta noche, en el Círculo de Bellas Artes, está el Maratón de Monólogos que titánicamente organiza la Asociación de Autores de Teatro, año tras año.

Algún año fui a verlo a La Casa Encendida, algunos monólogos, no todos; y allí había cuatro gatos con pulgas a pesar de la gratuidad. El caso es que está noche leerá el monólogo de Alberto de Casso el afamado presentador Jorge Javier Vázquez (hecho que le honra de alguna manera) y seguro que eso se peta hasta la bandera por un miserable momento. Una buena publicidad, desde luego; pero ¿merece la pena?, ¿qué piensas?

Otro Perro Paco

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