Tus abuelos no son mis abuelos

Veraneantes, Marco Vigo, Museo de Arte Contemporaneo de Vigo 2013

La segunda edición del Festival IDEM, Festival de Artes Escénicas e Inclusión Social, comisariado por Paz Santa Cecilia se desarrolló del 12 al 28 de septiembre en La Casa Encendida. La programación se puede ver aquí. Por desgracia solo pude ver una cosa: O estado salvaxe. Espanha 1939; de Pablo Fidalgo, poeta y exmiembro de La Tristura. Hemos visto lo que hace Pablo sin La Tristura, todavía no sabemos qué hará La Tristura sin Pablo. Hace tiempo Rubén Ramos le hizo una entrevista, aquí. Para saber lo que dice Fidalgo sobre su obra, Liz Perales le entrevistó en su blog de El Cultural (acá).

Hay un puñado de periodistas (por ejemplo) que considera que Fidalgo es uno de los mejores poetas de su “generación”: los poetas españoles más jóvenes. Su primer libro fue elegido por El Cultural como uno de los cinco mejores libros de poesía publicados en 2010. Leyendo La educación física (Pre-textos), La retirada (Ártese quién pueda) y Mis padres: Romeo y Julieta (Pre-textos) se pude decir que sabe titular y que tiene una obra sólida temática y formalmente, aunque a veces algo repetitiva. En definitiva, se puede decir que no se le da nada mal juntar una palabra tras otra. Escribe bien. Bastante bien.

Su último libro publicado por Pre-textos está emparentado con la pieza que pude ver en La Casa Encendida. Un proyecto que ha iniciado en busca de sus raíces y las raíces de su familia. En el libro: sus padres. En O estado salvaxe. Espanha 1939: sus abuelos. El libro comienza con este poema, que copio para que sirva como ejemplo de su escritura:

Yo tenía dos vidas:
una era una pequeña verdad,
la otra era una verdad absoluta.
¿Cuál crees que elegí?

Sé que en mi casa la pureza
es volver lleno de sangre.
Tú me limpias la sangre
porque crees saber de quién es.

O estado salvaxe. Espanha 1939 está estructurado en dos partes. La primera es una película montada con los vídeos que grababa su abuelo desde la década de los 50. Vídeos familiares, de vacaciones, niños pequeños, acontecimientos íntimos. A las imágenes se le suma una locución en off que narra la vida, los dimes y diretes, de su abuelo. Que si su vida, que si los estudios superiores, que si la guerra, que si escuchó el disparo de cuando asesinaron a su tío. El texto es literatura. El audio es la voz del propio Fidalgo, con una cadencia que puede hacerse algo monótona, pero con unas imágenes poderosas: un texto trenzado y bastante redondo. La muerte como regreso al vientre materno. Ole.

La segunda parte. Se acaba el vídeo. Suena un piano. Repito: suena un piano. Sube la abuela de Fidalgo a escena y nos saluda y dice, más o menos: Hola. Lo que vais a ver aquí no es una obra de teatro; es un acto de vida. La abuela se sienta en una mesa y comienza a pasar en silencio fotografías familiares que se proyectan al fondo, donde antes se proyectó la película. Reconocemos ver a la abuela en los vídeos familiares. Después comienza a leer una larga carta escrita para sus nietas: que si su vida, que si no la dejaban hablar gallego, que si no sabía castellano, que si las mujeres, que si tuvo problemas con su suegra. Conflicto entre su origen rural, su emigración a la ciudad y el origen de su marido: urbanita de una ciudad industrial como Vigo. Etcétera, etcétera. El texto también está bien escrito. Se intercala, en ocasiones, una estrofa de poema Palabras para Julia de José Agustín Goytisolo, escrito para su hija, esta:

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

José Agustín Goytisolo (de los Goytisolo) se tiró por la ventana de su domicilio barcelonés en 1999, a los 70 años. Digresión aparte.

La “puesta en escena” de O estado salvaxe. Espanha 1939 es sencilla y efectiva. La abuela lee bien, hay algo en su modo de decir las palabras que inunda la sala de “verdad”, pero también hay algo en su presencia que abre una grieta con su discurso. Un discurso que emana belleza, pero con una arquitectura literaria que no puede ocultar su artificiosidad. No es que esto entrañe algún problema: toda creación, de una u otra manera, es artificio. Suponemos que Fidalgo trabajó con sus abuelos y luego fue él quien reescribió sus textos/carta. Bien.

El plano de la obra que menos me convence es cuando intenta realizar el trasvase del testimonio personal al plano colectivo, generacional. El nosotros. En ese momento tengo más dudas con la pieza. El texto de O estado salvaxe está publicado en el libro Autobiografía de mi generación (Marco, Vigo, 2014). Es difícil hacer lo que se propone. La escritura del yo de Fidalgo intenta englobarnos a todos, a veces lo consigue, pero otras muchas veces no. Ahí hay una falla que te saca de la obra. No creo que el dispositivo utilizado sea el más adecuado: los textos son muy familiares por mucho que se desarrollen en un contexto global que empape los acontecimientos. El imaginario familiar es muy particular (hay tantas familias como culos, todo el mundo tiene una). El espectador en su libertad es el que tiene que compartir y comulgar con testimonios ajenos. Cuando alguien enarbola una supuesta voz generacional tiene el peligro de caer en un juego de poder peligroso que achate las circunstancias íntimas y personales de cada uno. Pablo Fidalgo nos muestra con maestría y buena pluma las circunstancias de sus abuelos, y lo hace bien, pero eso no significa que sean también las de mis abuelos o las de los tuyos o las de los suyos o las de toda una generación. Se trata de un proceso interno del que asiste a la obra. No puede ser impuesto. Es una manera innecesaria de elevar el discurso. Hablar de mi abuela es hablar de mi abuela. Si hablando de mi abuela para algún espectador estoy hablando de una generación, será siempre algo residual; no debe ser buscado: es consecuencia del buen hacer.

O estado salvaxe. Espanha 1939 no es un acto de vida. Es un testimonio de unos abuelos escrito por su nieto y puesto, de nuevo, en boca de los abuelos. Merece la pena acercarse a él. Pero mejor acercarse como quien se acerca a la historia de una familia, no como quien se acerca a la Historia de un país.

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Otro Perro Paco

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Hay quien se pone unas gafas de sol por tener más carisma y sintomático misterio

Se ha hablado mucho en Teatron estos días sobre la necesidad de descentralizar y colectivizar las narraciones (por ejemplo, aquí). Poco a poco lo vamos consiguiendo, le joda a quien le joda. Pero también, desde hace unos meses, desde algunos think tanks se está configurando una realidad escénica que merece la pena ser cuestionada. Dibujemos una cara más al poliedro. La portada de la semana pasada de El cultural de El mundo da qué pensar. El titular reza así: “El off madrileño asalta la cartelera. Big bang en las salas alternativas”. En verano fue el Babelia de El País, con un extenso reportaje sobre lo que bautizaron como “El teatro de la resistencia”, y hace un mes un panfleto publicitario en ABC.es que retrataba “Diez salas alternativas de Madrid”.

Pongamos que cualquiera de nosotros tiene un primo o una prima que ni se acuerda de la última vez que fue al teatro, o que le suena que le llevaron a ver con el colegio “La venganza de Don Mendo” o algo así, pero nunca sabe a qué teatro porque seguramente ahora tiene nombre de helado o de aseguradora. Pongamos que charlando con nuestra prima o nuestro primo surge el tema del teatro y tal, porque nos quiere y sabe que nos gusta y eso, y dice:

Joder, ¿hay que ver cómo está el patio? Llevo un tiempo leyendo por ahí que el teatro va de puta madre. Y luego lo del teatro alternativo. La de salas alternativas que no paran en Madrid de hacer teatro alternativo. ¿Estarás contento? ¿no?

¿Alternativas? ¿alternativas a qué? ¿alternativas a qué tipo de tradición escénica? ¿alternativas a los dinosaurios públicos? ¿alternativas a los teatritos privados? ¿alternativas a las grandes cagadas privadas? ¿alternativas a las alternativas de siempre? ¿alternativas para qué público? ¿alternativas para qué tipo de creadores? ¿alternativas a qué industria escénica?

Que quede claro, mola que se haya generado este movimiento escénico en Madrid. Parafraseando a Perogrullo, cuantas más salas de teatro abran, mejor; cuanta más gente esté haciendo teatro, mejor; cuanto más público vaya al teatro, mejor; cuantas más posibilidades existan en el campo escénico, mejor que mejor.

El problema es, por decirlo rápidamente, la apropiación de un universo lingüístico. Palabras como vanguardia, experimentación, etc., no sé si pertenecen al mismo universo que Microteatro por dinero, La casa de la portera, etc. Por supuesto que cada sala es un mundo, y habría que hacer un análisis pormenorizado de ellas. Pero como decía antes, se está gestando una narración que parece haber conformado una realidad escénica compartida masivamente, en la que Madrid está lleno de salas alternativas como Nave 73, Sala Mirador, Sol de York… en donde se hace un teatro alternativo que, a lo mejor en esto sí que tienen razón, lo está petando en taquilla. Pero el tipo o los tipos de propuestas escénicas de dichas salas en poco se distinguen de aquellas que se programan en las anquilosadas salas públicas y privadas que sirven de negativo al definirlas y categorizarlas. El lenguaje es perverso. Una de las primeras compañías del actual director del CDN se llamaba “Producciones Marginales”. En los artículos mencionados se pueden leer cosas como:

“Un abigarrado circuito de espacios de pequeño formato que se suma a otros emblemáticos del off madrileño: Cuarta Pared, Triángulo, Alfil, Pradillo…”

“Autores y directores han encontrado su hueco en espacios de vanguardia”

“Sobre sus tablas se encuentra la esperanza de renovación del teatro en la capital”

“Son un laboratorio perfecto en el que experimentar con nuevos lenguajes escénicos”

 “La explosión está aquí y todo el mundo la aplaude”

Esto es lo que el público recibe, y consecuentemente es lo que busca cuando va allí, y lo que seguro termina encontrando. Ojalá fuera como lo cuentan, de verdad, pero no creo que así sea. Por dibujar una cara más al poliedro. Por cuestionar toda esta narrativa… No me creo lo que me cuentan. Y estoy convencido de que esta historia hace un flaco favor a las artes escénicas.

Lo repito, estupendo que abran salas, estupendo que los creadores encuentren un espacio en el que desarrollarse, estupendo que el público de teatro aumente… pero llamemos a las cosas por su nombre. Si al decir tobogán estoy diciendo tiburón, o si al decir esponja estoy diciendo tenedor, tenemos un problema. Confunde. ¿Alternativas? NO en cuanto a innovación y renovación de lenguajes escénicos… o sí, lo cual será preocupante a medio plazo. SÍ, vale, alternativas en cuanto a otra forma de entender la industria escénica, de la que habría que aprender algo.

Por ejemplo, han utilizado y evidenciado el deseo latente que existía en el público de encontrar algo nuevo. Atención, la gente está ávida de experiencias vivas. Aprovechémoslo. Dejemos de lamernos las heridas. Sabemos que el público se hace.  Blablablá. Pues a por él. A por el público y a por sus gustos. En Barcelona ya pueden celebrar la tercera temporada de la Secció Irregular del Mercat de les Flors. En Madrid Teatro Pradillo es una prueba más de que hay esperanza y mucho trabajo por hacer. Los problemas de este tipo de propuestas son otros. Tu Perra, promiscua colaboradora en Perro Paco nos hablaba de ello en su último post. Es verdad que en este país existe un techo para dichos contextos escénicos. “¿Y qué vais a hacer con ese techo?”, preguntaría nuestro primo o prima. A lo que tendríamos que responder: reventarlo a hostias. A ver qué pasa.

Un Perro Paco

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