¡Que la fuerza nos acompañe!

2017. Año nuevo, vuelta al cole, nuevo comienzo, buenas resoluciones, grandes cambios, continuidad o simplemente nada. En esta época del año cada uno vive el cambio de cifra en el calendario según sus prácticas y enfoques personales.

A mí me gustaría volver y pararme sobre el último evento escénico al cual acudí en 2016.

Antes de permitirme un pequeño parón navideño fui a la sala Beckett de Barcelona el 18 de diciembre; iba a asistir al segundo día de Croquis, la muestra de proyectos escénicos en proceso de creación organizada por la compañía Atresbandes en colaboración con la sala Beckett y el centro cívico Can Felipa, que celebraba su tercera edición. La muestra dura dos días y se organiza de la manera siguiente: cada día cuatro compañías, colectivos o artistas presentan veinte minutos de un trabajo en proceso de creación. Durante la presentación el público tiene en sus manos una especie de cuaderno en el cual puede escribir comentarios, apreciaciones sobre lo que ven y que irán luego a la compañías. Al final de las presentaciones se propone un coloquio entre los artistas y espectadores donde se puede comentar las impresiones de manera más directa y entablar un diálogo que aborde tanto temas de metodología de trabajo como  reflexiones sobre el panorama cultural en Barcelona.

En su proceso de selección de los artistas pude apreciar el cuidado que los miembros de Croquis habían empleado en fomentar un espacio dedicado a la creación escénica contemporánea, ampliando el concepto de dramaturgia más allá de lo que se conoce de la sala Beckett, que habitualmente promociona dramaturgias textuales, y reuniendo así varias disciplinas escénicas sin la necesidad de separarlas o etiquetarlas. También, esta tercera edición se abrió por primera vez a artistas internacionales.

croquis-web

Varios de los participantes eran ex o actuales alumna/os del Institut del Teatre de Barcelona. Yo mismo estudié allí, también lo hicieron los miembros de Atresbandes. No creo pasarme diciendo que la ESAD opta generalmente por una enseñanza más bien convencional, acorde con un tipo de escena que se propone en el Teatre Lliure o Nacional, por ejemplo, y que en muy pocas ocasiones se atreve a abordar lo que llamó Rubén Ramos en su artículo Una habitación propia (publicado en sus Notas que patinan) “las raras artes”.

Fue una grata sorpresa para mí verles allí, aventurándose en nuevos terrenos de creación. Me dio la sensación de que nacía, de manera intuitiva, una necesidad colectiva de ampliar conocimiento y práctica en cuanto al ámbito escénico, rompiendo así con un modelo teatral antiguo, a veces provinciano, cada vez más insatisfactorio. Puede que sea ingenuo, pero esta experiencia, por muy anecdótica que sea, me dio algo de esperanza.

Durante la charla post presentación del Croquis me quedé en silencio, me suele costar participar en este tipo de encuentros. Sin embargo una pregunta rondaba mi cabeza; ahora me arrepiento un poco de no haberla formulado. ¿De aquí en adelante cómo piensa asumir la sala Beckett este tipo de acontecimiento en su temporada regular? O ¿por qué no están presentes programadores o representantes de otras salas de Barcelona? Al fin y al cabo la sala, siendo el principal contenedor del evento, se responsabiliza de lo que está pasando en su espacio.

Aparte, Croquis me sirvió para descubrir el nuevo espacio de la Beckett y, sinceramente, flipé. La muestra tenía lugar en la sala pequeña. El sitio me recordó en tamaño y equipamiento a la sala Hiroshima de Barcelona. ¡La sala pequeña! No sé, con una infraestructura así a mí no me da la gana de dar la sala Beckett por perdida en cuanto a espacio de creación contemporánea, todo lo contrario.

El meu nom és Hor, Cia Psirc. Croquis 2016

El meu nom és Hor, Cia Psirc. Croquis 2016

¿Lo que me llevo de 2016? Entre muchas cosas, recuerdo el artículo Una habitación propia. La inquietud por encontrar un lugar que le diese existencia y cabida a “las raras artes” y las iniciativas que desencadenó este artículo. Recuerdo luego una entrevista de Rubén (también publicada en Notas que patinan) a una persona anónima antes de la última edición del festival Sâlmon, y un comentario de esta persona. Decía: “Y del Lliure, el TNC, la Beckett, la Seca, etc. no podemos esperar nada. Es triste.” Pero también recuerdo una reflexión que hizo Semolina Tomic en una entrevista junto a Gaston Core en el programa Àrtic de Barcelona TV. De su lucha por hacer entender que lo que se considera aquí escena alternativa en el resto de Europa es de lo más normal en la escena actual.

A mí el episodio de Croquis me dio como la inocente convicción de que esto se está empezando a intuir por parte de los artistas que trabajan aquí, y que, tal vez a la larga o a la fuerza, acabemos contradiciendo a Rubén; que las raras artes ya no lo sean tanto, que no necesitemos tener una habitación propia sino que podremos por fin ocupar las salas de Barcelona, la Beckett, la Seca, como es merecido. Es mi deseo de año nuevo; que si consideramos el cambio de año como un nuevo comienzo, un nuevo capítulo, que sea entonces Una nueva esperanza, y  ¡Que la fuerza nos acompañe!

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