Artes en vivo a lo grande

Acepto el encargo de escribir sobre (M)IMOSA / Twenty Looks or Paris is Burning at The Judson Church, pensando que me meto un poco en un berenjenal. Lo acepto con sed de fuera. Mucha SED DE FUERA. Ver cuerpos y propuestas que parece que nunca hacen parada en nuestra ciudad… porque no tienen un contexto donde mostrarse (1). Porque como sabéis aquí, y en este “campo” – que no voy a entrar a hablar si son las artes en vivo, artes transdisciplinares, la ex-danza, o como queramos definirlo, o no definirlo, que a veces es más sano –  se han cargado EL CONTEXTO. Ni festival NEO, ni Radicals Lliure, ni La Porta, ni Nits Salvatges, ni la esperada Secció Irregular que nos daba un poco de luz cada mes. Y sé que es peligroso decir esto, porque nuestra ciudad está llena de pequeñas células activas en forma de proyectos autogestionados o semi que hacen mucho trabajo para que propuestas arriesgadas salgan a la luz…

(Y aquí podría abrir un paréntesis muy largo, para hablar en primera persona de llevar un espacio autogestionado, de cómo parece que este año la conversación que tenemos cada vez que nos cruzamos personas que gestionamos estos micro espacios – que todos abrieron alrededor del fatídico 2012, cuando los contextos culturales empezaron a caer como moscas – hablamos de que se nos están acabando las fuerzas, que el D.I.Y que nos llevaba a hacerlo todo nosotros mismos, todo y a cualquier precio, quizás tiene que mutar a un D.I.W.O (do it with others) sumando proyectos. De eso hablamos en el primer encuentro de “Campamento base”, que tuvimos hace poco en Fireplace con algunos espacios – todos de artes “visuales” porque aunque vayamos de trans-disciplinares, en Barcelona aún no nos cruzamos lo suficiente – un encuentro que provocó un magnífico artículo de Caterina Almirall en A-desk que os recomiendo.)

Pero NO HABLO DE ESTO. Hablo de propuestas con cuatro o cinco performers o “makers” (como dice mi querido Pablo Gisbert) en un escenario grande, con unas buenas luces y sonido y con aforo de más de cien personas… artes en vivo A LO GRANDE. Eso es lo que no veo (casi) nunca en mi ciudad. Y para eso hace falta dinero. Dinero que, queramos o no, sólo pueden activar desde plataformas más grandes. Y pienso cómo sería el trabajo y la vida de muchxs de lxs creadorxs locales, si estas cosas pasaran en sus vidas más a menudo… Si las referencias que te da alguien, desde Bélgica o Francia, no las tuvieras que ver siempre en youtube y aparecieran ante ti de carne y hueso, si el trabajo de los que están realmente llevando las cosas al límite pudiera hacer “parada i fonda” en nuestra ciudad, si cada vez que ves las giras programadas en las páginas web de lxs creadrxs que te quitan el sueño, vieras BARCELONA en la lista. Pero señoras y señores, esto no ocurre… o por lo menos a mí, no me ocurre.

Y ya veis… Aquí ya con todo esto escrito y sin meterme en el berenjenal… Porque para mí el berenjenal era escribir sobre esta pieza que se inspira en el documental París is Burning (1970) de Jennie Livingston sobre el movimiento vogue; un docu donde se hace un retrato de los (balls) fiestas en las que en los años 60 mayoritariamente competían gays, travestidos y transexuales con el objetivo de imitar identidades sociales y de género muy arquetipadas sobretodo por la moda, por esas portadas de VOGUE. Pero, además, el propio título de la pieza también nos habla de Judson Church, el “templo” de la nueva danza, donde un grupo de creadorxs cuestionó todo lo que se había llamado “danza” hasta los 60, y parió la danza postmoderna; de la posibilidad que los chicxs de Harlem se hubieran bajado a la Judson Church, sale esta pieza. Pero de esto ya habla muy bien Jordi Ribot Thunnissen, en el artículo que le encargó el Mercat de les Flors para nutrir de contenidos su web. Así que, a partir de ahora, voy a asumir que os habéis leído ese artículo para seguir leyendo este (os dejo un poco de tiempo para hacerlo).

Y ahora, escurriendo el bulto del berenjenal, tengo que decir que si no supiera nada del vogue, de los balls, de la judson church, o de la danza postmoderna, creo que igualmente hubiera alucinado el domingo cuando fuí al Mercat de les Flors. Cuatro presencias extraordinarias. Cuatro personas que no eran personaje, que se habían tragado a su personaje si es que realmente había algo de eso, porque el lugar desde donde nos hablaban, cantaban, bailaban o simplemente estaban entre nosotros sentados durante casi dos horas y media, era un lugar totalmente trans. Todxs eran Mimosa. Todo era Mimosa. Cada uno nos contaba por qué se llamaba así, cómo había llegado ese nombre a él/ella. Y todas las historias eran verdad. No había duda. Verdad de no-personajes. Tuve un momento de solape con la retrospectiva de Xavier Le Roy, de esos textos de cerca que nos contaba cada performer que activaba su retrospectiva en relación a la del propio coreógrafo. Y allí, a mi lado, estaban sentados algunos de los que fueron sus protagonistas. Sentados ya de cualquier forma, como en casa, porque es lo que sucede cuando una propuesta sale de los ya más que instaurados sesenta minutos – que se supone que siempre tiene que durar todo lo que se propone – y se alarga y alarga en el tiempo como está pasando con este post. Y ese tiempo expandido tenía un papel súper importante en lo que estábamos viendo; porque de repente esos cuerpos son casi parte de tu universo, porque llevas mucho rato con ellos, porque se sientan a tu lado a mirar el móvil mientras alguna otra cosa sucede en el escenario, porque cuando ya han pasado casi dos horas se juegan, a suertes frente a ti, cuál va a ser el orden de los cuatro solos que cerrarán la pieza. Así sin más. Todo de VERDAD.

Y salir del teatro pensando que esto nos tendría que pasar más a menudo, y no solo cuando el Mercat nos trae esta pieza que lleva años y años triunfando por el mundo. Porque al final parece que aquí empezamos a hablamos de trans cuando ya se ha convertido en cultura mainstream; cuando el suplemento S Moda de El País ya tiene una portada con la modelo trans Hari Nef explicando que no se comía un rosco, y que llegó un momento que en la misma semana le llamó Gucci, l’Oreal y no sé cuántas agencias de modelos para ficharla, está claro que trans está de moda. La revista Vogue anuncia en su página web que Hari Nef está nominada a mejor modelo del año, y que ya se ha creado la primera agencia de modelos trans del mundo; la misma revista/institución Vogue en la que se reflejaban los chicxs oprimidos de Harlem en los balls de los años 60.

Pero ¿significa todo esto que algo está cambiando? (en palabras de Hari Nef):

No. Hay una novedad: ahora se ha establecido una alianza entre este movimiento y el neoliberalismo. Eso es bueno y malo a la vez. Por una parte, nos ha proporcionado una plataforma mediática. Por la otra, generaliza una imagen de una comunidad que me parece imposible de generalizar. Los transgénero no comparten una misma cultura. Además, el género se define culturalmente, por lo que ser trans en Estados Unidos, en Filipinas o en África no es lo mismo. Hablar de «la comunidad trans» es, en el fondo, como hablar de la comunidad de los pelirrojos con pecas.

Y, salvando las kilométricas distancias, podríamos aplicar las palabras de Hari al contexto del teatro “contemporáneo” en nuestra ciudad…. Está claro que la respuesta es NO. Que salvo alguna ráfaga de oxígeno que inhalamos con todas las fuerzas que podemos, intentando mantenerlo dentro lo más posible para aprovechar hasta la última partícula de aire fresco que nos ha traído…. nada está cambiando. Que lo que algunos llaman “teatro contemporáneo” en Barcelona tiene poco que ver con lo experimental y transgresor, y se acerca más a esta cultura mainstream con soporte mediático que le dan algunos. Porque a ver si queda claro de una vez por todas, que no todos somos pelirrojos con pecas.

  1. Que quede claro que aquí me refiero a CONTEXTO no como espacio físico, sino como espacio de programación, de curaduría. Espacios físicos tenemos muchos y muy buenos donde se podría tener una programación estable de artes en vivo en Barcelona. Ahora falta que alguien más que nosotros desde dentro, entienda esta necesidad… estamos en ello.
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3 Respuestas a Artes en vivo a lo grande

  1. Tomas dijo:

    Bravo.

  2. bea fernandez dijo:

    amen!
    creo que llevamos soñando con eso años , muchos, tenemos hambre y sed de comida para pensar, contagiar, y seguir trabajando y tenemos sed y hambre de estos contextos si!
    y como tu dices, pareciera que cuando llegan son lo mas transgresor…pero joder!!
    llegan años tarde!!

    …que no lo voy a explicar mejor que tu, pero que viniendo de más atrás en el tiempo porque te saco unos años de vida y de profesión y también de cansancio….te digo que empatizo total con toda tu reflexión y que como dice la señora Idoia Zabaleta:

    cansadas de estar cansadas… pero algo nos sigue empujando hacia delante y es el ferviente deseo de que algo cambie

    PD otra cosa emocionante fue estar en la sala MAC, o sea, la sala MAC, la sagrada sala MAC, usada, trabajada y ocupada por un trabajo así de irreverente con la escena, así de poco sagrado , así de politicamente incorrecto, usada como lo que es, un espacio más de trabajo, un espacio más de posibilidad, ya basta de reservarlo para los grandes formatos..
    La MAC es nuestra. de todas!

  3. Pingback: Cuerpos vehiculantes | MAMBO

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