Imagen-texto, texto-imagen. Encantado. Un placer. ¿Tienes gasolina?

Gasolina

Trópico# 9: Tierra Quemada. Txalo Toloza y Laida Azkona. Antic Teatre/Barcelona

Capitalismo, Teatro, Paradoja, Texto, Bolsas, Transición, Romper la lógica de la narración, Directo e indirecto, Sentimiento actuado a modo de baile poco comprometido, Quemarse, Actuar, Lo político en el teatro, La responsabilidad del artista vs El secuestro del espectador, El dispositivo, El mensaje, Las intenciones…

Txalo Toloza y Laida Azkona empiezan en la entrada del teatro. La misma entrada que la de un bar muy lleno de peña en modo “me estoy tomando una caña y estoy de puta madre”. Fuera hay más gente de la que nunca se podrá ver dentro del teatro del Antic (las cosas claras).

Txalo recita o comparte una “plegaria”, la cual está totalmente distorsionada desde mi posición debido a que la mitad de palabras se me pierden por puertas que se abren, ruido de peña, carraspeos y, evidentemente, la distancia que uno tiene respeto al emisor. Esta “plegaria” ya comparte la visión o “cataclismo” de que algo “crítico” va a ocurrir. Las personas que tenemos delante tienen una opinión y quieren compartirla. Si hubiera oído mejor el mensaje a lo mejor mi experiencia sería distinta.

Abro paréntesis:

Estoy un poco cansado de piezas políticas y de piezas que hablan del consumismo después de que yo haya pagado una entrada. Evidentemente, la pieza no es solo del consumismo pero sí que es un leitmotiv durante gran parte de la propuesta. Me declaro un poco escéptico y distante delante de acciones protegidas por espacios escénicos, así como de opiniones radicales o críticas dentro de espacios culturales. Hace unos días, un programador europeo me dijo: “En estos tiempos, pongo realmente en duda si el espacio escénico debería ser usado como un espacio para la revolución. Si quieres una revolución, empieza por no hacer una pieza y ser más activo y constante con tu manifesto”. Discutir ese “otro” manifesto sería una pérdida de tiempo, de la misma manera que sería una pérdida de tiempo hablar de si el teatro es, hoy por hoy, una acción política o una acción egoísta o por uno mismo o su círculo. Vamos, que hay cosas de las que es mejor no hablar para no despertar los monstruos autoritarios que tenemos cada uno tatuados y en posición de guardia. Para no despertar opiniones MUY ensayadas y proteger las estrategias de cada uno. Esto se merecería otro post.

Pese a esto, considero a Txalo un artista muy comprometido. No es un publicista ni un panfletista. Cree en lo que habla y genera a muchos niveles. La pieza escénica sólo es un ejemplo de sus ganas de comunicar, entre otros muchos contextos donde ha generado.

Cierro paréntesis.

Entramos en la sala del Antic. Una sala que, debido a las nuevas gradas, tiene un gran problema de visibilidad.

Nota contextual: Todo lo que mencionaré a continuación tiene la acción paralela de personas del público moviéndose y encontrando una posición cómoda.  

Nota contextual 2: Este texto ha sido redactado sin informarme mucho más del proceso y sólo considerando lo que vi. Para tener otro acercamiento distinto a la manera de ver este trabajo os invito a leer las Notas que patinan #43 de Rubén Ramos.

Tierra-Quemada

Txalo y Laida viajan o circulan por una serie de textos, países, proyecciones, relaciones de significado, imágenes, poesía y instrumentalización del mensaje, así como encuentros casuales entre ellos o transiciones amorosas. Txalo es el maestro de ceremonias,  el humilde, el que se sale del guión, el que habla al público, el que tiene más información sobre lo que está haciendo, el que toma decisiones al momento y se da el espacio de cambiar lo que quiera. Laida es la actriz, la ejecutante, la bailarina, el espejo, la historiadora, la defensora, el hilo, la poesía, la disparadora, la amante y la acompañante. Sus cruces son importantes, sus transiciones son relevantes, su roce de manos, sus sonrisas, su aparente complicidad es importante… Hablan de quemar muchas cosas pero se cuidan en la propuesta. Se quieren.

Al grano: últimamente me pierdo en los textos que me ofrece el teatro y tiendo a no prestar mucha atención al mensaje que se me presenta de manera tan deliberada. Las palabras, a menudo, me distraen. Entonces, me convierto en un morboso del comportamiento y de cómo comunican los cuerpos. En el caso de esta propuesta, parece ser que el texto tiene un rol muy importante; un rol que podría ser más importante que el dispositivo escénico. Las palabras quieren coger mucho espacio y el espacio, desde mi punto de vista, no está preparado para ello. Por un lado, los textos están contados demasiado oralmente y eliminan, en muchos casos, el cuerpo que lo cuenta. Por otro lado, el espacio es manipulado a partir de la presencia de unas bolsas que le añaden un elemento poético muy invasivo durante gran parte de la propuesta, las cuales, debido a su presencia y volumen, quieren ser excusadas demasiado a menudo. Durante el trabajo, se crea una clara separación entre cómo se cuentan los textos y cómo se activan en escena. Me pregunto si existe alguna manera de “casar” los dos procedimientos.

Desde mi punto de vista, esta propuesta quiere despertar cosas que ya estaban despiertas en mí y protegerme a partir de su estética. De alguna manera, es una paradoja que me confronta casi todo el rato: Imágenes enfrente a textos, textos vs imágenes, contar con la palabra vs contar con el cuerpo hablando, querer quemarlo todo y no darse el espacio de “quemarse” en la estructura. De alguna manera, siento que estoy viendo dos piezas a la vez; una encima de la otra. Dos piezas fantásticas y generosas que, al estar juntas, se contradicen y que no acaban de fundirse pese a querer estar juntas. La labor de los intérpretes es innegable, las ganas de compartir son indiscutibles, las buenas intenciones de querer quemar las cosas desde una buena actitud es presente y apreciable, el efecto imaginativo se agradece… pero, mis deseos quieren ir más lejos: ¿Cómo llegar a hacer una pieza que nos critique desde la misma manera de experimentar el protocolo o el contexto escénico? ¿Qué posición debo tomar como espectador ante la poesía visual junto a textos incendiarios? ¿Cómo quemar el cuerpo? ¿Cómo quemar el mensaje?

Pero Perro, un perro muy pero

 

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Pongo o el sentido de las proporciones

Deminonde

Cuando a Roman Polanski le preguntaron por qué en mitad del rodaje de La semilla del diablo había sido tan déspota y cabrón al despedir al humilde dire de foto u operador (no recuerdo bien) de un plumazo contestó: “no volveré a trabajar nunca más con alguien que no sea exactamente de mi misma altura”. La suya era y será, digo yo, de 163 cm. El osado colaborador le comentó al pequeño genio fascista que veía un encuadre un tanto extraño de Mia Farrow hablando por teléfono. La sugerencia le costó la vida.

Viendo el otro día a Hermann Heisig y Nuno Lucas presentando en Teatro Pradillo su pieza Pongo Land (2008) pensé decididamente en ello. No soy tan bajito como Polanski, pero me di cuenta de cómo ellos dos, en el mismo instante en el que la coreografía se hacía carne (dos pavos en gayumbos produciendo movimiento), planteaban su verdad absoluta. Yo, capullo, no soy tú, y además cuando bajo el brazo se choca con tu crisma. ¿Que haré? ¿Armarme a tiros? No. Hermann y Nuno, maestros de la combinatoria, copiando el arcano mayor del tarot que sigue al loco 0, el mago, empiezan a mezclar(se), a pedir colaboración, a descubrir al menos una posibilidad, como si les fuera la vida en ello. Hay algo que me llama la atención y que me estorba un poco al principio, a saber, la sensación de que emplean una rigurosa matemática del recuerdo de los movimientos, de las contorsiones y que luego se torna espera, observación, mirada, estudio anatómico, incluso deseo a veces, erotismo del contacto, de las pieles y las extremidades que buscan afanosamente su derecho a la fusión, al abandono en el otro, sí, me gusta, empiezo a reír a través de ello, sensación que me calienta y me pone delante de dos seres inocentes a veces, vulnerables, payasos, y también aguerridos, conscientes de cómo funciona el viaje, afirmando lo debido. Y a veces animales misteriosos, animalarios arcanos, criaturas ya extinguidas en la noche de los tiempos. Estetas de geometrías humanas no euclidianas, de geometrías de la piel y las extremidades que se miden para encontrarse irremediablemente. Más allá de la voluntad. Irrefrenables cuerpos imán en la última cita antes de la expulsión del paraíso.

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Barthes en su Fragmentos de un discurso amoroso: “Espero una llegada, una reciprocidad, un signo prometido. Puede ser fútil o enormemente patético. Todo es solemne: no tengo sentido de las proporciones. Hay una escenografía de la espera: la organizo, la manipulo, destaco un trozo de tiempo en que voy a imitar la pérdida del objeto amado y provocar todos los afectos de un pequeño duelo, lo cual se representa, por lo tanto, como una pieza del teatro”.

En esa espera y observación del otro hay una necesidad a la vez casi exhibicionista de decirle al amado o al enemigo, al compañero, a la presencia impuesta, decirle, digo, decirle cuánto vale uno. Cuánto de propio hay en la soledad también. Y cuánta necesidad de locura, de liberación, y de comunión, de agarrarle la mano fuerte, y decir, mirando a los ojos, estoy en ello. Nos hace falta un poco de valentía. Chordata, Mammalia, Primates, Haplorrhini, Simiiformes, Hominoidea, Hominidae, Ponginae, Pongini, Pongo.

Pongo Land es el espacio del orangután, del ser que aberrado en el gran hermano propuesto por su vecino del tercero, hominidae, copia, reproduce, imita, toca lo que le separa y diferencia del otro. Ahí el espectador ha pagado ya su entrada para entrar en la ciudad de los horrores, para ver a los seres que han sido obligados a ser uno para el otro, obligados a una continua relación entre ellos. Al menos ellos son dos, pueden aún divertirse. Y lo hacen pero bien. Nosotros no sabemos si reír o llorar.

Hermann me recuerda al maravilloso Jaques Tati de Playtime y Nuno es un astronauta que ha perdido cualquier esperanza pero que sabe que el planeta que habita es suyo, propio. Ambos, todo un ejemplo de seriedad escénica.

Pongo Land aparece dentro de la propuesta del colectivo portugués Demimonde que nace en paralelo al festival Celebraçao y que ese mismo día presenta después un directo musical de Melhor Amigo, un dúo compuesto por Gui Garrido y Antonio Pedro Lopes.

Melhor

Nos dejan colchonetas y nos tumbamos y ante nosotros aparece la bestia performática Gui (he visto ya dos piezas suyas y cada vez me gusta más su potencia y su honestidad) junto a un Antonio & the Johnsons (alguien me dice que la voz es parecida) que consiguen ponernos a tono. Dejan clara entre canción y canción su formación en danza pero algún fan le pide a mitad del directo a Gui que abandone la mierda esa y se dedique a tocar, y sí, porque el fiera lo toca todo y bien. Mucho romanticismo pop y de sinte, Timber Timbre, el queer Antonio mencionado antes, las Cocorosie de la maison, Velvet… a ver si se ponen serios y sacan álbum, joder.

Pequeña videoplaylist sobre el trabajo de alguno de los creadores de Demimonde





Gloria Reznor

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He presenciado el Antic Teatre a través de la propuesta de Horman Poster o he presenciado la pieza de Horman Poster en el Antic Teatre

Pongo atención al teatro. Un espacio que ha tenido reformas pero que sigue creando un contexto similar en los trabajos que allí se muestran. Después de haber ido muchas veces al Antic, puedo corroborar su falta de marco y cómo, en muchos casos, el contexto creado por la estructura soporta mansamente los trabajos que se muestran. Somos muy pocos, todos sentados en unos bancos que me parecen poco cómodos y donde el culo me resbala y no acabo de encontrar la posición.  Debo hacer conscientes a los queridos lectores que hay algo en el Antic que no acaba de funcionar. Su apuesta por la diversidad es siempre positiva y ha aportado visibilidad a un gran número de artistas locales y nacionales. Pero aún siendo una fuente y una herramienta importante para el artista y la escena de Barcelona, no consiguen un público fiel y asiduo debido a la variedad de su programación. Me pregunto cómo podríamos ayudar a encontrar una solución, en el caso que haya interés en encontrar una. En tal caso, encaro directamente la idea de funcionar con la presencia de público. Y SÍ: Cuando digo público no quiero decir amigos. Estoy seguro que hay un público para propuestas como las que vi el fin de semana pasado.

Horman Poster están delante de mí mientras me distraigo con pensamientos sobre el espacio, sobre los bancos y sobre cómo crear un contexto (Definición: Conjunto de circunstancias que rodean o condicionan un hecho)  que sea cordial y que vaya a favor de los trabajos que se muestren. Es una verdadera lástima que haya tan poca gente. La falta de público tiene el peligro de convertir la propuesta en algo precario y eso es una verdadera pena. El trabajo y muchos de los artistas vistos en Antic, desde mi humilde punto de vista de perro, merecen más gente.  Eso es un hecho que implica al público, a la estructura del teatro y a los artistas que allí presentan y que no presentan: es una tarea de todos. Mi intuición me dice que el Antic no es un sitio cerrado (están trabajando mucho y es innegable). Por otro lado, también me dice que los artistas y el público, probablemente,  lo están cerrando por inercia sin considerar que es uno de los pocos espacios de Barcelona que apuesta por la línea de muchos de los trabajos de los que nos gusta hablar y que consideramos relevantes.

Pasado Perfecto enfoca, elimina y concluye la historia. Mediante simbologías y acciones que la propuesta va desenrollando, la presencia de lo histórico va perdiendo su propia relevancia al ser cubierta con eventos y anécdotas que se van acumulando una encima de la otra (la historia, probablemente, se muestre como la conocemos: sin detalles, confundida y camuflada con lo otro.). Este perro considera esa acción una constante que aporta al trabajo una extremada precisión. Cubrir, tapar, esconder, sobreponer, enterrar, revestir, tapizar… el pasado con más pasado, la historia con otra historia, la imagen con otra imagen, la tragedia con la alegría, la tragedia con otra tragedia, la celebración con otra celebración, la violencia con otra violencia… Un sinfín de imágenes que aparecen y desaparecen pero que dejan algún tipo de resonancia.

El dispositivo que presentan es interesante y me invita a viajar con ellos. El ejercicio se desarrolla con fluidez y con unas presencias escénicas muy cercanas y poco forzadas. Las ideas que se insinúan en este trabajo se relacionan muy directamente con la veracidad de la historia y su uso como herramienta compositiva. Lo que al principio es una oferta a recordar o hacer presente la historia del pasado perfecto que todos llevamos a cuestas, se transforma en una propuesta que se construye a partir de la imagen histórica y la memoria que se deriva de ella.

“El conocimiento, si verdadero, si científico, jamás interpretaba, transparentaba” José A. Marín-Casanova.

Aprecio su transparencia inicial y su labor informativa y práctica durante los primeros minutos del trabajo. Aún así, en algún momento que es difícil de nombrar, me siento distraído por herramientas más escénicas y recursos que tienden a una simpatía hacía el trabajo y hacía su labor. Su perfomatividad empieza a cambiar y todo empieza a tener un cáliz teatral que, desde mi humilde punto de vista de perro, no concorda de la misma forma con la propuesta que se desarrollaba al principio. De repente, lo que me parecía transparente se vuelve actuado.

A medida que se va acercando el final veo una tendencia a querer cerrar el evento histórico y darle una cierta veracidad. Me distraigo con esas ganas de querer hacer de lo que vemos algo “real y verídico”. Esta última sensación del trabajo me genera muchas preguntas a cerca de las condiciones en las que presentamos la ficción y su forma de corroborarlo en escena. ¿Es lo cotidiano una herramienta infalible a la hora de presentar la verdad? ¿Es el testigo más honesto que el intérprete? ¿Tiene lo casual mayor valor verídico? Y, al final, ¿cómo dirigimos la verdad dentro de un contexto artístico?

En este trabajo, Horman Poster se encaran a sus historias y a la historia, se muestran a partir de ella y componen a través de ella. Preguntan y cuestionan de dónde venimos y ensanchan el presente presentándolo como el momento en el que nuestra historia termina.

Un trabajo interesante que mucha gente de Barcelona se está perdiendo por cosas que aún no puedo llegar a entender.

 Perro Humilde

 

 

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Una escopeta para esa voz que se alza


recital-de-rock

Recital de poesía con baja asistencia.

Venga, antes de que llegue la avalancha de artículos sobre lo de El Conde, voy a hacer una contra al último artículo de Pablo Caruana, por aquello de que haya más voces, que yo a Caruana le aprecio mucho y sus Cartas a un joven imbécil fueron lo mejor de lo mejor. Bien, el artículo en cuestión nos cuenta una novedad, la inclusión de la poesía y los poetas en la programación de la Sala Mirador que lleva el ínclito J. D. Botto (Botto que escribió e interpretó esa obra, Un trozo invisible de este mundo, que a todo el mundo maravilló y que a mí me pareció pornografía nivel reportaje de El País Semanal, pero eso es otra historia). Bien, vamos con el mal rollo.

1. La semblanza del poeta. Humilde, delicadez, evitando la mirada, así describe Caruana al poeta Luis García Montero que abría el ciclo. Bien, Montero será todo lo que tú quieras, buen poeta (sobre todo al principio, luego más regulero), buen contador de historias, buen profesor, comprometido, pero lo que también es -y a todo el mundo se le olvida- es que es un corrupto. Montero y su clan, Prado, Sabina… que ustedes verán en el ciclo claro, se han dedicado a perpetuar su lugar de poder en el mundo poético a través de los premios literarios que gestiona con el editor Chus Visor, premios, claro, de dinero público. Pongámoslo de otra manera, algo de lo que nos hemos quejado en los últimos años mucho, el dedazo, colocar en puestos públicos a amigos, familia, familia de amigos etc. Esto es lo mismo, premios públicos dados a amigos y discípulos que luego se devuelven los favores dando otros premios y así se crea una red de favores y un pequeño grupo de poetas acapara premios, reseñas, publicaciones y ahora también espacio en teatros. No creo que tenga que ponerme a dar ejemplos pero si alguien está interesando en el tema tiene un ejemplo aquí: http://goo.gl/uWu2kX y con tirar del hilo un poco aparece toda la basura.

2. Bien, aquí llega el segundo problema, no sólo lo programan sino que le hacen programador, con lo cual podrá seguir perpetuando su red de favores y ninguneando a un porrón de poetas que parece que no existen (todos aquellos que no han publicado en Visor, es decir que no han sido supervisados por él). Si se fijan, todos los poetas jóvenes que menciona: Antonio Lucas, Carlos Pardo, Fernando Valverde, Raquel Lanseros (que no Lancero, Caruana), todos ellos premiados por él, todos ellos poetas de Visor, algunos de ellos sin interés alguno por lo que sucede en la calle y la situación actual (ensimismados ellos), objetivo que señala Botto para el ciclo. ¿De verdad no hay más poetas? O estamos en lo de siempre, ustedes no lo saben pero la poesía es todavía más gregaria que el teatro. Nos quejamos de la programación del CDN de la repetición de ciertos nombres continuamente y esto nos encanta porque son poetas y se suben a un escenario sin cuestionarnos nada. Por cierto, los cachorros, como han llegado a la poesía por ser amigos del maestro no por ser buenos poetas, son mucho peores que el maestro.

3. Algunas perlas:

“Yo tuve la suerte de conocer mucho a Rafael Alberti. Alberti era muy generoso con los jóvenes, fue él el que propuso a Jaime Gil de Biedma para el Cervantes sin entender mucho lo que significaba la poesía de Jaime, simplemente por complicidad con sus amigos jóvenes”

Bueno, pues más clarito no nos los podías decir.

Otra perlita: Mariano Peyrou, probablemente el mejor poeta de todos los nombrados en el artículo va de acompañante y a tocar el saxo, ole ahí, pero claro, los que no pertenecen al grupo van de acompañantes, hacen el coro, tocan el saxo en un recital poético.

Otra de Montero:

“este ciclo me pareció que estaba dentro de ese nuevo pulso, de una cultura más rebelde, con conciencia crítica y de pacto con el público frente a la España oficial”

En fin.

4. A mí la ejemplaridad en el artista me da igual, pero que este supuesto señor de la izquierda al que se le llena la boca con la palabra social y la lucha contra la España oficial y luego con sus actos se dedique a perpetuar la corrupción de esa misma España me da, perdónenme la expresión, por culo. Pero bueno, se podría argumentar que el hecho de que sea un corrupto no es razón para no programarle y sería verdad, que sea un corrupto es razón para meterlo en la cárcel, no para no programarlo. Y por supuesto que la Sala Mirador puede programar a quien quiera (aunque bien subvencionadita está), pero, quizá esto es lo que me gustaría que quedase de esta contra, seamos conscientes de que lo que se nos ofrece es una porción pequeña y bastante mala de la actualidad poética, y eso pasa por poner un programador como éste. Seamos conscientes de que ocurre algo nuevo (que no tan nuevo, poetas sobre los escenarios ha habido siempre) y volvemos a cometer los mismos errores. No sé si Caruana no estaba al corriente de todo esto por no dominar el ámbito o ha decidido agarrarse a argumentos buenistas como que tener a poetas en los escenarios es una buena noticia y siempre estamos tirándonos piedras a nuestro propio tejado y ya tú sabes. Ciao.

El Chucho

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Crónicas Checas. Festival Akcent (II)

Después del maravilloso comienzo del Living Dance Studio of Beijing, sigamos con lo de cronicar y lo de criticar, que a mí si no critico un poco se me queda el alma como perdida. Todo ocurre, como ya saben, en el teatro Archa de Praga (teatro en checo se dice divadlo, Perro Checo educa y divierte).

SHE SHE POP. Schubladen.

Pues bien, desde Alemania viene SHE SHE POP de los que no había oído hablar en mi vida, pero a los que no les debe ir nada mal pues venían de Japón. Los de SSP dicen que son un colectivo total (el total es mío), las piezas se construyen a partir del trabajo de todos, los textos vienen de experiencias personales del colectivo. Ojo, aquí cito: no hay autor, pero tampoco hay director ni hay actores. Se define como un colectivo teatral femenino (pese a la existencia de miembros masculinos) y se sitúa en el teatro experimental (ahora que estamos a vueltas con los nombres: alternativo, experimental, independiente…)

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Schubladen viene a decirse en español Cajón o Cajonera. Seis mujeres, tres criadas en Alemania del Este y tres criadas en Alemania del Oeste se dan cita en el escenario. Cada una trae consigo una cajonera llena de libros, cartas, discos de su pasado. En orden cronológico, es decir, desde que nacieron -70’s- vemos pasar los años a través de sus experiencias. Emparejadas con una criada en el lado opuesto, van analizándose las unas a las otras en una suerte de entrevista para comprenderse: hablan de sus familias, educación, colegios, músicas, amores etc. Permanecen separadas hasta la caída del Muro en el que se revuelven y siguen contándonos sus experiencias ya mezcladas, sus historias. Las actrices juegan, cuentan, cantan, bailan. Había un juego dramatúrgico interesante en el que cada vez que aparecía un término peliagudo en el lenguaje, la consorte gritaba stop y obligaba a puntualizar, definir, explicar el término haciendo imposible escaparse de los eufemismos. En el fondo, sobre una pantalla, fotografías de mesas y más mesas con sillas, entiendo que mesas donde juntarse, donde unirse.

El asunto así contado está muy bien. La cosa es que tampoco decían mucho. Las historias escogidas saltaban por tópicos de un lado y del otro en vez de profundizar en las historias privadas de cada una. En Praga hubo un alto porcentaje que se rió mucho, sobre todo con los chistes y tópicos de Alemania del Este, que entiendo era bastante similar a Checoslovaquia. Es interesante la ingente cantidad de información gracias a la que uno logra crearse un mosaico, pero desluce por culpa del empeño en arrancarnos la carcajada. A veces, aunque haya muchos que me maten por esto, no hace falta esa carcajada. O dicho de otra manera: la carcajada que viene de revelar algo privado sin buscar que sea gracioso pasa. Aquí estaba buscada exageradamente, a veces incluso por medio del clown. En fin, a la hora y media cuando todavía iban por 1991 y empezaban a hablar de campamentos y feminismo y sexualidad y un porrón de pamplinas me levanté y me fui. Los dos alemanes que tenía sentados a mi lado se habían ido una hora antes.

BACACI SJENKI (SHADOW CASTERS). Odmor od povijesti (Vacations from history)

Shadow Casters se presenta como una plataforma artística y de producción sin ánimo de lucro Croata. Vacations from history es la primera parte de su trilogía Process_City sobre El Proceso de Kafka y sus implicaciones filosóficas y políticas. La pieza me pareció bastante más interesante que la anterior.

Alguien te acompaña en la penumbra, coges una manta y te acercan a una litera, te cuidan, te acomodan, te tapan con la manta, hay más literas con otra gente, las literas están delimitadas por sábanas blancas, hay otros cuartos de sábanas blancas con otras literas, con otras personas. Todos los cuartos dan a un espacio central. Es muy tonto, pero te tumban, te meten en una cama, te tapan y bajan la luz y con eso casi basta. Entiéndanme, no quiero hacer aquí una defensa del teatro de los sentidos, nada más lejos, pero yo de pronto estaba en un campamento de la infancia, con las luces apagadas y los compañeros en las literas intentando alargar la noche para dormirnos lo más tarde posible.

Tumbados -hay otros en las literas, alguien que se mueve, alguien tose o se acomoda- se oye el ruido de una radio en otro cuarto, la luz baja un poco más, alguien se está lavando en algún cuarto de baño, alguien cuenta monedas, una breve discusión, alguien que prepara su cama, baja todavía más la luz. Alguien entra y enciende una vela, entra otra persona y mantienen una conversación en una lengua extraña, se susurran palabras, entra una tercera, se abrazan; luego salen dos, uno recita un poema, alguien se cambia, se apagan las velas, hay total oscuridad, se oye la radio. Uno está en la cama, uno está sólo.

Nada pasa y eso es lo interesante, no hay una historia, no hay una guía, pasan acciones, se oyen voces, pero todo revierte en ti, esa soledad y la memoria de tu cuerpo, la memoria que aparece al someter a tu cuerpo a una posición específica. Estás solo o mejor estás contigo mismo. Todo vuelve hacia ti y el laberinto de tu memoria es el laberinto kafkiano de las sábanas y los ruidos y los cuerpos que aparecen y desaparecen. Está tan oscuro que casi te duermes, habitas el espacio entre el sueño y la vigilia, vas y vienes. Es un poco aterrador, encontrarte de pronto en una profunda soledad sin escapatoria. Luego, amanece.

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Y eso es todo, no me da más. No sé si esto lo leen programadores, pero el Living Dance Studio es algo a traer a España. Y ya que me he tragado tres obras de teatro documental pregunto ¿quién hace teatro documental en España? (que merezca la pena, claro) ¿qué temas, eventos tratan? Hoy viene Lola Arias (la única que me sonaba) con El año en que nací, pero uno, los lunes, trabaja hasta tarde.

 

Perro Checo

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